La raíz secreta del negocio del escáner en los aeropuertos de Estados Unidos
Los negocios de los servicios secretos, que antes se guardaban celosamente, ya no son tan secretos. Si el Tamiflu la vacuna recomendada por todos los gobiernos para prevenir la gripe aviar, fabricada por los laboratorios Roche, que compraron la patente a Gilead Sciences Inc, cuyo presidente y principal accionista es Donald Rumsfeld, ex secretario de Defensa de los Estados Unidos fue el mejor negocio del miedo, no le va a la zaga el plan de colocar en los aeropuertos de todo el mundo armarios para escanear el cuerpo de los pasajeros.
La encargada de manejar las pantallas de rayos X en Estados Unidos es la Agencia Federal de Seguridad en el Transporte (TSA), que ha anunciado la implantación de nuevos y eficaces sistemas de vigilancia para “devolver la seguridad a los pasajeros” inquietos por el fallido atentado en Detroit.
La industria del terror se había puesto en marcha ya antes. La TSA recibió más de 30.000 ofertas de equipos, pero naturalmente son las grandes las que se llevarán el pastel para escanear sólo en Estados Unidos a 280 millones de ciudadanos.
Duro competidor
La empresa Digital Security Systems, de Miami, apadrina el escáner de seguridad ConPass, que puede visualizar explosivos implantados por cirugía debajo de la piel “sin riesgo para la salud”. El Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico ha desarrollado un escáner holográfico que permite explorar el cuerpo humano con ondas de radio de ultra alta potencia.
Hay otras empresas de alta tecnología que ofrecen sus maravillosos artilugios, pero tienen un competidor demasiado duro de pelar: Michael Chertoff, ex director general de Seguridad Interior, y su asesoría de seguridad, Chertoff Group.
El consejo de administración de esta asesoría se parece más a una rama durmiente de las Agencias de Seguridad que a una empresa de tecnología. Entre sus ocho miembros, hay tres veteranos ejecutivos de la Agencia de Seguridad Interior (el propio Chertoff,cofundador y principal director del grupo; Charles E. Allen, compañero de Chertoff, con 40 años de servicio en la CIA; Chad Sweet, ex jefe de Gabinete); dos procedentes de la CIA, como Michael Hayden, antiguo director de la Central con George W. Bush; tres estuvieron en la Agencia de Seguridad Nacional (Larry Castro, Michael Hayden y Paul Schneider); uno de ellos procede de la FEMA, Nathaniel T.G. Fogg. Todos en estrecha colaboración con los Bush.
Michael Chertoff declaró al diario The Washington Post que ya han encontrado “el medio para detectar objetos escondidos en cualquier parte del cuerpo“. Se refería a la empresa líder en fabricación de máquinas que escanean todo el cuerpo, Rapiscans Systems, de California, representada por su grupo, algunos de cuyos armarios ya vendió Chertoff al Gobierno en 2005.
Es de notar que el socio de Chertoff, Chad Sweet, ha sido un alto ejecutivo de Morgan Stanley y de Goldman-Sachs. De esta última institución financiera procede la mayoría de los asesores económicos de Obama, incluido el secretario del Tesoro, Timothy Geithner. Goldman-Sachs fue el mayor contribuyente a la campaña presidencial de Obama.
El vuelo 253 de la Northwest Airlines con salida del aeropuerto de Schiphol en Amsterdam y con destino el aeropuerto de Detroit, el 25 de diciembre de 2009, tuvo varios regalos de Navidad, excepto para el joven nigeriano Umar Farouk Abdulmutallab, que logró colarse en el avión con un paquete de explosivos debajo de la ropa. No consiguió hacerlo estallar y sólo resultó herido con quemaduras leves, lo mismo que dos pasajeros de los 289 que se hallaban a bordo.
Al día siguiente se supo que el nigeriano se había entrenado en los campos de Al Qaeda en Yemen y el 28 de diciembre esta reivindicó el atentado. El 6 de enero, un gran jurado federal acusó al joven de haber intentado usar un “arma de destrucción masiva” [sic] y de intento de asesinato, cargos que lo hacen merecedor de una pena de 90 años de cárcel.
Terrorista patoso
La directora general de Seguridad Interior, Janet Napolitano, dijo que “el sistema había funcionado” porque habían seguido todos los pasos del terrorista novato; pero, ante las merecidas sospechas de que se le permitió subir tranquilamente a bordo, rectificó y dijo que “había fallado miserablemente”. Obama añadió que el fallo fue “totalmente inaceptable”.
Inmediatamente se supo que el terrorista patoso reunía algunas características curiosas. Es el más joven de los 16 hijos de uno de los hombres más ricos de África, ex presidente del First Bank de Nigeria y ex comisario federal nigeriano para el Desarrollo Económico. El muchacho estudió ingeniería y negocios financieros en el elitista University College de Londres en 2006 y obtuvo su graduación en Ingeniería Mecánica dos años después. Dejó amplios rastros de su paso notorio por la sociedad islámica de la que fue presidente y tanta actividad, sacada a relucir después, no levantó sospechas al MI5, ni le impidió tener un visado de entrada múltiple en Estados Unidos, que obtuvo en junio de 2008 en el consulado USA de Londres.
Luego se fue a estudiar un máster en una universidad de Dubai, que debía durar de enero a junio de 2009, pero en mayo solicitó volver a Londres y las autoridades le negaron el visado. El Home Office lo colocó en la lista de seguridad. Su padre le preparó un viaje a Yemen, adonde se trasladó el hijo, y luego se perdió su pista (excepto para los que manejaban los hilos). Fue así como apareció en la escena del crimen. Y cómo puso de moda en el mundo los armarios que todo lo ven.
La polémica no se hizo esperar. Tampoco las zancadillas entre los competidores. Según el británico The Independent, agentes del Departamento de Transporte y del Home Office no estaban muy convencidos de que el escáner corporal sea eficaz para afrontar las amenazas de terrorismo aéreo.
(Con información de Público, España)
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