Fundamentalismo religioso, una doctrina oportunista
Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos de Roberto Garaicoa
¿A qué se le llama en el mundo fundamentalismo religioso? ¿Cuál es la base de actuación del fundamentalismo?, a partir de estas y otras interrogantes se tejió la Mesa Redonda de este martes, que contó con la participación de valiosos especialista que pusieron en contexto este fenómeno y lo abordaron también a partir de sus prolongaciones en Cuba.
El reverendo Raúl Suárez explicó que el siglo XIX fue de grandes desafíos para la teología cristiana, porque se dieron nuevas lecturas a la Biblia y se buscó su relación con las culturas, las ciencias sociales y la crítica cristiana a la sociedad. “Un grupo de teólogos asumieron el liberalismo teológico, ante lo cual sectores norteamericanos reaccionaron con un movimiento. Iniciaron una reconsideración de sus propios criterios y los redujeron a 4 o 5 criterios teológicos, pastorales de la iglesia cristiana, que llamaron fundamentos. Fue una reacción con la que se redujo la comprensión y práctica cristiana, lejos de enfatizarla y unir la fe en buenas obras. Estos fundamentos lo que hicieron fue marcar la fe a un rígido sistema de creencias religiosas”.
Otro aspecto, dijo, es que la fe de Dios se hizo subjetiva, intimista y verticalista. “Se perdió la horizontalidad y el pecado se estructuró en leyes, lastimando la dignidad humana. En forma creciente el movimiento se fue experimentando en la ideología norteamericana, y justifica y legitima el sistema capitalista: Los pobres son pobres porque esa es la voluntad de Dios, y los ricos son ricos porque eso es lo que quiere Dios. Un principio que no es más que la impiedad ante las desigualdades sociales”.
De 1907 a 1910, el movimiento asumió cada vez más posturas de ideología religiosa de derecha y se unió a la extrema derecha política del partido republicano. Por ejemplo, Bush se reunió con líderes de denominaciones de EE.UU. para pedirles q tenían que apoyarlo porque Dios se lo había pedido, y el 40 por ciento de los votos provino de religiosos.
El pastor argumentó que evangélicos en América Latina es sinónimo de protestantes, mientras que evangélicos en Estados Unidos es sinónimo de fundamentalista. Al tiempo que comentó que no se trata de un problema de ser conservador o fundamentalista, sino de estar identificado con esta ideología que representa una ideología de extrema derecha política.
Carmelo Álvarez, profesor del Seminario Discípulos de Cristo, expresó que este fundamentalismo ha sustentado también una política de terror, como fue con el caso de Efraín Ríos. Se dijo: “Dios lo llevó a la presidencia de Guatemala”, y nunca se mencionó su ascenso por un golpe de Estado, y así transcurrieron 11 meses en los que se utilizó a Dios para sembrar terror y violencia. Ese es un fundamentalismo con deshonor.
En el caso de George W. Bush y su teología de la prosperidad, comentó el experto, lo que se hizo fue predicar más un fundamentalismo con ropajes de oración: créelo, tenlo, piénsalo, búscalo, siembra y cosecha. “Se les dice a los pobres que van a ser ricos con la fe positiva que viene de Estados Unidos. Y lo que hicieron fue rastrear la carga ideológica de un pensamiento muy elegante que enmascara la posibilidad de prosperar: si das dinero, recibes más dinero, y lo que hicieron fue sacarle más a los pobres tras esa cortina de prosperidad ideada”.
Ofelia Pérez, jefa del Departamento de estudios socioreligiosos refirió que la revitalización religiosa en Cuba se dio a partir de los años 90 con manifestaciones que se oponen a la ortodoxia, con nuevos discursos , más contextualizados y con la influencia del exterior, fundamentalmente de los Estados Unidos.
Ellos tienen como estrategia, argumentó, dar soluciones rápidas a los problemas, dan un conjunto de respuestas novedosas y contextualizadas que se ajustan a la vida, y apuntan también al confort emocional que garantiza la certeza de prosperidad ante carencias materiales. Generalmente la feligresía se concentra en pequeños núcleos que trabajan en casas o en pequeños templos, y retoman el discurso de prosperidad, con un líder joven, carismático, con una imagen próspera, ajena a las dificultades, y sugieren pertenencia y participación. Proponen prosperidad y salvación, en una relación ensimismada con el futuro y el porvenir.
“El discurso, destacó, dista de la práctica, pues cada vez están más dispersos, fragmentados, separados, sin relación ecuménica, solo defienden el ego por encima de todo y aspiran al liderazgo, a un estatus de vida… Tienen, mayoritariamente, líderes de formación corta, acelerada, y se articulan con la comunidad, se implican en la sociedad desde la horizontalidad con redes que se van estableciendo, creando. Los grupos se van dividiendo, se incorporan fieles en menos tiempo y es un proceso acelerado que responde a estructuras verticales con objetivos muy claros”.
Ofelia Pérez precisó que en un estudio entrevistaron a múltiples personas en 11 provincias y 35 municipios. Se exploró acerca de si reciben financiamiento, y sin embargo no fue explícito ese dato, lo que se contrastó en Internet, donde se encontraron bases teleevangelizadoras, soporte técnico, vínculos, posibilidades de viaje, misioneros que van y vienen, o sea, los grupos son conscientes de las influencias exteriores en su sostén. La injerencia se establece principalmente en estas aristas que no son explícitas para esos grupos dentro del país.
Pablo Oden Marichal, profesor del Seminario Evangélico de Teología de Matanzas, aclaró que el fundamentalismo no es una religión, ni una denominación cristiana, sino una actitud, una conducta a partir de conocimientos muy subjetivos, aunque haya personas que asumen esos grupos sin saber que están en grupos de ese tipo y están allí por determinados encantamientos.
En Estados Unidos esto tuvo un desarrollo y no pierde su vínculo con el protestantismo continental europeo ni británico. Es importante, subrayó, conocer que todo esto conforma una ideología americana con representantes en el Tea Party. El fundamentalismo atraviesa las ideas y en los 90 aparece en Cuba, tras la caída de la URSS, de forma inducida.
Carmelo Álvarez consideró que esta ideología es oportunista, porque apunta a las necesidades del ser humano. Y el reverendo Raúl Suárez añadió: Las instituciones crean partidos políticos para tomar el poder e imponer a la sociedad disciplina en cuestiones morales, pero la iglesia no debe inmiscuirse en la política.
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