Obama en Chile, ¿nueva era con América Latina?
Por Tania Peña, Prensa Latina
Protestas sociales, detención de manifestantes y un discurso con tufillo a viejas políticas marcaron la visita del presidente estadounidense, Barack Obama, a Chile, país del que parte hoy rumbo a El Salvador.
En la segunda escala de su periplo latinoamericano, Obama llegó a territorio chileno procedente de Brasil y a sólo horas de haber ordenado una intervención militar contra Libia, tema que por añadidura definió también la tónica de su agenda en suelo chileno.
Sin embargo, fue su autoproclamado “Discurso para las Américas” el que generó mayores expectativas, luego que confesó al diario local El Mercurio que se proponía aludir a una nueva era o etapa en los nexos con América Latina a partir del denominado concepto de “alianza igualitaria”.
Imagen activaEn la exposición de los fundamentos de lo que el presidente norteamericano calificó como un trato entre iguales, sin diferencias entre socios mayores ni menores, líderes de la oposición chilena y analistas locales advirtieron poca sustancia.
“Me quedé con la sensación que el presidente Obama tiene el mismo problema del presidente de Chile: Es bueno para hacer anuncios”, señaló el timonel del Partido Socialista, Osvaldo Andrade.
Lo que hizo fue repasar los espacios de colaboración y cómo se pueden profundizar; en términos de anuncio no hubo mucho nuevo, opinó aquí un reconocido comentarista televisivo.
Imagen activaCiertamente, Obama se regodeó en resaltar las potencialidades de Latinoamérica en materia económica y comercial que a su modo de ver avalan la “nueva era de asociación” entre su país y el resto del hemisferio.
Estados Unidos “invierte tres veces más en esta parte del mundo que en China”, ilustró.
Nuestras exportaciones a esta región -que aumentan más rápido que nuestras exportaciones al resto del mundo- pronto respaldarán más de dos millones de empleos en Estados Unidos, agregó Obama, quien también mencionó supuestos intereses comunes en materia de seguridad, narcotráfico, democracia y derechos humanos.
En ese sentido volvió a recurrir a viejos argumentos de corte injerencista y amenazante en relación con la realidad de Cuba, denunciados aquí por organizaciones políticas y sociales.
Eludió, en cambio, referirse a la política de estrangulamiento económico que representa el bloqueo a la Isla, cuyo cese pidieron insistentemente las organizaciones populares chilenas en la antesala de la visita.
El jefe de Estado norteamericano rehusó además aceptar la responsabilidad de su país en el golpe de Estado contra el gobierno de Salvador Allende.
“No nos quedemos atrapados en la historia”, dijo en conferencia de prensa. Prefiero hablar del presente y del futuro; no del pasado, remarcó en acto interpretado aquí como menosprecio al reclamo del pueblo chileno, con desgarraduras muy recientes en materia de derechos humanos.
No hay respuesta para los familiares de los detenidos desaparecidos que claman desde hace más de tres décadas por verdad y justicia, apuntó una declaración del Partido Comunista de Chile que denunció el carácter injerencista del discurso de Obama y su apelación a viejos esquemas de dominación imperial.
Para el senador del Movimiento Amplio Social de Chile Alejandro Navarro, no había mucho que esperar de la visita del presidente de Estados Unidos, cuya administración ha trabajado más para dividir que para unir a América Latina.
El descontento con las políticas de la Casa Blanca fue de hecho expuesto por las masivas protestas que protagonizaron en Santiago y en las ciudades de Valparaíso y Concepción organizaciones políticas y sociales, las agrupaciones defensoras de los derechos humanos y el Colegio de Profesores.
También los representantes indígenas, las federaciones estudiantiles, el Movimiento de Solidaridad con Cuba y artistas y profesores que repudiaron la presencia de Obama en territorio chileno.
Esos grupos demandaron el cese de la agresión contra Libia y el fin de las acciones desestabilizadoras contra países como Venezuela y Bolivia y contra la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América.
La condena al bloqueo contra Cuba y la exigencia de liberación de los cinco luchadores antiterroristas cubanos (Gerardo Hernández, René González, Fernando González, Ramón Labañino y Antonio Guerrero) presos desde 1998 en cárceles norteamericanas fue también tema central en los actos de rechazo al visitante.
Constituyó de igual modo blanco de críticas y motivo de una multitudinaria manifestación en Santiago el último fin de semana el pacto nuclear sellado entre Washington y La Moneda, tras la crisis generada en esa materia, derivada del terremoto de Japón.
Como nota distintiva de la corta estadía de Obama en Chile no pasaron inadvertidas entre intelectuales y analistas políticos las repetidas alabanzas del gobernante norteño al presidente Sebastián Piñera.
Estados Unidos carece de “cuadros” en América Latina y Piñera parece ser el único prospecto regional para intentar alzar un liderazgo proestadounidense bajo la bandera de los recurrentes ideales de “libertad y democracia” del neoliberalismo, había advertido días atrás el escritor chileno Ernesto Carmona.
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