España vota en medio de una crisis sin precedentes
Hace tiempo que se dice ¡qué triste que es cuando unas elecciones son previsibles! No hay emoción ni sensación de cambio. Y eso va a pasar en España hoy, cuando gane -como todas las encuestas lo anticipan- el Partido Popular, con Mariano Rajoy a la cabeza, al oficialista PSOE que lleva como candidato a Alfredo Pérez Rubalcaba.
Sin embargo, el mérito es muy chico: ganará porque el Partido Socialista erró desde el mismo momento en que negó que lo de España fuese una “crisis”. Y sí, en el país ibérico hace tiempo que si no es uno, es el otro. Hay partidos más chicos, pero que apenas tienen voz y voto.
Al menos, esta vuelta se hicieron sentir más que otras veces y candidatos como Rosa Díez y Cayo Lara no son ya tan desconocidos para la población.
Incluso el sistema electoral que rige en el país está siendo cada vez más cuestionado por ese defecto que tiene de tapar las voces minoritarias.
La incertidumbre entonces para este 20-N pasa por otras cuestiones. Por ejemplo, cuál será el nivel de abstención del voto o la cantidad de votos nulos que habrá, dos maneras con las que tradicionalmente la población muestra su descontento hacia la clase dirigente.
Las trampas del voto
Sin embargo, esta decisión puede tener el efecto colateral de afectar a los partidos más pequeños, pues el voto en blanco cuenta como un voto y les dificulta alcanzar el porcentaje mínimo necesario para ocupar algunas bancas.
Por ello, para las horas previas al 20-N se organizaron movilizaciones pacíficas de los indignados del 15-M para que haya una reflexión colectiva en la Puerta del Sol, en Madrid, durante la que es posible informarse sobre las consecuencias que pueden tener tanto el voto como el no voto.
Pero bueno, claro que la pregunta más grande de todas para estas elecciones es “¿y la economía qué?”.
Acciones de urgencia
El Banco Central Europeo tuvo que salir a salvar las papas de España y la sacó de la zona de rescate, cuando la prima de riesgo llegó a los 500 puntos, mientras que, tranquilo, desde su campaña Rajoy decía: “Estamos embargados, pero vamos a salir”.
¿Cómo? No lo dice.
Aunque se sabe que seguramente será con más recortes, lo que hará tambalear a toda la población que ya bastante tiene con el altísimo nivel de desempleo (casi cinco millones de desocupados).
Justamente, los recortes podrían ir directo al subsidio con el que sobreviven aquellos sin trabajo.
Hace unos días, alrededor de quince mil estudiantes salieron en Madrid a marchar en contra de los recortes que ya hubo en el área de la educación y dejaron claro su mensaje al grito de “¡esta crisis no la pagamos!” y “¡la Uni no se vende, se defiende!”.
Los mismos llamados
Pero no se sabe. Nada se sabe. Rajoy llama a sumarse al cambio con la misma imagen que hace dos elecciones y sin decir cómo será el cambio en materia económica que es lo que más inquieta.
Ironías. Lo mismo que desde el lado del PSOE, Rubalcaba insiste en que se saldrá de la crisis, cuando el partido del que formó parte todos estos años no ha conseguido más que empeorarla.
Los españoles que así lo quieran irán a votar hoy, pero lo harán con muchas más incertidumbres que certezas sobre el futuro que les espera. El resto de los países europeos espera que el final sea el mejor para todos.
(Con información de Tribuno.ar)
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