Sequía y guerra desatan crisis humanitaria Cuerno Africa
Rasheed Hassan tuvo que abandonar a su hijo cuando huyó de la guerra en Somalia para ir a la vecina Etiopía. Sus otros dos hijos ya habían muerto a tiros cuando quedaron atrapados en el fuego cruzado cerca de su casa.
Hassan, de 42 años, caminó por ocho días llevando sus pertenencias en un carrito tirado por un burro hasta llegar a un campo de refugiados que se ha convertido en hogar de miles de personas que huyen de la guerra y ahora de una segunda amenaza: la sequía.
“Incluso dejé a un hijo atrás, no había más espacio”, dijo Hassan, dos días después de llegar al campo etíope en Dolo Ado, apenas un kilómetro al norte de la frontera con Somalia.
Los atiborrados campamentos dispersos en torno a la ciudad albergan ahora a casi 100.000 personas, pero funcionarios dicen que la letal combinación de violencia y sequía regional desatará la llegada de más desplazados en los próximos meses.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR) y Etiopía han creado una serie de campamentos en Dolo Ado para alojar al influjo de refugiados, que según funcionarios alcanza unos 1.600 arribos por día.
“Este es el peor desastre humanitario al nos estamos enfrentamos en el mundo. Tenemos a un cuarto de la población de Somalia desplazada”, dijo el director de UNHCR, Antonio Guterres, durante un viaje a la zona la semana pasada.
La agencia está construyendo más campamentos para alojar a otras 120.000 personas a medida que la sequía azota la región.
Hospitales en la capital somalí, Mogadiscio, también reportan sobre más niños desnutridos entre los refugiados que llegan escapando de la sequía. Comunidades pastorales en el noreste de Kenia sufren por la hambruna mientras la sequía sigue extendiéndose en la región.
Aunque la guerra civil en Somalia se ha prolongado durante dos décadas desde la caída del mandato de Siad Barre, los combates entre el Gobierno y los rebeldes se intensificaron el año pasado y los civiles han sido los más perjudicados.
Hassan dejó atrás el silbido de los morteros que sacudieron a la ciudad de Bohol Bashir por días y escapó de las redadas y tiroteos mientras las tropas se enfrentaban a Shabaab, un grupo que dice tener lazos con Al Qaeda y que busca derrocar al Gobierno somalí apoyado por Occidente.
“Yo sólo era un comerciante y no estaba involucrado en el conflicto así que decidí quedarme”, relató.
“Pero luego murieron dos de mis hijos al quedar en medio de fuego cruzado a sólo metros de mi casa”, sostuvo, encogiéndose de hombros con desesperación por la pérdida de Mohammad y Abdi, de ocho y 12 años respectivamente.
Raciones
En las afueras de la árida ciudad de Dolo Ado, un mar de tiendas blancas con las grandes siglas de la ONU flanquean un “punto de tránsito” para los recién llegados, mientras los residentes hacen fila bajo el sol abrasador para recibir su ración diaria de comida.
Después de sobrevivir sin alimento durante días en el desierto, a algunos les preocupa que los campamentos no tengan suficiente capacidad para alimentar a sus hijos.
“Mis hijos se están debilitando cada día más. No hemos recibido mucho desde que llegamos aquí hace tres días”, dijo Dindo Ali, madre de cuatro niños.
Parte del problema, según expertos, es que la mayoría de los refugiados llegan en condiciones médicas que se deben a la escasez de alimentos. Los refugiados del sur de Somalia dicen que no han visto una sola cosecha en dos años.
Se espera que el número de personas con necesidad de asistencia alimentaria en toda la región aumente a 10 millones, desde el pronóstico anterior de 6 millones, según el Programa Mundial de Alimentos.
La sequía y el conflicto han hecho que unos 2,85 millones de personas -un tercio de la población de Somalia- necesite asistencia humanitaria, dijo Emilia Casella, funcionaria del programa.
“La desnutrición severa entre refugiados de menos de cinco años es algo muy común. También tenemos muchos casos de diarrea y afección respiratoria. La falta de recursos los fuerza a volver después de recibir tratamiento”, dijo Jerome Souquet, miembro del grupo Médicos Sin Frontera.
Guterres asegura que la crisis en Somalía se vio eclipsada por otros eventos mundiales, y ha pedido apoyo urgente y un compromiso por terminar con la guerra en el empobrecido país africano.
“La ‘Primavera Arabe’ ha creado un enorme interés de la comunidad internacional, pero todas nuestras operaciones en Africa están mal financiadas, no ha habido suficiente inversión para resolver problemas humanitarios”, aseveró.
(Con información de Reuters)
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