Zafra 2013-2014: se calientan los motores
Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos de Roberto Garaicoa
El sector azucarero en Cuba, desde hace dos años, “aceita” todos sus engranajes para lograr un ritmo progresivo de crecimiento de un 15 por ciento en cada contienda, que supere a la precedente. Con ese concepto, que a la vez implica un gran desafío para un renglón que se “levanta” de su peor comportamiento histórico y es a su vez una producción centenaria en Cuba, se organiza la próxima zafra, que arrancará oficialmente el 20 de noviembre en tres centrales, y antes del 12 de enero tendrá a los 49 ingenios disponibles moliendo.
Sobre el comportamiento de la anterior zafra y la estrategia de desarrollo que se ejecuta en el país en vistas a ir superando los lastres, intervinieron en la Mesa Redonda de este miércoles Noel Casaña, vicepresidente de Azcuba; Juan Carlos Pérez, director de Atención de productores en Azcuba, y Ángel Miguel Méndez, director de Atención de plantas industriales, en Azcuba.
El directivo Noel Casaña partió de que en la contienda de 2012 se creció un 12 por ciento, la producción se cumplió al 95 por ciento y la exportación al 99. Y como en esta etapa no se cumplió con el plan trazado para 2013, se hicieron los análisis pertinentes y se adoptaron un grupo de medidas.
“Tuvimos una cantidad de caña que no se molió por la arrancada tardía de un grupo de centrales, y perdimos más de 20 000 toneladas por una caña que no se cosechó, a la que se unieron los efectos dañinos de las lluvias y la ineficiencia agroindustrial por la calidad de la caña que llevamos al central. A partir de estos problemas se tomaron unos 46 acuerdos que han formado parte de la instrumentalización de la nueva zafra.
“La zafra de 2013-2014 está proyectada sobre la base de eliminar esas deficiencias, y nuestro propósito fundamental es moler bien, no perder tiempo en la industria; se destinaron los recursos a los puntos críticos en la maquinaria, que inciden en los resultados negativos. Debemos aclarar que el tema de los recursos está muy vinculado al diseño de financiamiento cerrado que tiene el sector. Antes el Estado le facilitaba al Ministerio los requerimientos, pero actualmente el Grupo empresarial asume su planificación y sus recursos, que están en correspondencia con el nivel de ganancias que tengamos. Ahora el mayor problema lo tenemos concentrado en el transporte automotor, por lo que todos los talleres están en función de esta problemática.
Los caminos cañeros, dijo, ha sido una actividad que no ha sido atendida con la prioridad que merece y hoy la situación es crítica en un grupo de lugares. “Por ello hemos activado a un grupo de brigadas especializadas, para irle dando respuesta a esta necesidad acumulada, porque es determinante tener los caminos en mejor estado para que no comprometan los tiempos de corte”.
Sobre la estrategia de desarrollo puntualizó que se ha trazado contemplando el plan de frescura (el tiempo entre el momento en que se corta y demora en llegar al central la caña), el estado de madurez de la caña para el proceso agroindustrial y se está trabajando para el completamiento de la fuerza, la cual posee sistemas de pagos vinculados a los resultados. “Este año, subrayó, se revisaron todos los sistemas de pagos, prevemos que las medidas que hemos tomado favorezcan el salario de los trabajadores”.
Según el vicepresidente de Azcuba, se han concebido como parte de la etapa final preparatoria de cara a la zafra, ejercicios de pruebas que nos permitan ver el estado de la maquinaria y certificar que las medidas adoptadas fueron cumplidas. “El tema de la cosecha, que es otro de nuestros puntos débiles, este año recibió una inyección de recursos: contamos con más de 50 combinadas, 82 camiones que se están remotorizando; se están reconstruyendo 212 remolques de camiones que no estuvieron en la anterior zafra y 60 autobasculantes, para que no tengan que entrar al campo y dañar los suelos. Y se está diseñando un nuevo prototipo de combinada cañera”.
El 20 de noviembre arranca la zafra en el central Manuel Fajardo, al igual que en el Rabí y el Mario Muñoz; en diciembre se suman 31 centrales más y en enero, antes del 12, el resto, que completan los 49 que molerán en esta contienda.
El directivo comentó que “estamos proyectando un aprovechamiento de la capacidad de molida de un 72 por ciento, un rendimiento en azúcar superior al 6 por ciento, y estimamos un crecimiento en un 18 por ciento en la producción de azúcar, con lo que se podrá aspirar a un millón 800 mil toneladas.
Juan Carlos Pérez, director de Atención a los productores en el ramo, precisó que este programa de desarrollo partió de una producción muy deprimida: teníamos solo 39 ingenios moliendo hace dos años y de 2011 a 2013 se mejoró el precio de la caña (de 50, se paga hoy 104 pesos por la tonelada que entregue el productor al ingenio, y este precio incluye factores de calidad).
El especialista explicó que en el proceso productivo Azcuba cuenta con 520 UBPC, más de 250 CPA y alrededor de 70 CCS, los cuales se han integrado al programa recuperativo, que ha incluido a su vez varios subprogramas de trabajo, como es eliminar las áreas vacías cercanas a los ingenios. “Se incorporaron 35 000 el año pasado y se van a incorporar 36 000 más, pero nos quedan más de 100 mil hectáreas por incorporar, las cuales deben incorporarse antes del 2016”.
“También se ha logrado consolidar un paquete tecnológico con grandes esfuerzos, pero hay que tener más tierra y mejor rendimiento de los retoños. Este subprograma relacionado con el aumento de la tierra pretende buscar 150 días de zafra en los ingenios, y 70 días, como ocurría hace dos años. Hoy varios centrales, como el 30 de Noviembre, en Artemisa; el Rabí, en Matanzas y el Fajardo, superan los 140 días de zafra, pero tenemos 16 que están por debajo de los cien días”.
El funcionario alegó que “el incremento de las áreas pasa por una etapa de preparación que requiere del buldoceo, y para ello se ha hecho un programa de remotorización. Buldoceamos ya unas 20 000 hectáreas, y el año que viene queremos llegar a las 36 000. Hay otro programa que tiene que ver con el crecimiento, en lo cual influye mucho el de riego y el drenaje, por lo que se ha tratado de buscar toda la obra hidráulica que tiene el país y que hoy no se explota adecuadamente, por ello estamos buscando recuperar estas áreas. En Cruces, en Cienfuegos, podemos lograr esto, como en el norte de la provincia de Villa Clara, con lo que se favorecerían unas 30 000 hectáreas; al sur del Uruguay, en Sancti Spíritus podrían contar con este recurso hídrico unas 3 000 o 4 000 áreas, y en Holguín nos beneficia el nuevo trasvase”.
Añadió que se están montando 36 máquinas de riego eléctricas, de las cuales 19 son de producción nacional. “También tenemos que tener mejores semillas y variedades. Todos los bancos de semillas del país tienen riego, y el 46 por ciento de las semillas están certificadas. En el caso de las variedades es un programa clave, porque tenemos que tener semillas de madurez temprana, mediana y más tardía. En el caso de las variedades hay que acompañar este proceso con el de los maduradores, en lo que tenemos experiencias aprobadas por todo el rigor científico”.
A mismo tiempo alertó que para llegar a los 150 días de zafra, hace falta tener sembrada la caña que se necesita, y “nos ha pasado que no somos previsores en los planes de siembra; tener la tierra preparada, tener mejores semillas y mejores áreas bajo riego. Los territorios que más han avanzado son Artemisa, Mayabeque, Matanzas, Cienfuegos y Ciego de Ávila, y las de mayores dificultades son Villa Clara, Camagüey y Granma.
Ángel Miguel Méndez, director de Atención a plantas industriales, explicó que este sector contribuye a resolver el problema alimentario, el déficit energético y los problemas medioambientales.
“En el caso de los centrales hemos previsto el incremento de las capacidades fabriles y el incremento del tiro directo, buscando eficiencia. Estamos planificando lograr un 45 por ciento del tiro directo, lo que nos ha permitido reducir 79 centros de acopio con el consiguiente ahorro. En la estrategia de desarrollo también se ha incluido la automatización de los centrales, lo que nos permite humanizar el trabajo y tributar al ahorro energético; el incremento de la calidad del azúcar y la recuperación de las capacidades de almacenaje de azúcar y miel
En el caso de la producción de derivados, dijo, se trabaja en la producción de alimento animal, “debemos incrementar la calidad del alcohol y rescatar las plantas de Dióxido de carbono, entre otros aspectos”.
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