Chávez no se equivocó con Nicolás Maduro
Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos de Roberto Garaicoa
¿Por qué la derecha hegemónica mundial apostó todas sus cartas por Henrique Capriles? El escritor y politólogo Germán Sánchez, quien en su condición de embajador de Cuba en Venezuela tuvo la desdicha de conocerlo, así lo define: “Es una persona calculadora, oportunista. Es un simulador capaz de decirte la mentira más absoluta sin inmutarse”.
El ex diplomático, quien también le reservó a Capriles el calificativo de sínico, vivió los días tormentosos de abril de 2002, en los que las turbas fascistas intentaron penetrar la embajada cubana en Venezuela.
Justo en aquel entonces Capriles era el alcalde de la demarcación donde quedaba enclavada la sede diplomática de la Isla, y en medio del asedio tremendo, este hombre fue al diálogo con Germán, donde, al decir del propio ex embajador, “tuvo la desvergüenza de proponerme revisar el inmueble, y ante mi negativa me deslizó que no entendía el inconveniente si el embajador de los Estados Unidos le había permitido desplazarse sin problemas por toda su sede”.
Estamos hablando de un sujeto que, según el politólogo Germán Sánchez, respaldó el golpe de Estado de 2002. “Es un individuo fascista, que se deja manipular. Bueno, ya hemos visto lo que recientemente provocó tras saberse perdedor en las urnas, y el pueblo va a sacar sus conclusiones de esta experiencia.
“Él le sigue el juego a los intereses de los EE.UU., que están buscando todos los recursos para desestabilizar a esta nación. Ya sea con Carriles o con los demás voceros de la contrarrevolución, van a intentarlo todo por la desunión, van a buscar todas las brechas con ese propósito”.
¿Por qué a la derecha hegemónica mundial no le conviene Nicolás Maduro? “Porque estamos en presencia de un hijo de la Revolución Bolivariana, y en consecuencia, de Chávez. Porque es un hombre humilde, nacido de lo más legítimo del pueblo venezolano, con convicciones y principios forjados desde sus raíces”.
Germán Sánchez, quien en su condición de embajador de Cuba en Venezuela tuvo también la oportunidad de conocerlo, así lo describe: “Es un hombre de una extensa vida política. Desde jovencito realizó actividades estudiantiles, con una actitud honesta y consecuente, y siempre estuvo muy entregado a la causa de los más desfavorecidos.
“Cuando lo conocí en el año 1989 tenía unos 26 años y en aquel entonces pertenecía a la Liga Socialista, una pequeña organización de izquierda que aglutinaba a luchadores sociales del campo estudiantil, sindical, de barrio, campesino”.
Por la Liga, que tenía su representación parlamentaria y un trabajo modesto de formación de cuadros a nivel de los sectores sociales, dentro de una estrategia de largo plazo, Nicolás Maduro pasó un curso en Cuba, un país del que se confiesa un fiel admirador y con su acción ha dado muestras muy fervorosas de ello.
“Cuando se produjeron los hechos del 4 de febrero de 1992 –continúa con su valioso testimonio Germán Sánchez, en la Mesa Redonda de este jueves-, Nicolás estuvo entre los jóvenes de avanzada que se entregaron a la lucha de Chávez. Fue a la cárcel a visitarlo y comenzó a hacer acciones para que lo liberaran. También estuvo entre los que lo acompañaron en el primer recorrido que hizo por las calles venezolanas y durante su primera comparecencia televisiva.
“Siempre estuvo entre las primeras filas de las fuerzas bolivarianas. Siempre trabajó por el proyecto de Chávez y fue, desde un principio, uno de sus más cercanos colaboradores.
“Se le vio en las comisiones para la campaña del presidente en el 98. Luego mereció, por su consagración y preparación, estar al frente de la Asamblea Nacional. Después, vestido de Canciller de la República, defendió con pasión y entereza la soberanía de su pueblo en los más diversos escenarios internacionales y estuvo en sus manos el propósito mayor de Hugo Chávez de dar pasos sólidos por la unidad latinoamericana”.
Quizás pocos vicepresidentes de una República, se le ocurre pensar a esta periodista, hayan tenido que vivir los días difíciles que le tocó a Nicolás después de su nueva investidura: seguir de cerca la dura enfermedad de su mayor mentor y líder entrañable, al tiempo que llevaba las riendas del país; tener que decirle al pueblo, con el corazón quebrado, de la muerte del hombre más grande del último siglo en Venezuela y, sin el suficiente tiempo para llorarlo, afrontar el peso de la responsabilidad de mantener la unidad y llevar la Revolución Bolivariana hacia el futuro.
Por ello es tan coherente lo que Germán Sánchez precisa: “Se trata de un hombre con una gran preparación y capacidad para asimilar el mundo. Tiene una formación filosófica, teórica. Conoce la historia de América Latina, ha visitado innumerables países del mundo. Siempre está buscando información, leyendo algún libro, algún documento. Es un trabajador incansable, y me consta porque me citaba a cualquier hora para cuestiones laborales”.
Sus amigos, de la infancia y los del liceo José Avalos, dan fe de su constancia, sabiduría, racionalidad, apasionamiento y capacidad para interpretar no solo la realidad que lo circunda, sino los problemas del país y del orbe.
No por gusto, nos recuerda el ex embajador, cuando José Vicente Rangel lo presentó, en su último acto de campaña electoral, dijo que era un hombre que iba a dar sorpresas.
¿Por qué a la derecha hegemónica mundial no le conviene Nicolás Maduro? Porque Chávez, una vez más, no se equivocó, cuando en diciembre de 2012 cifró todas sus esperanzas en este hombre fraguado y curtido al calor de la brasa de una Revolución tan intensa como la Bolivariana. Y porque en él vio, con los ojos de su corazón, su más fiel reflejo.
Creo que Chávez era y es un hombre extraordinario,que queria lo mejor para su pueblo por lo que su convicción profunda de que Nicolás Maduro estuviera en la prisidencia por si el faltara fue una manera de querer que su pueblo mantuviera sus conquistas y no quedaran a la interperie de las atroocidades del capitalismo.