EE.UU. intentó usar a jóvenes artistas en plan desestabilizador en Cuba

El agente RobinCuba denunció con elementos fílmicos y pruebas aportadas por un joven artista devenido agente de la Seguridad del Estado, intentos de Estados Unidos para crear un centro cultural al servicio de planes de desestabilización en la Isla.

Frank Carlos Vázquez, un artista plástico, relató como fue contratado y reclutado por funcionarios de la CIA situados en la Sección de Intereses de Estados Unidos (SINA en inglés) en La Habana con promesas de promover el proyecto cultural de sus integrantes.

El documental, perteneciente a la serie “Las Razones de Cuba” revela que Frank Carlos recibió la visita de oficiales diplomáticos de la SINA que, incluso, le facilitaron un viaje a Estados Unidos para entrevistarse con políticos y representantes de organizaciones aparentemente interesadas en ayudar al proyecto cultural que él encabezaba.

“Tuve encuentro y sesiones de trabajo con el alcalde de Chicago, Richard Daley, también nos encontramos con diferentes Congresistas de origen latino y afronorteamericano, de ellos aprendí como funciona el mecanismo político dentro de los Estados Unidos”, planteó.

Este reclutamiento tenia como objetivo fundamental aglutinar alrededor del Centro Cultural Independiente a un grupo de jóvenes artistas con necesidad de ser promovidos y al mismo tiempo poder influenciar sobre su obra y pensamiento, explicó el ahora identificado como el agente Robin de la Seguridad del Estado de Cuba.

Bajo la idea del funcionario norteamericano Larry Colwin se convirtió en un centro de referencia bibliográfico; recuerdo que decenas de cajas de libros, revistas y publicaciones norteamericanas fueron donados por la SINA, añadió.

Se quería que los artistas tuvieran acceso a la información publicada en esos momentos por la sociedad y por el arte contemporáneo norteamericano; al mismo tiempo también surgió una idea muy importante del señor Douglas Barnes que era convertir aquello en un centro de acceso a Internet.

Douglas Matt Barnes trabajó en algunos de los países del campo socialista antes de ser designado como diplomático en Cuba, realizó influencia enemiga sobre nacionales del sector de la cultura y se vinculo a elementos contrarrevolucionarios.

Su tarea era la instrumentación del Carril 2 de la Ley Torricelli, estrategia concebida para subvertir a la sociedad cubana.

En definitiva pudo comprobar que el trabajo que tradicionalmente realizaba la Agencia Central de Inteligencia, CIA, se enmascara hoy a través del Departamento de Estado y otras agencias de índole pública, como la NED, Fondo Nacional para la Democracia, institución supuestamente independiente, y la federal USAID.

En el documental, el periodista Jean Guy Allard explica como la CIA ha concluido que su papel real será el de crear la ilusión de un movimiento popular que gana apoyo exterior y establecer un clima favorable a actos provocativos en respaldo a un cambio hacia una acción abierta en la Isla.

Frank Padron relató que “me pidieron por favor que organizara un encuentro entre los funcionarios de la Oficina de Intereses y el señor Dagoberto Valdés, elemento contrarrevolucionario, el cual se preparó en un lugar discreto en Pinar del Río.

Valdés dirige la revista digital Convivencia que promociona ideas contrarrevolucionarias y ha mantenido vínculos estrechos con diplomáticos de España, Gran Bretaña, Alemania, Suecia, Polonia, República Checa, funcionarios de la Sección de Intereses de Estados Unidos y miembros de la Fundación Panamericana para el Desarrollo, FUPAD, la USAID y la CIA.

En un documento publicado en el periódico Granma se denunciaron los verdaderos intereses de destruir nuestra Revolución, agregó.

La denuncia incluida en la filmación señala que los agentes norteamericanos pretendían comprar los favores de los artistas e intelectuales, ofreciéndoles exposiciones y promociones en diferentes galerías norteamericanas a cambio de que estos artistas reflejaran una realidad discordante o distorsionada de Cuba.

La finalidad que tenían con este tipo de proyecto era crear un estado de opinión, un fenómeno cultural ficticio fabricado, en el cual se pretendiese expresar o exponer al mundo que los intelectuales cubanos estaban en contra de la Revolución y a favor de las ideas del imperialismo.

En sus conclusiones, Frank Carlos se dirige a la juventud con el reclamo de no confundirse.

“Quiero que los jóvenes no se confundan con los medios de prensa, los norteamericanos, el imperialismo, ya sea en Europa, ya sea en los Estados Unidos, tiene una sola intención y es destruir la Revolución Cubana, porque la Revolución Cubana muestra al mundo que puede haber un sistema social capaz de tener en cuenta al ser humano como centro del universo.”

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