Julian Assange abraza las causas de Cuba
Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos de Roberto Garaicoa
Nuestras causas son sus causas. Así lo demostró hasta a nivel simbólico, cuando apareció en la pantalla -vía Skype-, luciendo en el lado izquierdo de su chaqueta una cinta amarilla. Luego dijo más. Habló del bloqueo que ejerce Norteamérica contra la Isla, comparó su encierro con las condenas desproporcionadas impuestas a Gerardo, Antonio, Ramón, Fernando y René, quienes estaban infiltrados en organizaciones anticubanas en Miami; hizo alusión al financiamiento imperial a Yoani Sánchez, significó el derecho a la información y subrayó la manipulación constante y la vigilancia permanente a que todos los ciudadanos estábamos expuestos por el Estado mediático construido por los EE.UU.
Fueron unos 30 minutos de diálogo, que a los presentes en la videoconferencia (imagino) le debe haber parecido menos tiempo, por la intensidad del momento y por estar justamente “conectados” con un hombre a quien recibieron como a un Héroe, por su resistencia, por su consecuencia y por su defensa a los derechos universales desde ese espacio de comunicación contrahegemónico que es Wikileaks.
A Julian Assange le ha costado. Lleva más de 400 días en la embajada ecuatoriana en Londres, víctima de la violación de los propios derechos internacionales, esperando que el Reino Unido de la Gran Bretaña no obstaculice la decisión soberana de Quito de ofrecerle asilo político en esta nación latinoamericana. Pero no habló en tono dramático sobre su realidad, ni se observó contraído… se mantuvo sereno, entre amigos. Del lado de acá los sentimientos no fueron menores: el hombre tantas veces demonizado por los medios internacionales de comunicación resultó cercano, entrañable. Y se lo hicieron saber.
Allí –en el Centro de Información para la Prensa- estuvieron jóvenes periodistas, blogueros y estudiantes de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. Unos 50. No fueron más porque la propia realidad tecnológica lo impidió. Mas la solidaridad social, ese valor instituido entre cubanos, hizo que ese testimonio no quedara solo en los protagonistas y testigos del hecho, y el encuentro se multiplicó, se ensanchó a una velocidad impresionante por la web y a un ritmo on line. Tampoco ese patrimonio quedó solo en el escenario 2.0, se visualizó además en la Mesa Redonda de este lunes, con lo que se dio la posibilidad a que, desde todos los hogares, participáramos en el intercambio.
La profesora Milena Recio, del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en el umbral de la presentación radiotelevisiva se refirió al curso de Ciberperiodismo que permitió este puente Londres-La Habana, y que fue además posible por las puertas que abrió Pedro Miguel Arce, editorialista del diario La Jornada, de México.
La académica hizo énfasis en varios conceptos ineludibles, como el hecho de que la globalización de la comunicación nos permite tocar el mundo, y nos pone ante el imperativo de organizarlo para hacerlo vivible. Expresó que Assange nos demostró la importancia de la transparencia, de la libertad, de la confidencialidad y del derecho que tenemos a la información que ha sido trastocada. Al tiempo que significó que este hombre con su lazo amarillo manifestó que esta causa no es solo endémica y va más allá.
La periodista Rosa Miriam Elizarde, subdirectora de Cubadebate, aludió a que Julian Assange comenzó a transparentar lo que sabíamos sobre el espionaje permanente a los ciudadanos, y puso sobre el tapete cómo Estados Unidos nos miente con el pretexto del ciberterrorismo.
Sobre el encuentro expresó que hubo un cruce de emociones muy fuertes entre los presentes, y catalogó el suceso como una Tribuna antiimperialista. “Fue un momento hermoso, mágico”. A lo que esta redactora añadiría que desde el jueves 26 de septiembre, las causas de Assange también serán más nuestras.
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