Playa Girón: el agresor NO se arrepiente
Transcurrido medio siglo de la agresión armada a Cuba con la invasión a Playa Girón, Estados Unidos, quien la organizó y financió, sigue sin arrepentirse de las vidas segadas y los daños causados.
La derrota fulminante aplicada por los cubanos a una brigada bien armada y apoyada logísticamente por medios militares estadounidenses provocó en esos días de abril de 1961 la admisión de la responsabilidad del ataque por el presidente norteamericano.
Por supuesto que aquel “mea culpa” público de John F. Kennedy nunca significó el cese por parte de Washington de las continuas acciones violentas contra la isla, con preferencia a actos terroristas para intentar durante décadas la imposible desestabilización de la sociedad revolucionaria.
Sabotajes a instalaciones productivas o de servicios, quema de cañaverales para afectar la entonces primera industria nacional y la introducción denunciada por Cuba de virus y enfermedades que costaron, entre otras, la vida a 101 niños, son negros momentos que siguieron a Girón.
Atrás quedó la impactante derrota de los invasores lograda por un todavía mal armado ejército popular, la rendición de más de mil 500 atacantes y el episodio humillante para la poderosa potencia agresora de pagar 62 millones de dólares en alimentos y medicinas para niños y recibir en canje a su maltrecha brigada.
Sin embargo, como si se tratara de victoriosos guerreros, el Congreso de Estados Unidos acaba de dedicar un homenaje “por su heroísmo” a quienes, a pesar de llegar a suelo cubano armados hasta los dientes, en pocas horas se rindieron y hasta suplicaron alegando haber sido engañados.
En definitiva, más allá de ese insignificante espectáculo en Washington, lo ocurrido en el Congreso muestra que Estados Unidos sigue empeñado en terminar con la Revolución cubana, una misión que Girón demostró es imposible.
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