El ángel del horror en Sabra y Chatila
Por Juana Carrasco Martín, especial para la Mesa Redonda
Fue una guerra atizada desde el exterior, como todas las que se vienen dando en el Medio Oriente, dice enfático el periodista Leonel Nodal.
En esta ocasión habla del Líbano a finales de la década de los años 70 y comienzos de los 80, país donde fue enviado especial o corresponsal de Prensa Latina desde septiembre de 1978 hasta septiembre de 1982, e integró el grupo de 14 cubanos allá, compartió en infinidad de ocasiones con la población palestina musulmana de los campamentos de refugiados, y también con los cristianos, y con los libaneses, por supuesto, cuando Beirut era ya una ciudad dividida por límites político-confesionales, y Fuerzas de Defensa de Israel estaban apostadas en el territorio hasta el número de 100 000, luego de la invasión de julio de 1982.
Nodal considera que la gran masacre entonces son los bombardeos diarios, de 20 y 24 horas consecutivas, donde murieron 20 000 personas, pero se trata en la Mesa Redonda de la Televisión Cubana de una masacre en particular, cometida en los campamentos palestinos de Sabra y Chatila entre el 16 y el 18 de septiembre de 1982,
Sabra y Chatila fue el colofón de una guerra muy bien documentada incluso por historiadores israelíes que dijeron que las tropas sionistas habían cometido genocidio contra el pueblo palestino asentado en el Líbano, porque en 1948 casi 200 000 palestinos obligados a abandonar sus tierras con la constitución del Estado israelí se desplazaron y vivieron en los campamentos de refugiados en Líbano. Incluso Arafat y la dirección de la OLP también se asentaron en Líbano cuando fueron expulsados y perseguidos por el rey de Jordania. En Líbano el movimiento palestino contó con el apoyo y fuerza de grupos progresistas árabes.
Pero las tropas israelíes lograron entrar en el sector musulmán, el sector progresista de Beirut, con el apoyo del gobierno de Estados Unidos, y Ariel Sharon, el ministro de defensa de Israel, autoriza a entrar en los campamentos palestinos, los rodean totalmente y se produce la masacre por parte de las milicias cristiano-falangista libanesa, incitadas por Sharon y el jefe de Estado Mayor, Rafael Eitan, y dirigidas por Elie Hobeika, el sucesor de Gemayel.
Las unidades falangistas, armadas con pistolas, cuchillos y hachas entraron el 16 de septiembre en los campamentos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila, situados en las afueras de Beirut, supuestamente para localizar guerrilleros de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), pero masacraron a la población palestina, la inmensa mayoría de sus víctimas fueron mujeres, ancianos y niños indefensos y esa acción punitiva se prolongó hasta el día 18 e incluyó violaciones, torturas y mutilaciones.
Las Fuerzas israelíes dispararon bengalas durante la noche para iluminarles el escenario de la matanza en los campamentos, y que los falangistas consideraron su venganza por el atentado en que había muerto, el 14 de septiembre de 1982 el líder maronita libanés y mandatario electo Bashir Gemayel y otras personas en la población cristiana de Damour.
Gemayel, dijo Nodal refiriéndose a las vivencias de un colega periodista francés, se paseaba en su carro exhibiendo la cabeza de una palestino degollado.
Idalmis Brooks, analista de temas internacionales, también participó en la Mesa Redonda que condujo Arleen Rodríguez Derivet, e hizo la valoración de la situación política que permitió este genocidio que tiene sus antecedentes en la pretensión de construir un Estado de Israel ue vaya desde el río Nilo hasta el Río Eufrates, y para cumplir ese objetivo Menahem Beguin se propuso reducir a cenizas la resistencia palestina y para ello tenía que invadir el Líbano.
La autoría real de los acontecimientos, de esos tres días en los campamentos de Sabra y Chatila —una suerte de barrios marginales que a 30 años todavía están así, dijo Idalmis que estuvo allí en el año 2008—, fue de Israel y si no fue una limpieza étnica, si de una parte importante, porque en los campamentos quedaba el remanente poblacional de los que ya habían salido obligados por la guerra y ola mayoría de los ue quedaron eran civiles. Allí hubo violaciones, torturas, pases con cuchillos…
La Comision Kahan, una comisión interna israelí, determinó que las Fuerzas de Defensa de Israel apostadas en el Libano estuvieron relacionadas con los hechos y no evitaron la matanzas, y dijo que Ariel Sharon debía ser removido de su cargo. Y qué sucedió después, pues Ariel Sharon llegó a ser el primer ministro de Israel, todas las responsabilidades dirimidas y allí no sucedió nada.
La Comisión Kahan se establece porque en Israel había vergüenza por lo sucedido, miles de personas manifestaron reclamando la investigación porque no admitían que había sido ejecutada a la sombra de la presencia israelí allí.
El periodista, Juan Dufflar, un amplio conocedor de los acontecimientos del Medio Oriente, consideró que Sabra y Chatila son 30 años de impunidad, pero en realidad la impunidad se extiende por 62 años, desde que surgió el Estado sionista de Israel, porque todos sus crímenes y son muchos, han quedado impunes desde entonces.
Más de 3 600 palestinos y un centenar de libaneses, son las víctimas contadas en Sabra y Chatila, y no se sabe cuántos fueron enterrados en fosas comunes, pero fue una matanza coordinada por Ariel Sharon, ministro de Defensa de Israel, en contubernio con el líder de la falange libanesa cristiana, que fue quien se responsabilizó.
Fue condenada por Naciones Unidas y su Asamblea General que la calificó de genocidio, y esa matanza es expresión del carácter y la naturaleza del estado sionista que, al igual que el capitalismo, nació rezumando sangre. La primera masacre fue la de Yelam, y Menahem Beguin reconocía que sin ella no hubiera existido el Estado israelí. Miles de palestinos tuvieron que abandonar sus hogares por el terror sionista, y hay una continuidad de masacres en territorios palestinos, en Líbano y Jordania, desde Beb Gurion hasta Benjamín Natanyahu. Golda Meier lo dijo así: «Los palestinos no existen». Los calcinados por el napalm en Canaan, no respetan las leyes internacionales.
Y debemos advertir que la masacre de Sabra y Shatila se ejecutó a la sombra y con la presencia de la Sexta Flota de Estados Unidos anclada en la rada de Beirut, pues los marines estaban en Líbano desde los años 50 supuestamente para garantizar la paz en el Líbano y realmente lo que dieron fue garantía para las masacres de pales tinos, las que siguen realizando en Gaza y en Cisjordania, y siguen negando el derecho a la existencia de ese pueblo.
Arleen recordó las recientes declaraciones del candidato republicano Mitt Romney, muy estrechamente vinculado a Benjamin Netanyahu, quien en una cena con donantes fue captado por una video grabación cuando decía que a los palestinos «no les interesaba la paz con Israel» y estaban «comprometidos con la destrucción y eliminación» de ese Estado, y que la paz «es impensable», por lo que de ser presidente no hará nada para lograrla.
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