El Che crece
Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos de Roberto Garaicoa
El Che nunca podrá identificarse con el pasado, porque este pensador revolucionario fue, a la vez, el protagonista de hechos muy radicales, lo que le da a su pensamiento una carga de prestigio y atractivo extraordinarios. El Che identifica la no rendición, la constancia, la intransigencia. Forma parte de una memoria histórica de lo que pueden lograr los seres humanos a través de la lucha.
Esa interpretación aguda del Doctor Fernando Martínez Heredia, de uno de los hombres más intensos e inagotables de la Revolución Cubana, la asumí con pasión desde hace varios años, cuando el Premio Nacional de Ciencias Sociales la compartió con estudiantes de la Universidad de La Habana, en una conferencia que nos permitió entrar a la vida y obra profunda del Guerrillero Heroico desde una dimensión nueva.
El pasaje volvió, recurrente, cuando la Mesa Redonda de este jueves nos puso frente a un panel de altos quilates para abordar al Che, a partir de una amplia gama de resignificaciones de su legado a la luz de nuestros días, en los que Ernesto Guevara de la Serna hubiera celebrado su 85 cumpleaños.
Así nuevamente escuché los sabios conocimientos de Martínez Heredia sobre el pensamiento y la praxis de Ernesto, quien vivió y murió por las revoluciones socialistas de liberación nacional y por el proyecto comunista de sociedad. “Hablamos de un hombre que rompió todos los consensos con el orden vigente en su tiempo. Tenía una propuesta anticapitalista que fue trascendente en su contexto y tiene prolongaciones en el presente, porque es creadora de posibilidades. La propuesta, la política y la teoría del Che son tres aspectos superiores a las cosas inmediatas que tenía que resolver en su momento.
“Es la política de un revolucionario que nunca abandonó su vocación de intelectual, que es capaz de irse por encima de lo que es lo inmediato. Él tuvo la visión de entender que una Revolución es un triunfo contra lo imposible y que lleva una estrategia. Al mismo tiempo advirtió que una Revolución verdadera implicaba un cambio profundo de las personas y de las circunstancias”.
Fernando Martínez precisa además que el Che nunca soslayó la importancia y necesidad de que las personas sepan leer y escribir, para que tuvieran capacidad de comprender que las modernizaciones por sí solas no son la Revolución, sino un vehículo de la Revolución.
“El Che es un pensador de la praxis. Uno se encuentra una y otra vez con que lo único que puede vencer al capitalismo mundial es una superior reproducción de lo que se espera de la vida social. Carlos Marx decía que el socialismo iba a ser consecuencia del desarrollo, pero para el Tercer Mundo el desarrollo tiene que ser consecuencia del socialismo”.
Uno puede simplificar lo que ya no es, dijo Martínez Heredia, pero es muy difícil ser grande, incluso su posteridad fue muy difícil. Sin embargo, los que pensaron como él lo trajeron físicamente en el año 97, y regresó cuando el capitalismo estaba en su auge en el mundo.
En los años en que él vivió, comentó el experto, el capitalismo estaba perdiendo sus potencialidades fundamentales: promover una promesa, incluso, para el que no puede consumir, pero para el que puede tener el sueño. Y 20 años después de su muerte sobrevino el capitalismo con la promoción del éxito individual. “Por ello siempre habrá que volver al pensamiento del Che y encontrar lo que no parece evidente e, incluso, ir contra el sentido común, porque en sus ideas encontraremos una fuerza para contrarrestar al capitalismo”.
“En las obras del Che podremos descubrir la posibilidad para que cambie lo que tiene que existir y que las cosas no se reproduzcan como se tienen que reproducir, para así poder formar una colectividad unida, capaz de hacer que aparezcan nuevas realidades”, fundamentó.
La capacidad crítica del Che es fundamental, argumentó Martínez Heredia, porque él pudo ver las deficiencias del socialismo. El Che planteó que tenemos que ser mucho más que un sistema de distribución, e incluso fue capaz de darse cuenta de que los países que integraban la antigua URSS iban hacia el capitalismo, y lo hizo a la altura de 1965, y no era un profeta, sino que empleaba el pensamiento revolucionario”.
Fernando Martínez comentó que el Che sabía que lo político y lo subjetivo tienen que ser fundamental, y concebía a la norma como la herramienta para medir lo que cada uno de nosotros aporta a nivel social. “Él era un defensor de que cada uno cumpliera a nivel social lo que le correspondía”.
Otra de las lecciones de Ernesto Guevara, añadió el experto, es que tenemos que convertir a la sociedad en una gigantesca escuela.
La Doctora María del Carmen Ariet García, coordinadora científica del Centro Che Guevara, aportó que el Che fue un pensador y defensor del tránsito de una sociedad hacia su emancipación. “Siempre tuvo una mirada de esto desde nuestros países y aspiraba al desarrollo bajo una concepción integral”.
Hablaba, sostuvo, de que era necesario formar a un hombre con capacidad para asimilar la tecnología y sintetizó el pensamiento consecuente del proceso revolucionario, para que sirviera de soporte para que otros países lo aprendieran, pero no como copia”.
La especialista puso énfasis en que el Che decidió ir a otras tierras porque entendió que su aporte era necesario para los movimientos de liberación nacional de América Latina. Y subrayó además que para el Che el sujeto era el actor fundamental de la transformación social.
“En los primeros discursos hablaba de un nuevo tipo de hombre, con un motor interno, que es la conciencia. Para el Che había una fórmula imprescindible para el desarrollo de las sociedades socialistas: productividad + conciencia. En su opinión, el socialismo se hace para el hombre, no es una sociedad espontánea, este se comporta conscientemente para radicalizar el proceso”.
El Che nos dejó, entre sus tantas enseñanzas, que la obra construida es el resultado de un trabajo colectivo y que es el hombre el vehículo y la herramienta esencial si se quiere estar en una sociedad solidaria, socialista.
En este profundo recorrido por la intensidad de la vida del Che, que fue espacio también de sentido homenaje a la obra que nos legó, el Doctor Pedro Pablo Rodríguez enalteció la ética del Che, que tiene estrechos vínculos con los principios martianos.
“Todo el mundo reconoce en este hombre su limpieza total y su rectitud en la conducta: jamás se aprovechó de su condición de liderazgo para atribuirse beneficios de índole personal. Tuvo una capacidad de entrega que lo acerca a Martí, quien anduvo con montones de dólares en los bolsillos para la causa libertaria cubana y jamás se atrevió a coger nada para sí, siempre estaba con su traje raído y los zapatos rotos”, destacó.
En su exposición, Pedro Pablo Rodríguez resaltó que precisamente esto le daba mayor capacidad de liderazgo. “Eso necesitamos más en la sociedad nuestra”, apuntó.
El Doctor Roberto Regalado, por su parte, aludió a que hay quien ha querido en el mundo estigmatizar al Che en su condición de guerrillero, y él era un revolucionario integral. “Pensaba, decía y repetía que a la revolución violenta se llega cuando hay un país convencido de que hay que emprender la lucha armada, y llegó a la conclusión de que en la América Latina que él vivió la única manera de llegar a la independencia era por la vía armada”.
Al Che, precisó, lo asesinan en Bolivia en el año 1967, cuando en América del Sur la lucha armada pudo no tener éxito, pero lo que sí no tenía posibilidad era una transición pacífica. “Y si ahora la realidad es distinta en la región, se debe, fundamentalmente, al acumulado de luchas en este continente. Si no hubiera habido una Revolución Popular Sandinista, por ejemplo, no habría hoy un gobierno progresista en Nicaragua”.
El Doctor Gilberto Valdés Domínguez coincidió con este parecer: “Todo lo que se callaba, después de la muerte del Che emerge, justamente por este acumulado de lucha. América Latina es un escenario con avances indiscutibles, pero que tiene tensiones y desafíos, y uno de ellos es el ético, donde puede encontrar en el Che a un poderoso referente. Otro de esos retos es el conflicto que tiene este sujeto pueblo, que tiene que hacer un uso contrahegemónico de sus propios mecanismos electorales y hacerle frente, paralelamente, a la corrupción”.
“El pensamiento de Ernesto Guevara no podemos agotarlo. Él tiene una visión integral de la dominación, no la veía como algo externo, sino que involucraba a todas las estructuras. En su percepción defendía que la conquista no podía ser solo de los territorios y de los recursos, sino que también había que conquistar las subjetividades y las identidades”.
En su mirada al legado del Guerrillero Heroico, hizo énfasis en la importancia que cobra toda su obra para América Latina, donde el acumulado cultural tiene que ser un arma contra los intentos de colonización, que están muy latentes. “Es necesario, al mismo tiempo, tomar el poder, refundar el poder, no podemos verlo de manera estanca. Y hay que entender al capitalismo como un fenómeno también de la subjetividad”.
Haga un comentario.