La agenda climática de París
Fotos: Roberto Garaicoa
Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Al menos 147 Jefes de Estado y de Gobierno, así como representantes de 195 países participan en la Conferencia sobre cambio climático que sesiona desde este lunes y hasta el 11 de diciembre en París, Francia, con el propósito de establecer un nuevo acuerdo global vinculante que limite el calentamiento del planeta por debajo de dos grados Celsius comparado con niveles preindustriales.
El encuentro, en el que Cuba está representada por el Primer Vicepresidente Miguel Díaz-Canel, reúne a los países firmantes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
En la vigésimo primera Conferencia de las Partes (COP21) se aspira también a establecer un protocolo que sustituya al también ignorado de Kyoto y que se empezaría a aplicar a partir de 2020. Incluiría la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para mitigar el daño acumulado y atendería la adaptación al cambio climático, para lo cual se prevé crear el llamado Fondo Verde para el Clima, que deberá disponer, desde 2020, de 100 000 millones de dólares anuales aportados por las naciones más desarrolladas.
Entre sus antecedentes, el doctor Ramón Pichs mencionó que la COP21 se organiza desde 1995 y que fue en 2007 en Indonesia, donde se adoptó un plan de acción. Tiempo después sobrevino el fracaso de Copenhague, y en 2011 se involucró a todos los países con el propósito de llegar a un acuerdo global, y poner sobre la mesa iniciativas para mitigar los efectos del cambio climático.
En su opinión, se trata de un tema bastante complejo “porque implica a todos. Y es, a su vez, una necesidad sobre todo para el desarrollo y abarca otras aristas como las desigualdades, el financiamiento, el comercio… en fin, los principales problemas que gravitan sobre este mundo”.
Sin embargo, subrayó, hay un elemento que es fundamental: “el reconocimiento de que vivimos en un mundo asimétrico, lo cual debe ser considerado a la hora de adoptarse acuerdos. Los países más desfavorecidos deben plantearse cambios de largo alcance para los cuales necesitan contar con financiamiento, porque es algo determinante”.
También estas condiciones implican que se establezcan acuerdos comunes a partir de las diferencias. “Y hay quien ha pretendido bajarle el perfil a algo tan consustancial”.
Para la experta Iramis Alonso, limitar el aumento a los dos grados de temperatura, sería un piso y no un techo. “Porque ya los 1,5 grados afectan a los pequeños estados insulares, que están en desventaja, y con economías basadas en el turismo que se debilitarían con esta situación”.
La adaptación, dijo, demanda tecnologías que están en el mercado pero que no son de fácil acceso, lo cual acentúa las polarizaciones frente a la solución de este problema colectivo.
El tema del financiamiento, aseguró, es uno de los problemas. “El Banco Mundial dijo que iba a aprobar millones de dólares, pero los recursos han llegado con determinadas limitaciones, mientras la urgencia del desafío exige que se adopten propuestas ágiles”.
La directora de la revista Juventud Técnica argumentó que no se puede dejar de tomar en cuenta que hay responsabilidades compartidas pero diferenciadas. “Los países más pobres han pagado su derecho al desarrollo, porque se lo han financiado a los desarrollados. Tendrán que hacer recortes de emisiones, pero sin que estos vayan a negar su posibilidad de despegue”.
Sostuvo que “tenemos hasta 2020 para que este acuerdo sea ratificado, lo cual constituye una preocupación, ya que queda un poco en suspenso qué van a ser los Gobiernos, las empresas… Este es un tema de geopolítica, con el que se negocia en la arena internacional”.
Además de los más de 147 jefes de Estado y de Gobierno, están en París unas 2 000 Organizaciones No Gubernamentales y alrededor de 14 000 representantes de la sociedad civil, enfrascados en alentar que los responsables del mundo sellen el primer acuerdo global para frenar el cambio climático.
ESCENARIO ELECTORAL EN VENEZUELA
Cuando la campaña electoral para las votaciones legislativas en Venezuela entra en su semana final, la Mesa Redonda volvió sobre el tema con Eva Golinger, abogada, escritora e investigadora estadounidense nacionalizada en ese país hermano.
En su opinión, la oposición ha intentado proyectar estas elecciones como si fuera un referéndum de la gestión presidencial. “Y aunque prevemos que se reduzca el acumulado de votos, porque ha cambiado el escenario, la derecha trata de emplear esto como un revocatorio”.
Según Golinger, prevalece una militancia y conciencia política. “En cualquier barrio puede verse a personas comprometidas. Y uno aprecia una versión integral de lo que se ha construido, porque existe una política participativa”. Pero, aseguró, a todo esto se le oponen quienes quieren quitar los beneficios sociales y acabar con lo que se ha logrado. “Quieren cambiar la plataforma política y la revolución bolivariana no se va a acabar. La gente no va a entregarse a lo que era el país antes”.
En su trazado de la oposición, argumentó que está dividida. “Cada uno quiere ser el líder, el candidato… Es una oposición que es un conjunto de unos 33 partidos, no es un solo partido. No hay una visión colectiva y pelean por el poder”.
La investigadora reconoció que la derecha internacional es el sustento de esta gente. “Los financian de manera ilegal, y han diseñado toda una confrontación en las redes sociales. Cualquiera que estudia twitter sabe que Venezuela tiene uno de los niveles más altos de participación ciudadana en esta red. De hecho, el presidente Chávez dedicó toda una unidad para su despliegue en las redes sociales. Por eso ellos han articulado el apoyo desde Estados Unidos. Todo esto se ha convertido en una batalla feroz”.
Sobre la maquinaria mediática, añadió que “uno advierte que en la prensa norteamericana se publican artículos llenos de falsedades, con fuentes anónimas. Se trata de una conspiración, porque ninguno de estos trabajos tienen fundamento ni le importan al público de ese país, pero les sirven para justificar cuando Estados Unidos aumenta la agresión contra Venezuela y buscan imponer la mal llamada democracia con un gobierno sujeto a su agenda”.
En sus palabras destacó que muchos de los señalamientos y las presiones que se le hacen al gobierno bolivariano pueden ser consecuencia de las acciones de inteligencia que ha hecho el gobierno de Estados Unidos en Venezuela.
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