Una historia de amor que no termina
Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos de Roberto Garaicoa
Es imposible verlas sin sobrecogerse. Uno advierte que las imágenes del regreso del niño Elián González el 28 de junio del 2000 a su patria, provocan una sensación que no termina. Fueron más de siete meses de prolongada y justa lucha de todo su pueblo por verlo crecer definitivamente junto a su padre, y a la vez fue esta una causa símbolo por su nobleza y por la intensidad de los días que esta tierra vivió desde diciembre de 1999.
En esas jornadas épicas se inserta el nacimiento del programa de la Mesa Redonda, que con su aniversario 15, este 16 de diciembre, nos recuerda el paso infatigable del tiempo y nos invita a poner la mirada sobre la historia colectiva tejida en sus más de 5 000 emisiones.
Por ello, este lunes 24 de noviembre comenzaron a rememorarse momentos especiales de este proyecto televisivo que ha ofrecido a los cubanos análisis y argumentos. Y fueron aquellas emisiones fundacionales a propósito del reclamo de Juan Miguel González de su hijo, las que abrieron el homenaje por estos tres lustros.
El Doctor Cristóbal Martínez se detuvo en todo lo que necesita un niño, para que se entendieran las dimensiones de la retención absurda en Estados Unidos del pequeño Elián González. “Necesita de su familia para que tenga un correcto desarrollo psicológico. Precisa de afecto, cariño… porque el hambre de afecto primario genera una personalidad trastornada. El niño a su vez necesita seguridad para no tener temores y adquiera las habilidades necesarias. Precisa de aceptación y necesita atención, cuidado, de un ambiente estable, armonioso, tranquilo… los cambios le producen muchas angustias”.
Para la experta Elsa Gutiérrez, el amor es un sentimiento imprescindible para un infante. “Todos lo hemos experimentado, y necesitamos recibirlo y darlo. Quien más ama lo recibe con más intensidad. Pero el desarrollo de ese amor requiere ser cultivado, por ello un niño lo irá prodigando en la misma medida en que lo reciba. El amor y el afecto son decisivos en la humanización del hombre”.
La Doctora Patricia Arés sostuvo que el niño adquiere sus primeros sentimientos, normas y valores por su familia, un núcleo que a la vez se define de diferentes maneras: por la relación sanguínea, por la convivencia y el criterio afectivo, y por el cuidado. “La tendencia en los niños es que identifican como miembros de su familia a aquellos que les den mayor afecto, porque para ellos esta nutrición emocional es lo más importante”.
Analistas como la Doctora Lidia Turner, también insistieron en la trascendencia de la escuela por su responsabilidad socializadora. Además, esta es una de las instituciones que les ofrecen estabilidad a los pequeños, por sus rutinas, por sus asideros y porque forman parte de su estabilidad emotiva.
La Doctora Aurora García, por su parte, advirtió que el país con sus símbolos y sus formas de reproducir su vida material y espiritual determina la conformación de la identidad social de las personas, por lo que llamó la atención sobre los daños que podría provocar en el pequeño Elián estar lejos de su tierra.
Haga un comentario.