Las Historias de Vida de Orlando Valls y Tin Cremata en la Mesa Redonda (+ Fotos y Video)
Fotos: Roberto Garaycoa
Dos personas que pueden simbolizar parte de lo mejor del alma cubana: el médico radiólogo Orlando Valls Pérez y Carlos Alberto Cremata, director de la Colmenita, compartieron con la periodista Arleen Rodríguez Derivet sus historias de vida, en la Mesa Redonda de este viernes.
Valls fue uno de los 3 mil médicos que se quedaron en Cuba cuando igual cifra se marchó del país tras el Triunfo de la Revolución Cubana. Ante la pregunta ¿Por qué quedarse? comentó que ante todo existía un principio revolucionario, pero que además respondió a la falla de médicos que existía en La Habana. “Nos llamaron a un grupo de médicos matanceros y vinimos a La Habana, yo empecé a trabajar en el Hopsital Calixto García.
“En el ultrasonido hay un contacto muy directo entre el paciente y el radiólogo que permite hablar con el paciente, saber su histsoria clínica, conocer mucho más sobre la enfremedad que la que nos envían los msédicos en una receta médica”, contó Valls en el programa televisivo.
Explicó que para ser radiólogo es imprescindible ser un clínico. “Hay enfermedades y pacientes, y la combinación del examen físico, mirar caminar o conversar con un paciente es un dato importante, eso da una información extraordinaria para hacer un cuadro clínico”.
Enamorado de la radiología desde el tercer año de la escuela de medicina, relató que trabajó con el primer equipo de ultrasonido que existó en América Latina. “Era un equipo japonés que nos donaron, le mandé una foto al Comandante, y fue el motivo para que él mandara a comprar muchos como ese para el país”.
Con tres hijos, Valls ha publicado 17 libros que reúnen su experiencia durante tantos años de trabajo.
Contó además de aquellos años en que los médicos cubanos se dispusieron a recorrer el país en guaguas, para realizar un diagnóstico preclínico de las mujeres, con el objetivo de prevenir el cáncer de mama. “En aquellos años la radical dejó de ser lo usual, se tuvo que preprarar a varios médicos, porque no estaban acostumbrados a hacer cirugías tan pequeñas como las que comenzar a hacerse”.
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