Libia, el botín del Rey Sarkozy

Sarkozy y Cameron junto al líder del CNT visitan a un herido en un hospital en Trípoli. Foto: REUTERS

Sarkozy y Cameron junto al líder del CNT visitan a un herido en un hospital en Trípoli. Foto: REUTERS

Por: Pepe Escobar, Asia Times Online,

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Hazte a un lado, Lawrence de Arabia. El Gran Liberador Gálico de Libia (y de cualquier otro árabe ingenuo a la vista), el neo-napoleónico presidente francés Nicolas Sarkozy, junto con su compinche el primer ministro británico David Cameron de Arabia, caminaron a grandes pasos hacia un aeropuerto militar acordonado en Trípoli para cantar La vie en rose junto al Mediterráneo, celebrando así el éxito del prolongado bombardeo de la OTAN para llevar la “democracia” a Libia.

Pegado a ellos para la sesión de fotos iba el insufrible auto-promotor y auto-pregonado “nuevo filósofo” Bernard-Henri Levy, el del torso perennemente revelado bajo una camisa blanca bien planchada, el del tristemente célebre llamado telefónico desde Bengasi que “vendió” una guerra al acosado Liberador Gálico (como si el Rey Sarko fuera a rechazar algún empujoncito para aumentar su grandeza).

No es necesario utilizar las metáforas de Roma Imperial de “vuelta de la victoria” a “laureles” y el inevitable “al vencedor el botín (de guerra), porque es exactamente lo que pasó.

El Rey Sarko y Little Dave tal vez no se parezcan a la adorable dama de Angola que acaba de ser coronada Miss Universo, pero no podrían haber estado de un humor más “libre de disfrutar mi resplandor”. Una vuelta de la victoria en la periferia del imperio -aunque no sea más que un modesto procónsul- ciertamente es mejor que ser aplastado sin piedad la debacle económica europea.

Acompañado por el sonido de helicópteros Apache que patrullaban el Mediterráneo, y escoltado por docenas de policías antidisturbios, el Rey Sarko sintió la necesidad de decir a un mundo crédulo: “Lo que hicimos fue por razones humanitarias. No existía un plan oculto.”

Pero por si acaso –mientras los dos principales hoteles de Trípoli están repletos de multilingües contratistas/buitres– el presidente del sospechoso Consejo Nacional de Transición (CNT), Mustafa Abdul Jalil, tuvo que detallar los planes: “los aliados y amigos tendrán prioridad dentro de un marco de transparencia” en el reparto del botín. Con tantos jugosos contratos de petróleo y gas (y agua y uranio y reconstrucción) que embolsarse, y tan poco tiempo.

Haciéndose eco del Rey Sarko, Little Dave proclamó pomposamente: “la primavera árabe debería convertirse en un verano árabe”. Es el nombre de código para una OTAN lista para enviar al olvido a bombazos a más dictadores, mientras haya algunos “rebeldes” oportunistas dispuestos a llamar a la caballería (europea) exhibiendo credenciales pro democracia, falsas o de alguna otra forma.

El Rey Sarko incluso delineó el próximo capítulo: el camino de Damasco. Querido Bashar, es hora de comenzar a reservar ese pasaje de ida.

¿Una nueva Somalia?

La visita relámpago del Rey Sarko y Little Dave a Trípoli se planeó cuidadosamente para eclipsar la visita del primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan. Sin embargo, en lo que tiene que ver con el alma de la Primavera Árabe –Egipto– Recep es el hombre, no los bombarderos anglo-franceses de la OTAN.

Y pensar que solo ayer los servicios de inteligencia británicos y franceses estaban tan felices acostados con el aparato de seguridad de Gadafi. Qué pena que Little Dave no haya pasado parte de su valioso tiempo con el comandante militar de Trípoli Abdelhakim Belhaj, ex emir del Grupo Islámico de Combate Libia (LIFG, por sus siglas en inglés), ex hombre de al-Qaida, ex torturado por la CIA pero (para su suerte) eterno enemigo de Gadafi.

Belhaj, por su parte, perdió una gran oportunidad de pedir a Little Dave –ante la ausencia de los estadounidenses– una excusa oficial inglesa por la tortura y los seis años de cárcel; tal vez ahora opte por el Tribunal Penal Internacional.

Esencialmente la OTAN conquistó en Libia una franja de carretera sembrada de unas pocas ciudades a orillas del Mediterráneo. Nadie sabe lo que pasa realmente en el desierto. El verdadero propósito de la OTAN es esperar y ver si Gadafi y sus fuerzas se reagrupan y rearman en Níger y el sur de Argelia e inician una verdadera guerrilla. Será la excusa perfecta para que la OTAN se quede, como en Afganistán.

También existe el asunto importante de cientos, tal vez miles, de africanos subsaharianos acosados o masacrados por los “rebeldes de la OTAN”, lo que garantizará que grandes áreas de África respalden activamente a Gadafi.

Como la OTAN espera poder ampliar su diversión, no sorprende que a los amantes anglo-franceses les importe un comino la promesa de su anfitrión Jalil de tirar a la basura el Estado secular de Libia (que la Sharía se convierta en la “principal fuente de derecho”). Una razón más para que Occidente esté “vigilante”. Hay que esperar importantes disputas. Hay que estar pendientes de Ali as-Salabi –un islamista de la línea dura alineado con el jeque Yusuf al-Qaradawi. Ya ha lanzado una guerra contra el primer ministro del CNT Mahmud Jibril, quien hasta ahora ha sido el rostro mediático global de los rebeldes de la OTAN. As-Salabi define a Jibril y a su séquito de “secularistas extremos” que llevan a Libia a “una nueva era de tiranía y dictadura”. Sucede que el hombre de al-Qaida Belhaj –que comanda a miles de rebeldes armados hasta los dientes– es un estrecho aliado de as-Salabi.

No existe evidencia de que el CNT tenga la fuerza necesaria para desarmar al actual infierno de las milicias en Trípoli y más allá, que ya adquiere estilo iraquí. Si el CNT no reacciona, será un placer para la OTAN hacerlo. En este caso, se apuesta a que Libia se convertirá no en un Afganistán 2.0 o en Iraq 2.0, sino en Somalia 2.0. ¿Jugada final? Enviar a los marines y convertir Trípoli en Faluya. Tal vez Barack Obama incluso gane la elección en 2012 en EE.UU. gracias a ello.

Apuesto a que la diversión (trágica) recién comienza. Veamos cuánto tardará hasta que el Rey Sarko y Little Dave vuelvan a presentar su vuelta de la victoria y en qué clase de Trípoli aterrizarán. ¿Kabul, Bagdad o Mogadiscio?

Pepe Escobar es autor de “ Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War ” (Nimble Books, 2007) y “ Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge ”. Su último libro es “ Obama does Globalistan ” (Nimble Books, 2009). Puede contactarse con él en: pepeasia@yahoo.com .

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