El Martí de todos los cubanos
Por María Socarrás Hernández, Adelante.cu
Hoy es 19 de mayo, fecha que para los cubanos, tiene un nombre: José Julián Martí Pérez, el Héroe Nacional de nuestro país, escritor, periodista,traductor, diplomático, orador, pero más que todo el hombre que no dudo nunca ante cualquier sacrificio por el logro de la independencia de su tierra.
El homenaje perpetuo vive no sólo en la memoria, sino en traer su imagen, su nombre y hacer que su ejemplo se convierta en la guía cotidiana de los cubanos.
Hoy su nombre está presente en calles, avenidas, parques, pueblos, instituciones, centros de estudio y en la diversidad creada por los cubanos donde su apelativo honra la obra que lo ostenta.
Por ejemplo la Orden José Martí, es la máxima condecoración otorgada por Cuba a personalidades tanto de la Isla como del extranjero.
El aeropuerto más importante de Cuba: el de la capital, lleva el nombre del Apóstol de la independencia.
En la actualidad el Centro de Estudios Martianos se encarga de publicaciones e investigaciones sobre el más universal de los cubanos y temas relacionados con su vida y su obra.
El Estado Cubano como homenaje al insigne patriota que abogó tanto por la educación de los pueblos, creó las condiciones para que su busto constituya parte de cada centro escolar.
Aunque el pensamiento de nuestro Héroe, su figura y ejemplo no siempre estuvieron presentes con la misma fuerza durante las primeras seis décadas de la República la primera estatua erigida al Maestro fue la del Parque Central en 1905 en La Habana, y en 1929 se ubicó una efigie en el parque del poblado de Martí, en Matanzas.
Sus dimensiones excepcionales le valen el reconocimiento internacional y su efigie se encuentra hoy en una considerable cantidad de países.
Pero la estatua que permanece cotidianamente en la memoria en los ciudadanos de la nación caribeña es precisamente la de la plaza que lleva su nombre, y que durante más de medio siglo se convierte en testigo vibrante de las aspiraciones de todo un pueblo por mantener vivos sus ideales.
Pero no sólo nuestro Martí nos llega con su nombre, sus estatuas y bustos. Lo sentimos presente y nos acerca un poco a sus dimensiones, las fotografías y pinturas que llegaron a la actualidad gracias a los que comprendieron el significado del Héroe de Dos Ríos.
El primer cubano que sintió la necesidad de preservar este patrimonio valioso fue Arturo R. de Carricarte, primer director del Museo Casa Natal. Se encargó de publicar en 1925 todo este material gráfico con el nombre de “La iconografía del Apóstol José Martí” que contenía 32 fotografía y retratos directos, además de una gran cantidad de imágenes póstumas de dudoso valor.
Muchos años después se publicaría la Iconografía Martiana, cuyo autor fue Gonzalo de Quesada, investigador consagrado a la vida y obra del gran patriota y concluida por Pedro Álvarez Tabío.
Para algunos investigadores e historiadores hay cuatro imágenes del Maestro que forman la base de sus imágenes y expresan las dimensiones de su personalidad.
La primera es la de su juventud, todavía adolescente; le sigue el retrato al óleo hecho por el pintor europeo Herman Norman. Un Martí melancólico, que se encuentra en una biblioteca, escribiendo. La tercera fue hecha en 1892 y se dice que es el retrato más reproducido. Se conoce como la “fotografía de Kingston”, lo muestra de cuerpo entero con un fondo de tupido bosque de junquillos. Y la última, en Key West que data de 1894, acompañado por Fermín Valdés Domínguez y Panchito Gómez Toro.
A 116 años de su muerte, junto con sus bustos, estatuas, fotografías y pinturas, multiplicadas ahora por las modernas tecnologías, nuestro Martí se hace más presente porque sus ideales y sueños se materializan cada día con la obra de la Revolución.
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