Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos de Roberto Garaicoa
Este 10 de abril se cumplieron 145 años de la aprobación de la Constitución de la República en Armas en Guáimaro, y ese acontecimiento condujo a reflexionar sobre la fuerza del Derecho y de la cultura en la historia humana y también acerca del hecho de que, desde los tiempos forjadores de nuestra nación, la ética y el Derecho han formado parte del núcleo central del pensamiento jurídico y filosófico cubano.
El Doctor Armando Hart Dávalos, uno de los mayores inspiradores de ese análisis, propuso a la Mesa Redonda que no pasara por alto un asunto de tal magnitud. Por ello este viernes, varios expertos dialogaron sobre este tema de importancia vital, que ha configurado las esencias de nuestra identidad nacional.
La tradición constitucionalista en nuestro país, dijo el profesor Jorge Lozana, también asesor del Programa Martiano, tiene una lógica extraordinaria. Y para sostener sus argumentos fue a la obra del Apóstol, quien explicó que para entender la República en Armas había que ir al hecho de la democracia en armas. “Con apenas 20 años escribió uno de los textos fundamentales en los que alegó que Cuba ha llegado antes que España a la República, que se levanta en hombros del sufragio universal. Posteriormente, en la década de los años 80 del siglo XIX, Martí añadía que la paz tiene sus niveles, como la guerra y todo estado social, ya paz, ya guerra, es un combate, y todo ciudadano es un soldado, y el que no sepa combatir no es ciudadano”.
Precisó Lozano que el hecho de que Martí fuera testigo y analista del surgimiento de los monopolios del capitalismo en los EE.UU., permitió que siguiera conceptualizando este fenómeno con ideas como que “el único modo de vencer al capitalismo en los pueblos mayores, y el militarismo en los pueblos menores, es ser todos soldados. La historia posterior de Cuba le dio la razón. Esta Isla se convirtió en la primera neocolonia norteamericana, y el 15 de enero de 1934, y en marzo del 52 el militarismo rompió el país, por lo que no cabía otro gesto de democracia que ser todos soldados”.
Resaltó además cómo para Martí el Partido Revolucionario Cubano debía ser el de los hombres ilustrados y también el de los analfabetos, con el negro, con el mulato, con el indio, con los hombres y con las mujeres. Significa que Ana Betancourt tuvo la alegría de que había un Partido que le había concedido poder político a la mujer cubana.
Pero toda esta concepción democrática, enfatizó Jorge Lozano, tuvo su fecha de nacimiento el 10 de abril de 1969 en Guáimaro, un hecho que también marcó la proclamación del socialismo, que se adoptó en pleno estado de guerra, con los humildes, por los humildes y para los humildes, y todos con uniforme de milicianos defendieron su patria.
El profesor de la Universidad de La Habana Fernando Cañizares alegó que igualmente para llegar al 10 de abril de 1869 tuvieron que existir hombres como Félix Valera, quien fue la expresión contra la dominación española en América. Un hombre que radicalizó el constitucionalismo, el independentismo. “Desde el Seminario de San Carlos propició el conocimiento científico y eliminó las clases de latín. Fraguó a la juventud cubana y le dio la idea del independentismo radical, y Guáimaro asumió el independentismo radical de Varela”.
Llamó la atención sobre el hecho que eran hombres de leyes quienes en Guáimaro concibieron la República en Armas. “Los grandes hombres que han movido las sociedades generalmente han sido abogados, porque es un saber que genera la comprensión de la vida. El abogado tiene una comprensión integral de la vida. Marx, Lenin, Lincoln, Mella, Céspedes, Agramonte, Fidel… fueron abogados. Y como quienes estuvieron en Guáimaro eran también abogados, no debe sorprender que el texto constitucional se redactara en un día”.
En opinión de Cañizares, debía erigirse una República en Armas porque durante más de tres siglos la colonia española les había negado todos sus derechos a los cubanos. “El acta constitucional declara que todos los habitantes son enteramente libres, y a esas personas que eran esclavos se les van a reconocer los mismos derechos que a los cubanos libres. Supone una idea democrática que está presente en nuestro ideario constitucional. También fue vista como un marco de unión del proceso beligerante. Pero lo más interesante es que la Constitución fue concebida por cubanos y para los cubanos”.
Harold Bertot, miembro del Consejo Nacional Martiano, manifestó que la Constitución como programa político no alcanzaba una expresión valorativa dentro del ordenamiento jurídico, y que el escalón más alto se logra después a partir de la necesidad ir incubando otras demandas que desbordaban a ese texto. Pero este primer cuerpo legal expresa que la Revolución es fuente de derecho.
Aquella primera Constitución cubana expresó los niveles más altos de la cultura jurídica, política y social de la nación entonces emergente. En cuanto a esta disciplina, ese texto reflejó la influencia de los mejores pensadores y filósofos que —en medio de una Europa agobiada por el feudalismo, los privilegios y la aristocracia— proclamaron la consigna de Libertad, Igualdad y Fraternidad.
Resaltó que aquellos patriotas se propusieran dotar a la República, recién constituida en los campos de batalla, de un marco jurídico con sus instituciones como el establecido en la Constitución aprobada por la Asamblea Constituyente en Guáimaro en 1869, a los pocos meses de iniciada la contienda.
Para Yusuam Palacios, miembro del Comité Nacional de la UJC y presidente del Movimiento Juvenil Martiano, la nación cubana se fraguó a partir del Derecho. “Desde entonces nuestra tradición jurídica y constitucional ha signado el proceso. La Revolución cubana ha sido una sola, y si algo la ha permeado ha sido esta herencia. Esto es medular para entender la hora actual.
“El proceso de transformación radical se hizo para eliminar el viejo estilo capitalista. Y se ha asumido a la ética y al Derecho como una de las principales tareas. Por ello creo que hay que ir a nuestra cultura jurídica para afrontar los desafíos que tenemos y para ello hay que conocer las garantías de nuestra Constitución”.
Como recordara el Doctor Armando Hart, desde aquel tiempo, el tema del Derecho ha sido un componente fundamental de las luchas políticas y revolucionarias cubanas, orientadas desde el principio a garantizar la independencia nacional y la defensa de los intereses de los pobres y explotados. Los decretos de abolición de la esclavitud constituyeron el primer eslabón de una cadena de ideas jurídicas encaminadas hacia la justicia en su acepción cabal, es decir, universal, y fundamentada en sólidos principios morales. Asimismo, en nuestra tradición jurídica ha estado presente la necesidad de la unidad del país frente a sus poderosos enemigos.
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