Mientras Cuba envía más médicos a Haití para intentar paliar la desgracia de ese país tras el terremoto que le azotó el pasado fin de semana, Estados Unidos refuerza sus efectivos militares allí en un nuevo intento por ocupar la nación más pobre de América Latina y el Caribe, pero que nunca ha dejado de ser estratégica para los intereses castrenses de Washington.

Informaciones oficiales revelaron en las últimas horas que cinco mil 800 nuevos soldados norteamericanos llegarán este martes a Haití, los que se sumarán a otros siete mil 500 que ya están allí en “labores humanitarias”, según el Pentágono.

La conducta de la Casa Blanca, contrasta con la de la mayoría de los países que han ofrecido o materializado su ayuda al pueblo de ese estado caribeño, sumido en una de sus peores desgracias de la historia, que por cierto no han sido pocas.

Cuba, por ejemplo, tiene desde hace 11 años más de 400 cooperantes de medicina en Haití y ha reforzado sus galenos y personal paramédico, además de enviar hospitales de campaña, con el propósito de brindar asistencia a la mayor cantidad de personas afectadas por el fuerte sismo que devastó a esa pequeña nación.

Para colmo de los colmos, el ex presidente norteamericano George W. Bush, el más guerrerista y sanguinario de la historia de Estados Unidos, ha sido “designado” uno de los coordinadores de un supuesto fondo para reconstruir Haití.

El “nombramiento” de W. Bush, avalado por el actual inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama, levantó aún más las sospechas de que el Pentágono tiene intenciones de apoderarse militarmente del país caribeño.

Conociendo la reciente historia macabra de W. Bush, su pasión perversa por las guerras, sus invasiones a Irak y Afganistán, las horrendas torturas a prisioneros en las cárceles de Abu Ghraib y Guantánamo, y las cárceles secretas en Europa de la norteamericana Agencia Central de Inteligencia (CIA), es obvio nadie pueda creer que la actual presencia de Estados Unidos hoy en Haití sea humanitaria.

Sería muy absurdo e ingenuo pensar que ese otrora jefe del régimen de Washington pueda hacer algo por ayudar al pueblo haitiano, o a cualquier otro pueblo, y mucho menos impulsar la reconstrucción de esa nación.