¿Qué sabemos hoy, acerca de los cientos de ingenieros civiles, físicos, químicos, miembros del ejército, pilotos, familiares de víctimas, artistas y periodistas que llevan años reclamando la reapertura de la investigación? ¿Qué sabemos del descubrimiento del explosivo incendiario de alta tecnología que ha sido encontrado en el polvo de los restos del WTC por los científicos que trabajan para que se sepa la verdad?

El presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón, encabezó hoy la proyección del documental sobre los Cinco luchadores cubanos presos en Estados Unidos -Por favor, que el verdadero terrorista se ponga de pie-, del norteamericano Saúl Landau. El material, de unos 80 minutos de duración, muestra diversos hechos vandálicos cometidos contra el pueblo cubano desde el triunfo revolucionario, y explica la necesidad de conocer los planes agresivos fomentados desde Miami contra este país.

La familia del bombero Scott Kopytko conserva uno de sus uniformes, pero no el que utilizó el 11 de septiembre de 2011, ni nada suyo. Kopytko, de 32 años, pereció en las Torres Gemelas y sus restos jamás fueron recuperados: una circunstancia dolorosa y común entre las familias que ansían una respuesta: la resignación o la confirmación definitiva de que sus seres queridos figuran entre las víctimas del 11 de septiembre.

Un informe indica que el ejército estadounidense ha desarrollado una armada secreta que es entrenada para asesinar a supuestos enemigos en cualquier parte del mundo, particularmente en Iraq y Afganistán. El informe, publicado por el diario estadounidense The Washington Post revela que el ejército de EE. UU. ha desarrollado una organización llamada Comando Conjunto de Operaciones Especiales (J-SOC por sus siglas en inglés) que tiene la tarea de asesinar, arrestar e interrogar a sospechosos terroristas alrededor del mundo.

Es una escena que vivirá por siempre en la memoria no sólo de los estadounidenses, sino de millones de personas en todo el mundo. El desplome de una de las edificaciones más características del poderío económico de Estados Unidos parecía inexplicable la mañana del 11 de septiembre de 2001. Era una imagen que en aquel momento no requería de muchas explicaciones, los cuestionamientos vinieron después.

Diez años después de los atentados del 11-S, las teorías sobre distintos tipos de conspiración, que acusan de la tragedia a agentes israelíes o al propio Gobierno estadounidense, siguen desafiando a la versión oficial de los hechos. Un gran número de personas aún continúa creyendo que la organización terrorista Al Qaeda no fue la responsable de los ataques lanzados con aviones de línea secuestrados contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono en Washington, que dejaron unos 3.000 muertos.