Vergüenza contra vandalismo
Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos de Roberto Garaicoa
En la trama social cubana desconciertan (y mucho) las heridas que dejan a su paso los hechos vandálicos. No solo por las magulladuras que provocan en el patrimonio material de la nación, sino por las lesiones que también generan en la espiritualidad de este país, que solo podrá prefigurar su crecimiento con la antítesis de estas conductas.
Por la trascendencia de este asunto, la Mesa Redonda bojeó la geografía del fenómeno, que al decir del subdirector del periódico Juventud Rebelde, Ricardo Ronquillo, no es intrínseco de Cuba, sino que es un problema universal.
El experto alertó que desde la propia etimología de la palabra con que se nombra, se reconoce la antigüedad del tema, que se remite a las tribus de vándalos que en una época remota ocuparon ciudades en diferentes regiones de Europa. Un concepto que además se utilizó en la Revolución Francesa, y que en su génesis se traduce como una agresión a la propiedad social.
Aurora Vázquez, profesora de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana, refirió que son hechos que laceran la propiedad y a la sociedad en su conjunto, porque forman parte de una afectación que se le produce al medio, y que puede alterar el ecosistema, con sus impactos negativos en las cuevas, en los árboles…
En esa meditación profunda que provocan las definiciones, Ricardo Ronquillo añadió que el vandalismo es a su vez la expresión de una sociedad que se agrede a sí misma y es un fenómeno que se agrava en Cuba con la crisis económica vivida en los últimos años, que se ha traducido además en una crisis de valores, de la colectividad.
En una pregunta que puso en el vórtice de la responsabilidad a los jóvenes, el panelista aludió a que no son solo los más nuevos quienes incurren en estas indisciplinas, “ni son ellos los que desarrollan todas estas tendencias”. A lo que Aurora Vázquez sumó que los grupos etarios tienen diferentes conductas, lo que no quiere decir que este sea un problema exclusivo de un tipo de grupo, sino que abarca a toda la sociedad.
La especialista reconoció que lamentablemente observamos un refuerzo de estos elementos negativos. Y en esa cuerda de pensamiento, Ricardo Ronquillo advirtió que, aunque estas indisciplinas han ido creciendo y diversificándose, no podemos permitir su naturalización, es decir, su aceptación como algo común.
El reverendo Raúl Suárez Ramos, director del centro Martin Luther King, durante una entrevista que ofreció para este espacio, precisó que el propio Fidel en el año 1993, en pleno Periodo Especial, dijo que la etapa de crisis económica sería una especie de crisol donde de cada persona emergería lo mejor o lo peor.
En la lucha contra estos fenómenos, dijo, es imprescindible la unidad de la comunidad. Y esta reflexión la sustentó en las diversas experiencias que ha tenido su centro en el trabajo barrial, con proyectos que han desarrollado de conjunto con los Pastores por la Paz, y que han implicado un desafío para esos barrios. Por ello consideró que esta es una batalla que ética y moralmente hay que hacerla de conjunto con todas las instituciones y sobre todo a nivel de base.
Sobre las propuestas comunitarias que también desarrolla la Universidad de La Habana, la académica Aurora Vázquez sostuvo que hay estrategias muy valiosas, como una que se ejecuta de conjunto con el Ministerio del Interior, y que tiene un perfil preventivo. “Este proyecto, que se llama Alma Mater, ha tenido una acogida positiva por parte de los estudiantes, y ese es un primer paso para luego seducir a los actores en la base”. También hizo referencia a que las instituciones deben reformular sus proposiciones a través de las experiencias que se vayan ganando con los alcances de estos proyectos.
Ricardo Ronquillo, por su parte, aludió a que es imprescindible abordar el tema de la responsabilidad institucional que debe existir alrededor de este fenómeno. “En la mañana de hoy leía cómo los trabajadores de una industria ferroviaria en Guantánamo se apropiaban de las traviesas, y esto es algo que no se puede entender, porque cómo es posible que esos trabajadores atenten contra su propia empresa, contra la entidad que les da su salario. Y es que la gente siente a la propiedad estatal como algo ajeno, y siente a la propiedad social como algo que es de todos pero que nadie responde por ello”.
En opinión de Aurora, hay varios factores que no se pueden obviar para enfrentar esta realidad: la utilización de todos los medios jurídicos para que no exista un clima de impunidad y desarrollar proyectos económicos.
El actor Omar Alí, quien también fue interpelado por la Mesa Redonda, comentó que en estos momentos existe un llamado a que como ciudadanos seamos activos, a partir de lo cual se reconoce la inactividad de la que hemos padecido ante un entorno social descuidado. “Hay que enfrentar lo mal hecho y hay que aplicar las leyes. Pero todo no se resuelve con llamar al 106, este es un recurso al que hay que apelar ante los hechos más violentos. Y tenemos personal entrenado y preparado, al igual que los medios, en nuestra Policía para hacerle frente al vandalismo, pero esto no es lo más importante, lo más necesario es que tengamos una sociedad consciente y que sea proactiva ante estos desagradables sucesos”.
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