Víctor Dreke, siempre al lado de las mejores causas de Cuba

Dreke, uno de los hombres de la Revolución, tenía apenas 15 años cuando se incorporó a la lucha clandestina.

Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda

Fotos: Roberto Garaicoa

Lo más inestimable de Víctor Dreke, según sus compañeros más cercanos, es su modestia y su valor, demostrado en la guerra contra Batista, en Girón y en la lucha contra los alzados, entre otras significativas misiones que supo cumplir con altruismo y alto sentido del deber.

Es un hombre muy valiente, pero él prefiere no hablar de su destacada participación en la independencia de Cuba, dijeron a la Mesa Redonda amigos entrañables de lucha. A lo que Dreker sumó que “siempre  he defendido el concepto de que hablen otros, porque si no es como darse lija uno mismo”.

Dreke, uno de los hombres de la Revolución, tenía apenas 15 años cuando se incorporó a la lucha clandestina. “Luego se crea el Movimiento 26 de Julio y participo como jefe de acción y sabotaje, hasta que cogen a un compañero nuestro, lo golpean brutalmente y lo hacen hablar, y dice que yo soy el jefe de ese grupo de acción y sabotaje y salen a perseguirnos”.

Alguien le hizo saber que Oropesa estaba preso y salió de su casa, un humilde cuartico que ocupaba junto a su mamá frente al río Sagua. “Me monté en una bicicleta que no sé de quién era y salí para Pueblo Nuevo. Me escondieron en una casa de un primo mío dos días, hasta que el Movimiento decidió sacarme de allí de una forma muy singular”.

Narró que para burlar el cerco, los compañeros del Movimiento lo sacaron dentro de un escaparate, con el pretexto de que la esposa del primo no había querido comprar el juego de cuarto que le habían hecho llegar a su casa. “El escaparate era pequeño, de dos puertas… y así fui a dar hasta Santa Clara”.

Luego fue a parar a la zona de Las Yaguas, en La Habana, en casa de un hermano suyo de crianza. “Me escondí allí en un cuartico, hasta que después empecé a trabajar vendiendo carbón… luego me uní a Armando Choy en la Clínica de Cienfuegos, quien venía huyendo de Santa Clara. Subí al Escambray y terminé la guerra siendo combatiente del Directorio 13 de marzo, porque teníamos el concepto, aunque no tan claro como ahora, de que lo que había que hacer era luchar contra Batista”.

En Sagua la Grande, antes de alzarse, después del asalto al Palacio Presidencial, se creó el Movimiento 13 de marzo. “En 1955, cuando va Fructuoso Domínguez a Santo Domingo, yo no soy aún del movimiento juvenil que va a su encuentro, pero luego nos alzamos los estudiantes de Sagua y nos unimos. Era un movimiento que era muy combativo, porque Sagua fue siempre un pueblo muy batallador. Los obreros, los sindicalistas y los estudiantes tenían una fuerza muy grande”.

Dreke aclaró que en la lucha las diversas fuerzas se mezclaban. “Con el Comandante Tony Santiago estuvimos en acciones y me fui con él, por su buen trato y su valentía. También hubo un momento en el que nos quedamos unas 35 personas con los compañeros de Faure”.

ENCUENTRO CON EL CHE

Entre los recuerdos que atesora con más orgullo, Dreke menciona su primer encuentro con el Che. “Él llegó al Escambray en el mes de octubre y yo estaba en ese momento, justamente, herido, porque había ido con un grupo en el que iba el compañero Varona, con el objetivo de tomar el cuartel, un ataque que se había previsto para ayudar a quitar presión a lo que estaban haciendo los heroicos compañeros que iban para el Escambray. Faure decide ir para Fomento y Placetas, ahí es donde me hieren, pero eso no tuvo significado ninguno. Estando herido en el Campamento de Dos Arroyos, que es donde estaba la Comandancia del Directorio, es cuando tengo el privilegio de conocer al Che.  Hay una foto que testimonia ese momento.

“Su tropa llegó al Escambray con una moral muy alta, pero físicamente muy mal. Era una odisea lo que habían vivido. Llegó casi todo el mundo sin zapatos. El Che, desde el primer momento que chocamos con él, se ganó el cariño de los que eran verdaderos revolucionarios. Ese fue el primer encuentro entre dos tropas revolucionarias, aunque algunos después fallaron.

“El Che desde ese primer momento me impactó, porque con toda su trayectoria se interesó por mí porque estaba herido, y con una humildad tremenda le pidió permiso a un simple soldado para que le prestara su máquina de escribir”, confesó.

MISIÓN EN EL CONGO

De la colaboración de Cuba en África, y de la postura solidaria de la Revolución con ese continente, puede dar fe Víctor Dreke, uno de los protagonistas excepcionales de varias misiones.

“Durante la noche del 31 de marzo de 1965, horas antes de salir para el Congo –de lo cual el compañero Osmany Cienfuegos es testigo-, tuvimos un intercambio con el Comandante en Jefe y con el Che, en el que Fidel nos explica la situación de África. Y aunque era lógico que teníamos que cuidar al Che, el Comandante nunca nos lo dice explícitamente, porque cuando tú vas con alguien de esa altura eso no hay ni que decirlo. Fidel se detiene a hablarnos de grandes cosas de África, que eran aristas que yo no conocía.

“Tampoco nadie en el Congo imaginaba que el Che iba a ir. Por eso cuando llegamos a Tanzania,  quien nos espera se queda impactado con el hecho de que era el Che quien estaría al frente de la misión personalmente.

“De África no sabíamos mucho. Los libros sobre ese continente quienes los escribían eran los capitalistas, y daban la impresión de que ellos eran unos salvajes. Por eso fue muy reveladora esa vivencia”.

Entre las anécdotas que compartió, estuvo que ninguno de los cubanos allí en el Congo identificó al Che. “Y cuando se supo, muchos quedaron realmente impresionados con esa certeza.

“Benigno dijo muchas cosas, porque él coge noticias de cosas que pasaron en el Congo, a partir de lo que el Che explicaba de los errores que cometimos. Pero él nunca estuvo allí. Además, es mentira que el Che no estuvo en algún momento junto a la tropa, de hecho, cuando él lo refiere, el Che estaba enfermo gravemente de paludismo y con asma. Creíamos que moría y aún así dijo que no salía. Yo tenía una situación compleja porque no lo podía dejar morir. La decisión fue tratar de curarlo. Pero el Che hasta perdió el sentido. Si el Che viviera hoy, las interpretaciones sobre esa experiencia serían diferentes.

“Han pasado los años, y yo creo que esa fue la historia de una experiencia y no de un fracaso, porque nosotros no conocíamos África, y eso no quiere decir que engañaron al Che. Qué se dio allí, que cuando se hizo la exploración se vio a un grupo de armas, y vestidos, todos los negros son bastante parecidos, y los vieron armados. Nosotros logramos con las acciones ver lo que realmente tenían. Esa fue una experiencia de cosas que no conocíamos. Pero el Che a lo negro le decía negro, no andaba con medias tintas. Tenía la moral de lucha que cuando se equivocaba, decía que se equivocaba y si tú tenías la razón lo admitía, pero no te andaba pasando la mano por la cabeza.

“Además, dentro de ellos mismos –los congoleses- salen muchos que traicionan. Ellos no se acabaron de unir. Pero el Che era el jefe de los cubanos, y llegó un momento en el que estaba prácticamente aislado. Nos pidió seleccionar 15 hombres, pero no se quiso ir. Queríamos que saliera porque el Movimiento de Liberación había planteado el fin de la guerra y dijeron que iban a resolver sus problemas sin el apoyo de ninguna otra fuerza. Pero los cubanos salimos en zafarrancho de combate, y los belgas se quedaron allí”.

Dreke hizo énfasis en que en esa misión ni Fidel ni Raúl abandonaron al Che, “hubo momentos en los que faltó la comunicación y ahora uno fácilmente puede juzgar la historia, porque hay celulares…, pero en aquellos momentos no era fácil la comunicación con Cuba. No obstante, este país jamás abandonó a África. Prueba de ello es que después regresé al frente de un grupo a Guinea Bissau.

“Hay un combate del cual se habla mucho. Ahí perdimos a 4 compañeros en una emboscada, pero se trata de solo uno de los combates. Nosotros reforzamos la crítica de la pérdida, pero no fue la debacle. Sin embargo, no sabíamos cómo llegar, porque qué le decíamos a Fidel. Cuando nos despedimos en Tanzania, el Che se va con Papi Villegas, y yo me digo qué le digo a Fidel. Aragonés venía con nosotros. Pero yo formé esa tropa y llegué con el Che allí, pero Fidel nos recibió y no nos castigó, y nos dio una explicación de la situación”.

Para Dreke, el Che llegó a África con la idea de lograr la unidad. “Nosotros también pasamos por el problema de la unidad, y él lo vivió. Los que tenemos cierta edad sabíamos que habían personajes. Pero la estrategia permitió dar un giro a esa problemática, y el pueblo fue reconociendo tempranamente a sus verdaderos líderes. Una demostración de ello fue cuando, en el Estadio del Cerro, Fidel se quedó sin voz en medio del discurso en el que explicaba todo lo relacionado con la intervención de los centrales, el pueblo espontáneamente pidió que siguiera Raúl, y ese respeto él se lo ganó con su moral, no porque era el hermano de Fidel”.

Ante la pregunta de por qué se hizo revolucionario, respondió que por tres condiciones fundamentalmente: por ser cubano, joven y negro. Y esas singulares razones han sostenido el destino de Víctor Dreke, un combatiente que ha puesto su vida al lado de las mejores causas de su patria.

En Sagua la Grande, antes de alzarse, después del asalto al Palacio Presidencial, se creó el Movimiento 13 de marzo.

Entre los recuerdos que atesora con más orgullo, Dreke menciona su primer encuentro con el Che.

De la colaboración de Cuba en África, y de la postura solidaria de la Revolución con ese continente, puede dar fe Víctor Dreke, uno de los protagonistas excepcionales de varias misiones.

Ante la pregunta de por qué se hizo revolucionario, respondió que por tres condiciones fundamentalmente: por ser cubano, joven y negro.

1 Comentario »

  • Julio César Madrigal Padrón dijo:

    Mercemos el 26 porque lo hemos ganado y debemos merecer más

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