Ciudades patrimoniales: esencia y razón
Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos de Roberto Garaicoa
Hay en Cuba un tesoro tangible que se comparte cotidianamente y de modo colectivo: su gente y sus ciudades patrimonio. Y lo más singular: uno hace al otro, y viceversa.
Por todo ello, lo que apueste al mejoramiento, a restañar, a elevar el espíritu y a jerarquizar la cultura como elemento transformador, se ha colocado en el centro de las políticas de la nación cubana.
En esa línea de acción se inserta la nueva Red de oficinas del historiador y conservador de las ciudades patrimoniales de Cuba, creada en enero de este año por acuerdo del Consejo de Estado y que quedó bajo la responsabilidad del Doctor Eusebio Leal Spengler.
En la Mesa Redonda de este jueves, un importante núcleo de protagonistas de ese tejido de trabajo ahondó en lo táctico y estratégico que proyectan, para que la dignificación de los cubanos siga siendo esencia y razón.
Leal Spengler precisó que no solo todo tiempo futuro tiene que ser mejor, sino que no se puede hacer un mejor futuro sin mirar el pasado. Por ello para hablar de Santiago hay que mirar lo que el ciclón significó, porque hoy es algo ejemplar el trabajo de la Oficina del Conservador si hacemos referencia a esa epopeya y a cómo el pueblo salió con una magnitud increíble para superar cualquier realidad. El Conservador de esa ciudad desarrolla una labor encomiable con su equipo, con el Plan Maestro, con las autoridades, con las publicaciones, que permite que se pueda apreciar una ciudad renovada.
El Historiador de La Habana partió de ese ejemplo para situarnos en el papel del Historiador: “es el hombre que ampara y protege, y defiende que se construya bajo ordenanzas, bajo lo establecido”.
En su intervención puso énfasis en la importancia de las escuelas talleres, actores indispensables en la difícil faena de salvar, de poner luz sobre lo gris. “También hoy tenemos como valor agregado el despliegue de las cooperativas de restauradores y se han aprendido las artes del vitral, de la cal, al tiempo que ha aparecido el deseo de las ciencias para ejecutar con la mano lo que el corazón manda”.
En sus palabras enalteció el despliegue del Plan Maestro de Ciudad de La Habana y al de Cienfuegos, así como el de las personalidades que han participado en la recuperación de Bayamo, de Remedios, de Trinidad y Sancti Spíritus.
Otro de los que está poniendo todas sus energías en el éxito de esta Red es el máster Alejandro Hartman Matos, historiador de Baracoa, la primera villa fundada por los españoles en Cuba. Este apasionado de su entrega habló de la celebración de los 500 años de vida esta ciudad el 4 de noviembre de 2012. Rememoró el reto de que llegara a su medio milenio de existencia con un mejor rostro y acentuó el logro de la Casa vernácula, con sus techos, con su personalidad propia.
Recordó en su intervención los golpes del ciclón Ike y del mar de leva, efectos de los cuales solo han podido levantarse por la preocupación y atención de las autoridades y la participación del pueblo, quienes han hecho posible la salvaguarda de su patrimonio.
“Esta es una ciudad de unos 3 000 habitantes, que tienen el privilegio de una naturaleza exuberante y de un patrimonio que se extiende a sus comidas típicas y tradicionales. También poseemos el Parque Alejandro de Humboldt, con su especificidad zoológica y nos preciamos de que por nuestro territorio desembarcara el gran José Martí.
“A todos estos tesoros se suma la catedral, recientemente restaurada, y el paso peatonal, que hemos logrado adoquinar. Pero a su vez tenemos entre los elementos pendientes que el 60 por ciento de las casas están en un estadio regular, para lo que hay que hacer el Plan Maestro”, puntualizó.
“No tenemos grandes fábricas en Baracoa, pero sí una gran voluntad en todo su pueblo, y ese bien tenemos que aprovecharlo y ponerle todo nuestro amor a todo lo que emprendamos”. En ello están, en su opinión, la clave.
El máster José Rodríguez Barreras, quien lleva las riendas de la conservación en Camagüey, explicó que el reto mayor está en acompañar faenas relacionadas con la responsabilidad de mantener valores que pueden hasta rebasar nuestras propias fronteras, como es el caso de esta ciudad, que es Patrimonio Cultural de la Humanidad.
“Nuestra Oficina trabaja con una base conceptual teórica, atendiendo las peculiaridades del camagüeyano, a sus grupos humanos, a las especificaciones de cada espacio. En Camagüey el juicio crítico es muy agudo, allí no se permite hacer lo que no esté a la altura de esa ciudad. Por lo que se tienen en cuenta los procesos de concertación bajo la guía del Gobierno”.
Todo este esfuerzo, destacó, ha tenido como consecuencia la mejoría de la calidad de vida de la gente, no solo en el orden material, sino en el espiritual. “Por ello es tan importante la conciencia, el legado y es necesario que se aprenda a hacer”.
Tenemos, resaltó, un monitoreo constante de las transformaciones para adaptarla al nuevo contexto. “No se puede perder una fachada, porque se pierde el encanto de la ciudad y su memoria física. Es un trabajo gigante de todos los días, donde siempre hay que volver”.
El experto comentó que desarrollan un proyecto que se llama Ciudad 500 para rescatar y mejorar inmuebles como el del hospital Amalia Simoni y el Museo Provincial, entre otros.
En nombre de los resultados de la ciudad de Trinidad habló el máster Norberto Carpio Calzada, conservador de este espacio entrañable del país. “Trinidad se dirige a su medio milenio de vida en 2014 y para esa fecha queremos tener relucientes, entre otros espacios, el Valle de los Ingenios.
“Ahí se realizan más de 700 acciones constructivas. Queremos que el trabajo sea armónico con las pretensiones de los pobladores, y que ellos a su vez participen respetando las ordenanzas. El crecimiento que exhibe la ciudad requiere además asesoría, porque nadie puede hacer algo arbitrariamente que afecte al conjunto”.
Mencionó también el empeño dirigido a restablecer el acueducto, una necesidad que también acompaña el desarrollo económico del territorio. “Hemos analizado al mismo tiempo que la ciudad requiere de otros circuitos para el turismo y se ha trabajado en el rescate del Palacio Iznaga como hotel”.
Al compás de estas tareas, la Habana Vieja igualmente se renueva. El Doctor Eusebio Leal puntualizó que nuevas vistas renacen a la vida, para devolver el esplendor a la ciudad y legar a futuras generaciones el patrimonio que nos distingue como nación.
Con esa línea de pensamiento renace un símbolo de Cuba: el Capitolio, que será sede de la Asamblea Nacional del Poder Popular. El Puerto de La Habana igualmente se salva, gracias a la obra del Mariel. Al mismo tiempo se labora en las obras constructivas del Prado, en la Manzana de Gómez, en la Avenida del Puerto, en el Gran Hotel, en los monumentos a Calixto García y Antonio Maceo…“Se trabaja como hormigas, porque en La Habana hay mucho que hacer”.
Leal Spengler sintetizó que “esta Red que se ha creado es expresión de la voluntad política de un país para salvar lo suyo, lo que no significa una abstracción ni un privilegio de élites, sino un derecho de las vanguardias sociales”. Compartió además que hay que luchar por los sentimientos de justicia y unidad, por el pan y también por la belleza.
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