El enviado especial de las Naciones Unidas a los territorios ocupados de Palestina, Richard Falk, expresó hoy en Ginebra su preocupación por el empeoramiento de la situación de los derechos humanos en Gaza, donde viven 1,7 millones de personas “privadas de dignidad y humanidad”.

“Existe una política deliberada de castigo colectivo que es legalmente indefendible y moralmente reprochable”, aseveró Falk.

Aunque consideró que es positivo el anuncio de Israel de que dejará entrar a la franja material de construcción por valor de 100 millones de dólares para crear 1.200 casas y 18 escuelas, Falk insistió en que la “desalentadora realidad” persiste en Gaza.

En referencia a las últimas informaciones que señalan una crisis sanitaria en Gaza, Falk confirmó que la atención médica en la franja está “muy cerca de ser catastrófica”, ya que se continua impidiendo a los palestinos el acceso a los estándares mínimos de salud garantizados en las leyes sobre derechos humanos.

Recientemente, el ministro de Salud de Gaza anunció que la franja se encontraba en un estado de emergencia por la falta de suministro de medicinas y equipamiento médico.

De los 480 medicamentos considerados básicos, 178 (el 37%) están agotados en Gaza y los suministros de otras 190 medicinas están a punto de terminarse o de caducar.

Falk advierte de que la situación médica de Gaza ha ido de mal en peor desde 2006 cuando los israelíes impusieron el bloqueo que ha evitado la entrada a la franja la ayuda médica vital, en reacción a la victoria electoral en la franja del movimiento islamista de Hamas.

La ofensiva israelí contra Gaza entre 2008 y 2009 destruyó hospitales, clínicas y centros de atención médica, lo que empeoró la situación del sistema sanitario de la región palestina, recordó.

Además, el 95 por ciento del agua utilizada para beber y lavar no es apta para el consumo humano.

(Con información de EFE)