Censo: Los números de Cuba (II parte y final)
Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos de Roberto Garaicoa
Si desea usted tener la fotografía más fidedigna del país, ineludiblemente deberá recurrir al Censo del año 2012, levantado en Cuba en el período del 15 al 24 de septiembre. Un proceso a partir del cual los números nos ponen ante realidades diversas, y que son la síntesis de análisis más profundos para el diseño de las políticas que se proyecten en la nación.
Esa investigación nos puso ante la certeza de que habitamos esta Isla unos 11.167.325 cubanos. Según las estadísticas, La Habana es la más poblada con 2.106.646 habitantes y Mayabeque la de menor número de habitantes con 376.825.
El Censo confirmó lo que los cálculos demográficos anuales registraban en cuanto a la disminución de la población total del país, ya que esta es menor que la del Censo del 2002 en 10 418 habitantes.
Ante las interrogantes de varios seguidores del espacio de la Mesa Redonda, Juan Carlos Alfonso Fraga, director del Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, expresó que el municipio con mayor crecimiento poblacional en el período intercensal 2002-2012 es Cárdenas, en la provincia de Matanzas y le siguen Morón y Ciego de Ávila en la provincia de igual nombre.
En su intervención aludió a que también se manifiestan disparidades territoriales según la densidad poblacional, o sea, la cantidad de habitantes por kilómetro cuadrado de superficie. Este indicador a nivel nacional resultó ser 101,6 habitantes por kilómetro cuadrado.
Según el directivo, la cobertura de esta investigación es un asunto cardinal. “Naciones Unidas considera a un Censo de muy buena calidad cuando se Censa al 97 por ciento de la población y nosotros tuvimos una cobertura de un 99 por ciento”.
Enfatizó que la encuesta de cobertura demostró que se omitió un 0.66 por ciento de las viviendas y que hubo algunas doblemente censadas. “Cuando lo realizamos nos proponemos minimizar el margen de error, pero en la práctica se hace muy difícil evitarlo. Nuestro Censo tiene principios de universalidad, pero es imposible un nivel de cobertura de un ciento por ciento”.
Respecto al número de personas que habitan una misma vivienda, refirió que actualmente el promedio es de tres y que es un indicador más favorable que el que existía en 2002, cuando era de 3,6.
Diego Enríquez González, otro de los directivos del proceso censal, destacó que desde el año 1978 la familia cubana no tiene una descendencia, como promedio, de más de dos hijos, lo que ha tenido un impacto significativo en el decrecimiento poblacional.
Entre los datos de interés, resaltó que hoy la población femenina cubana supera a la masculina en 25 675 habitantes, para una relación de 995 personas del sexo masculino por cada 1 000 de la población femenina. Este predominio, dijo, se observa fundamentalmente en la provincia de La Habana.
Igualmente se detuvo en la composición de la población atendiendo al color de la piel, lo que permitió constatar la tendencia observada en el Censo del 2002 y en otros precedentes en lo que se refiere a la disminución de los porcentajes de población blanca y negra, que en ese conteo censal ascendían a 65,0% y 10,1% respectivamente. En el censo del 2012, el por ciento de población blanca disminuyó a 64,1%, y el de la población negra al 9,3%. Por el contrario la población mestiza pasó del 24,9% al 26,6%, ratificando la tendencia al aumento de este grupo de la población.
Como existen miradas diversas sobre si es pertinente o no tener en cuenta en este estudio el color de la piel, el directivo se detuvo en que esta es una práctica que se ha considerado en los 18 censos que se han desarrollado en el país en los últimos 200 años.
Juan Carlos Fernández precisó en la Mesa Redonda de este jueves que los resultados de esta contundente investigación se compilan en una multimedia. Este Informe Nacional del Censo incluirá información de los Censos de Cuba desde 1907, lo que le aportará un valor agregado a este producto digital.
Anais Baez, de la joven provincia de Mayabeque, al referirse a la importancia del Censo, sostuvo que los resultados, además de ponerse en manos de los municipios, son tenidos en cuenta para la toma de cualquier decisión y programa que se desarrolle en esa provincia.
Estimados compañeros,
Ha resultado muy importante la explicación dada sobre como se procedió en la evaluación del color de la piel, es decir por la autodeterminación o autoclasificación. Algunos estudios antropológicos han mostrado que el error es menor que cuando la clasificación la hace otra persona.
Recomiendo que se divulgue más ampliamente como se realizo pues por mi experiencia cotidiana compruebo que se ignora por una gran parte de la población, aún entre profesionales que trabajan con estas variables, y que incluso llegan a cuestionarse los resultados. Es muy importante la aclaración que se hizo sobre los diferenciales que existen entre las diversas provincias del país, pues no pocas personas analizan los % medios del país, e ignoran la variabilidad territorial.
El análisis cruzado de las variables sociales, culturales, económicas, etc, con el color de la piel es muy importante, pues permitirá evaluar las condiciones o calidad de vida de los distintos grupos en que habitualmente se divide la población por el color de la piel.
Los estudios antropológicos y sociológicos han mostrado que existe un lastre socio-económico-cultural de las personas no blancas que tienen su origen en las precarias condiciones de vida que datan desde la época de la colonia y fueron y son grupos que aún sufren los efectos de un pasado matizado por el oprobioso mal de ese ancestral racismo y discriminación, sin dejar de considerar ciertas manifestaciones que están presentes aún en nuestra sociedad y que se han acentuado en estos años de crisis económica.
Sin dudas los datos obtenidos nos permitirán además establecer afinidades poblacionales, comprender sus patrones de desarrollo, de reproducción y envejecimiento, en identificar sus migraciones y las fusiones constantes y hasta lograr un mejor conocimiento sobre el riesgo diferencial frente a enfermedades.
Con mis afectos,
Antonio J. Martínez Fuentes
Cátedra de Antropología. Universidad de La Habana.