El juego político en Washington
El acuerdo sobre la deuda estadounidense se logró, pero no incluye el aumento de impuestos, una de las principales demandas del presidente Barack Obama, quien tuvo que ceder a las presiones de los republicanos.
Luego de tres meses de controversia, incertidumbre y disputas partidistas que paralizaron a Washington los legisladores de uno y otro bando llegaron a un convenio de última hora.
El acuerdo, que debía saladarse antes del 2 de agosto, evitará lo que se temía: la caida del país en una moratoria de pagos sin precedentes, con consecuencias imprevisibles para los mercados internacionales.
Sin embargo, esta demora para llegar al pacto puede interpretarse como parte del juego político de la oposición, la que, una vez más, presentó contraria a las propuestas de Obama, algo que ha hecho desde que este se posesionó en la oficina oval en enero de 2009.
El economista Paul Krugman escribió en The New York Times que lo que está ocurriendo es una crisis donde la derecha está haciendo demandas locas, mientras el presidente y los demócratas en el Congreso se doblan hacia atrás para acomodarlos.
Para Krugman se ofrecen planes que son todo recorte de gastos y nada de impuestos, algo que está muy a la derecha de la opinión pública.
El arreglo que se votará este lunes fue anunciado anoche por Obama y prevé un incremento de 2,4 billones de dólares del actual límite de endeudamiento fijado en 14,29 billones de dólares por el Departamento del Tesoro.
En su alocución, el jefe de Estado instó a los “miembros de ambos partidos a que hagan lo correcto y apoyen este acuerdo con sus votos durante los próximos días“.
Aunque dejó en evidencia que este no es el punto medio que hubiese preferido, sino que es, simplemente, una salida de compromiso.
Hoy el principal asesor político de la Casa Blanca, David Plouffe, reconoció en un programa de la cadena ABC que los alcanzado entre demócratas y republicanos no es perfecto, pero supone un alivio para la economía y “disipa la nube de incertidumbre”.
Tanto demócratas como republicanos tienen ahora un plan que proporciona la necesaria reducción del déficit e intentará acomodar el gasto a las posibilidades de la nación, sobre todo con la mirada puesta en un crecimiento a largo plazo de la economía y un poco más acá en las venideras elecciones presidenciales.
Según el proyecto se elevará el techo de la deuda en dos fases, lo que presupone una disminución del déficit de tres billones de dólares en los próximos 10 años y la garantía de fondos hasta finales de 2012.
Mientras, el primer ministro ruso, Vladímir Putin, acusaba a Estados Unidos de ser un parásito porque es un país que vive endeudado. “No vive acorde a sus medios y traslada parte de la carga de sus problemas a toda la economía mundial“, dijo.
Obama cede ante republicanos
Los mercados internacionales comenzaron a moverse en positivo tras conocerse que los congresistas demócratas y republicanos votarán hoy un acuerdo respaldado por la Casa Blanca para elevar el techo de la deuda de Estados Unidos.
El presidente Barack Obama cedió a las presiones de los republicanos, después de tres meses de controversia, incertidumbre y disputas partidistas.
Los mercados financieros de Europa y Asia mostraron enseguida señales de alivio luego del anuncio, mientras se reportaron subidas en los precios del crudo.
Legisladores de uno y otro bando llegaron a un pacto de última hora que evitará lo que se temía: la caida del país en una moratoria de pagos sin precedentes, cuyas posibles consecuencias tenían nerviosos a los inversionistas y la bolsa de Wall Street.
El eventual convenio, anunciado anoche por el presidente Barack Obama, prevé un incremento de 2,4 billones de dólares del actual límite de endeudamiento fijado en 14,29 billones de dólares por el Departamento del Tesoro.
En su alocución, Obama instó a los “miembros de ambos partidos a que hagan lo correcto y apoyen este acuerdo con sus votos durante los próximos días”.
Aunque dejó en evidencia que este no es el punto medio que hubiese preferido, sino que es, simplemente, una salida de compromiso.
El mandatario dijo también que no habrá recortes iniciales a programas de beneficios como Seguridad Social y Medicare; sin embargo, no desechó que ambos lleguen a formar parte de futuros recortes.
Las reacciones internas fueron inmediatas. El movimiento ultraconservador Tea Party, que apoyó a los republicanos a ganar las elecciones legislativas de 2010, criticó la alianza.
Según el plan se proyecta una reducción del déficit de tres billones de dólares en la próxima década, en dos fases y con la garantía de que no se producirá de momento una elevación de los impuestos, el punto más defendido por los republicanos.
Mañana se cumple el plazo señalado para evitar una cesación de pagos del gobierno estadounidense a los inversionistas en los bonos del Tesoro.
Pero además se afectarían los beneficiarios del Seguro Social, las pensiones de los veteranos militares y a las compañías que tienen negocios con Washington.
La deuda “ha hecho tambalear la confianza en el sistema político estadounidense”, sentenció Ulrich Leuchtmann, economista del banco alemán Commerzbank.
(Con información de Prensa Latina)
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