Científicos reconsideran métodos para medir tsunamis
En los próximos meses y años, los científicos analizarán toda la información que hizo pensar que se avecinaba un tsunami de proporciones a Hawai, el cual no se produjo.
Algunos ya están diciendo que no hace falta inventar nuevos sistemas de medición como los que se colocaron en el océano Pacífico luego del devastador tsunami que mató a 230.000 personas en el océano Indico en el 2004, sino que hay que analizar más rigurosamente la información generada por computadoras que se usa para calcular la fuerza de los tsunamis.
“Nuestro principal problema ahora es que damos por sentadas algunas cosas que debemos investigar más a fondo”, expresó Gerard Fryer, geofísico del Centro de Alertas de Tsunamis en el Pacífico, que funciona en Hawai.
Si hace una semana se le hubiese preguntado si un terremoto de magnitud 8,8 en Chile causaría un tsunami destructor en Hawai, “hubiese dicho, ’sin ninguna duda, va a ser algo muy feo”, comentó Fryer. “Pero no lo fue. Y tenemos que averiguar por qué“.
El pequeño tsunami generado por el terremoto de Chile podría hacer que el Centro de Alertas de Tsunamis de Hawai adopte un sistema de pronósticos desarrollado por otra agencia de la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional de Estados Unidos basada en Seattle.
Ese organismo parece haber pronosticado con mayor exactitud la magnitud del tsunami que llegó a Hawai.
“Nuestro pronóstico se cumplió bastante bien”, declaró el director de ese centro, Vasily Titov. Dado que el sistema está todavía en desarrollo, no se han dado a conocer al público sus análisis del terremoto del fin de semana pasado.
Un elemento que según Fryer habría que reconsiderar es la creencia generalizada de que el terremoto sucedió a una profundidad mayor que la real. Una ruptura a una mayor profundidad hubiera desplazado más agua y generado un tsunami más fuerte, indicó Fryer.
Los científicos, por otra parte, dan por sentado que las olas de los tsunami avanzan a una misma velocidad y no prestan demasiada atención a los intervalos entre ola y ola, acotó. Pero la velocidad y los intervalos pueden incidir en el impacto del tsunami en las zonas costeras, especialmente en las bahías y los puertos, recalcó Fryer.
Un terremoto de 1960 en Chile que generó enormes olas y mató decenas de personas en la isla principal de Hawai y en Japón registró intervalos entre ola y ola de unos 30 minutos, mucho más largos que los del tsunami del sábado pasado, fue fueron de unos 20 minutos. Los modelos actuales no ponen suficiente énfasis en los intervalos, de acuerdo con Fryer.
Los modelos tampoco calcularon la “dispersión”, que reduce la fuerza de las olas a medida que se esparcen por la vastedad del océano Pacífico, dijo el científico. No obstante, incorporar ese factor a los modelos encarecería mucho los costos, acotó.
Fryer destacó que esto no quiere decir que no se haya debido asumir que se produciría un tsunami. Había información, como la originada por equipo en las profundidades del mar frente a las costas peruanas, que indicaba que se estaba gestando un tsunami destructor.
Desde el tsunami del 2004 se multiplicó la cantidad de medidores de profundidad, que es hoy de 32, comparado con los seis de entonces, expresó Charles McCreery, director del Centro de Alertas de Tsunamis del Pacífico.
Pero la mayoría fueron instalados frente a las costas de Alaska, no de Sudamérica, porque los tsunamis originados allí llegan a Hawai mucho más rápido, dijo McCreery.
“Este será un tsunami muy importante porque recorrió todo el Pacífico”, añadió.
McCreery señaló que, además de los instrumentos de mediciones a profundidad, el centro recoge también información de más de 100 medidores costeros.
Fryer dijo que es imperioso investigar otros instrumentos medidores que no calcularon acertadamente la fuerza del tsunami del sábado.
(Con información de AP)
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