Calle 13 en Córdoba: fiesta a domicilio (+ Fotos)
Por: Celina Alberto, La Voz Interior, Argentina
Vamos a explotar porque llegamos todos llenos de bombas, cada una explicada desmenuzada, minutos antes del show, con un video que se divierte describiendo la composición de la angustia, de la alegría, de la calentura, del amor y la indignación. Calle 13 exterminará la tensión de todas ellas en dos horas combustibles, para bailar haciéndole el juego al brazo incendiado de René Pérez.
El baile de los pobres empieza a hacer saltar al Orfeo colmado, para inaugurar lo que en la noche del sábado fue una fiesta de música despierta y que los hermanos comandaron como un ritual de encuentro y arenga. No hay nadie como tú, Vamos a portarnos mal completan tres favoritas, según ellos mismos publican en la página donde conectan con su gente. De Puerto Rico, alineados con ese cinco por ciento que sigue pidiendo la independencia nacional, el dúo Residente-Visitante gira para decir con su música lo que les duele y los despierta del continente.
René está usando Adidas, con el torso descubierto en todos sus tatuajes, el escenario puede ser una invitación y él va a usarla para pedir movimiento. “No a la ley 30 del presidente Santos de Colombia”, clama y reconoce en la ciudad el corazón universitario al que apela para solidarizarse también con las marchas de estudiantes en Chile, de Puerto Rico, de toda la región. Todavía no se ha rendido, dice, entonces nadie venció y sale con Calma pueblo, la sangre caliente, enojada, el gobernador de Puerto Rico se lleva todos los insultos y René pide su país con una sola bandera. La bala, El hormiguero, La perla, Chulin culin cunflai, Suave en su versión más dura.
El concierto es entonces también el encuentro entre búsquedas afines, la celebración de una causa que comparte identificaciones, que devuelve con banderas, con remeras, carteles y ofrendas a la medida de su mutua correspondencia. René acumula también los corpiños de sus fans, se deja idolatrar sin perder la sonrisa. Y canta Muerte en Hawai y Un beso de desayuno, para la mitad femenina que no puede quitar los ojos de tanto cuerpo y decir hermoso. Se vale to-to, ahí mejor. PG13 en segundo y primer plano, acompaña el rito con el juego corporal, la actitud perreo y voz penetrante en Pa’l norte.
“Vamos a hacer un ejército”, dice René, después de pedirle a la mitad masculina del público que repitiera el coro de Fiesta de locos, alto y fuerte. Iba a ser la despedida, el último de los tres bises que los devuelve al corazón del escenario, a bailar y agitar hasta volverse calle.
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