El siglo de las Bellas Artes
Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos de Roberto Garaicoa
Quien desee acercarse a la magnitud de la Revolución Cubana debe conocer realidades como esta: aún sin salvarse el país de los años más duros de la crisis económica que sobrevino tras la caída del Muro de Berlín, por una de las primeras cosas que apostó sus menguados bolsillos fue por la recuperación del Museo Nacional de Bellas Artes.
Así, nuevamente, la dignificación del ser humano se puso en el centro de las decisiones políticas, por el ensanchamiento espiritual que implicaba la salvaguarda de un lugar como este. Esa voluntad, defendida en primer lugar por Fidel, permitió que esa institución arribara con lozanía a sus cien años de vida en este 2013.
En sus sedes, que justamente se multiplicaron en dos con la reapertura en 2001, se atesoran más de 47 000 obras, de las cuales es propietario el pueblo, precisó Moraima Clavijo, directora de este prestigioso centro.
Al referirse a los días fundacionales, alegó que Emilio Heredia, su primer inspirador, logró las primeras donaciones y que le debemos también a Antonio Rodríguez, su segundo director, depósitos también importantes que hicieron posible los cimientos del arsenal con el que hoy se cuenta.
La especialista añadió que el 28 de abril de 1913 surgió en su primera sede, y toda su historia también ha estado preñada de traslados hacia otras instalaciones y del engrosamiento de sus obras, como la que se hicieron en las décadas del 50 y del 60, años en los que hubo una recuperación importante de piezas patrimoniales.
A Marta Arjona también se le debe gran parte de la recuperación de piezas de valor, que luego se fueron clasificando y se le donaron a otras instituciones del sistema de museos, como al Napoleónico y al de Artes Decorativas, porque se ajustaban más a sus perfiles, “porque ya en los 70 se definió el carácter de nuestra institución, que estaría dedicada a la pintura, al grabado, a la escultura”.
El momento más significativo de este centenario museo, en opinión de Moraima Clavijo, fue a partir de los años 60, cuando se dieron los primeros pasos en la definición de las colecciones de arte cubano y las de arte europeo. También a esos años les debemos la preocupación por sumar a sus piezas el arte joven, contemporáneo, de mayor calidad que se estaba haciendo en el país.
“Esos momentos fueron definitorios, hubo exposiciones memorables. Y el pico de todos estos esfuerzos lo tuvimos a partir de su reinauguración en el año 2001, lo que nos permitió recolocarnos en el panorama cultural de la ciudad. A partir de esta fecha este museo, multiplicado en dos sedes, se planteó nuevos desafíos que favorecieron más de 200 exposiciones circulatorias y la visita, hasta el momento, de más de un millón y medio de personas.
La salvación de estas edificaciones estuvo en las manos del proyectista general y arquitecto José Linares, quien recordó que los principales empeños estuvieron centrados en cambiar la insuficiencia espacial y la falta de posibilidades tecnológicas para la preservación de las cuantiosas obras.
“Hablamos de un centro cultural que tuvo permanencia en varios lugares, hasta que finalmente Bellas Artes se situó en la sede actual, con la favorable particularidad de que se construyó con el objetivo social de que fuera empleada con fines museables, y ello nos permitió una intervención menos complicada”.
El otro edificio, el antiguo Centro Asturiano sí tenía mayores retos: fue necesario salvar también los valores patrimoniales de la edificación, para garantizar una doble lectura con la apreciación de las obras y el disfrute de los valores arquitectónicos del inmueble.
Según el experto, en ambos casos se asumieron aspectos generales como la protección climática, el sistema de seguridad para el museo y en el caso de Bellas Artes, las colecciones de arte cubano tuvieron un tratamiento especial en su iluminación, ya que se procuró combinar la luz natural con la artificial.
Para el arquitecto José Linares, este trabajo tuvo una significación especial en su vida profesional, ya que “fue una satisfacción enorme poder trabajar en la remodelación de instalaciones tan preciadas y porque el equipo de trabajo fue excelente”.
Moraima Clavijo también ahondó en cómo se ha multiplicado el accionar del museo: tanto las sedes de Arte universal como la de Arte cubano y contemporáneo, no son simples instituciones culturales para ir a admirar las obras, porque se trata de todo un sistema de trabajo que comprende la investigación de la obra, definir si es necesario intervenirla y después entra la museografía.
“Tenemos 18 curadores, y en general es un colectivo de profesionales muy valiosos. Hay que tener en cuenta también que si no se proyecta lo que hacemos a nivel nacional e internacional, pues el museo entonces no tiene la dinámica suficiente y las salas permanentes corren el riesgo de agotarse”.
Entre las propuestas valiosas que han mostrado mencionó la de Guayasamín dedicada a Fidel, “todas las exposiciones de los Premios Nacionales de Artes Plásticas y también las de tesis de nuestros curadores. Igualmente conmemoramos los cien años de todos nuestros grandes artistas”.
En esta cuerda de pensamiento, Niurka Fanego, jefa del Departamento de Colecciones y Curaduría, hizo énfasis en que “tenemos cuatro salas transitorias y la sección de arte cubano que pasa por este espacio mostró hitos importantes de lo que hemos presentado entre el 59 y el 2012, también este año homenajearemos los centenarios de González Puig y de Carreño y dedicaremos asimismo un espacio al video arte.
Entre los atractivos que reservarán para estas jornadas de celebración de su siglo de vida, refirió que van a haber una especie de ventana indiscreta, pero con todo propósito, para el público, para que entren a nuestros almacenes. “Igualmente este año tendremos una exposición de Ever Fonseca, en su condición de Premio Nacional de Artes Plásticas”.
En la sección dedicada al Arte universal, explicó que se harán exposiciones centradas en la etapa fundacional y al crecimiento de sus repositorios. “Inauguramos una muestra temporal de lo que se vio en 1913, algo que ha requerido de mucho esfuerzo y de mucha colaboración, porque aquellas primeras obras pasaron a alimentar el tesauro de otras instituciones”.
Tendremos otra exposición este año, sostuvo, de obras escogidas de los museos de la Isla que tienen colecciones de arte, lo que nos permitirá reunir por primera y única vez estos fondos.
También en este año de aniversario son varias las instituciones que han rendido homenaje a este valioso colectivo del Museo Nacional de Bellas Artes. Niurka Díaz, jefa del Departamento de Comunicación, refirió que la Unesco, por ejemplo, les dedicó este año; y la Oficina Nacional del Programa Martiano les entregó la distinción Honrar, honra.
La Basílica de San Francisco también les dedicó una gala homenaje, igual que el Ballet Nacional de Cuba y la Escuela de Ballet, el Conservatorio de Música Amadeo Roldán, la Orquesta Sinfónica Nacional y las Romerías de Mayo.
A todos estos reconocimientos se unieron además la Unicef, la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, el ICRT, Artes Lauro y el Icaic, entre otros.
También con motivo a la fecha centenaria se han desarrollado actividades como la cancelación de sellos, conciertos, actividades infantiles, talleres infantiles y eventos teóricos.
El 18 de mayo, por el Día Internacional de los Museos, destacó la Jefa del Departamento de Comunicación, Bellas Artes desarrollará una jornada de puertas abiertas, en la cual propondrá un abanico de opciones para los asistentes ese día a la instalación.
Moraima Clavijo, la directora de este prestigioso centro, resaltó que van a editar un libro para cerrar estos cien años, en el que se va a resumir lo que ha pasado hasta ahora, de una manera amena. Es una especie de colofón.
En su intervención en la Mesa Redonda de este jueves también resaltó que “entre los desafíos que tienen en lo adelante está mantener la proyección del Museo a nivel internacional, escenario en el que nos hemos ido posicionando como una institución cultural prestigiosa y con lo cual hemos garantizado exposiciones que han venido de muchas partes y hemos también expuesto nuestras colecciones en otras naciones”.
Los museos, que tienen como propósito fundamental conservar el patrimonio para las generaciones venideras, ocupan un lugar privilegiado en las políticas públicas cubanas, el siglo de esta institución y los caminos que se trazan, son un fiel reflejo de este espíritu.
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