Un desastre para el PSOE y se viene un duro ajuste con el Partido Popular
Por: Emilio Marín, La Arena
La estrella del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) se venía apagando en los últimos años por su tolerancia primero y activa promoción y concuspicencia más tarde, con los banqueros y capos industriales causantes de la crisis económica mundial. España, como Portugal, Irlanda, Grecia e Italia, disputaban el podio de ese horrible torneo, que premiaba a los gobiernos que más daño habían inflingido a sus gentes.
José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del gobierno en el marco del reinado de Juan Carlos de Borbón (alias Juanito, para los amigos como Néstor Kirchner), había ganado los comicios de 2008. Pero a partir de allí, cuando el 15 de setiembre de ese año se desplomó el Lehman Brothers, pareció que alguna mampostería cayó sobre el gobernante español. Lo impactaron y atemorizaron, al punto de ponerlo a gobernar en una dirección que ya traía, solo que ahora más alevosamente.
El paro se hizo más preocupante, al punto que hay un 21.52 por ciento de desocupados, con una tasa que sube al doble en la población juvenil. En números absolutos “son 4.978.300, según la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE, considerada como el mejor indicador de la evolución del empleo y el desempleo en España” (Télam 28/10).
Esas marcas son las mayores de la historia española y explican la aplastante derrota del gobierno “socialista”. Este debió anticipar las elecciones luego que en mayo perdiera los comicios municipales.
Esa crisis económica y de gobierno motivó a que un gran movimiento de jóvenes y no tanto, desocupados, empleados temporales, profesionales sin empleo, etc, ocuparan la Puerta del Sol a mediados de mayo. Hicieron la punta pues luego se formaron “movimientos de indignados” en otros países, incluso en Estados Unidos, y el 15 de octubre realizaron una protesta a nivel internacional. Los indignados españoles en cierto modo adelantaron un aspecto del resultado electoral del domingo pasado: la derrota del PSOE. Rodríguez Zapatero era una suerte de Cid Campeador al revés: perdía batallas después de muerto política y socialmente.
Tal resultado puede afectar a parte de sus alicaídos votantes y un segmento de centroizquierda para la que siempre es preferible el mal menor, sin esperanza de algo mejor. En cambio una parte de los indignados, al votar por Izquierda Unida y otras formaciones, esta vez cambió su voto para mejor. Si ganó la derecha no es su culpa, que recae exclusivamente sobre la cúpula del PSOE. Este en 2008 obtuvo 11.2 millones de sufragios y este domingo 7 millones, perdiendo en el camino 4 millones. Algunas cabezas deberán dar explicaciones y luego, prontamente, rodar hacia el retiro efectivo de la política.
Ya lo cantó Sabina
Se sabía que el PSOE perdería inevitablemente. Se especulaba sobre la dimensión de su tragedia. Las encuestadoras fueron ampliando la diferencia que lo iba a separar del triunfante PP. En mayo de 2010 eran solamente 4 puntos y en las últimas encuestas de noviembre se estiraban hasta 10 o 15. Fueron al final más de 13.4 puntos la ventaja de la primera a la segunda fuerza.
Para algunos jóvenes electores puede haber sido una novedad tal declinación “socialista”. Pero ese partido había sido gobierno mucho antes de 2003, cuando pudo derrotar al mentiroso José María Aznar: en 1982 el PSOE llegó al gobierno con el carismático Felipe González, alias Isidoro en las actividades clandestinas contra el decadente franquismo.
González “puso el guiño a la izquierda y dobló a la derecha”, como se dice que en Argentina hacía uno de los mayores líderes de su historia. Dijo que no tendría nada que ver con la OTAN y al final terminó prestando bases y apoyo para las campañas bélicas del imperio mayor y los socios menores.
En 1986, en un tema musical “Cuervo Inquieto”, cantado por Joaquín Sabina y Javier Krahe, un personaje indio le reprochaba a Felipillo la política seudosocialista: “Tú no tener nada claro/ Cómo acabar con el paro/ Tú ser en eso paciente/ Pero hacer reconversión/ Y aunque haber grave tensión/ Tú actuar radicalmente/ Tú detener por diez días/ En negras comisarías”.
Y remataba críticamente: “Tú mucho partido pero/ ¿es socialista, es obrero?/ ¿o es español solamente?/ pues tampoco cien por cien/ si americano también/ gringo ser muy absorbente/Hombre blanco hablar con lengua de serpiente”.
El cacique “Cuervo Inquieto” daba con su flecha en el blanco. Primero González perdió con Aznar y ahora Rodríguez Zapatero con Mariano Rajoy. La magnitud de esta última derrota está dada porque en 2008 el PSOE ganó con 43,9 por ciento de los votos, logrando 169 escaños. Ahora tendrán 110.
Un tema que los análisis de la “prensa seria” busca invisibilizar es que la caída socialdemócrata no significa un naufragio para toda la izquierda y sectores antiimperialistas. Por caso, Izquierda Unida (con el Partido Comunista español) tuvo una cosecha importantísima, de 1.7 millón de votos, que le permitió pasar de 2 a 11 diputados, en cotejo con tres años atrás. Es la cuarta fuerza nacional.
Otro ejemplo notable fue la gran performance de la coalición de la izquierda nacionalista vasca y de otros sectores de Euskal Herria. Bajo el nombre de Amaiur obtuvo 7 diputados al parlamento español y resultó la mayor fuerza en la comunidad vasca y la segunda si se agrega Navarra.
Por eso hay que ser precisos: la debacle de Rodríguez Zapatero no es de toda la izquierda, nacionalistas y progresistas peninsulares. Que a quien le quepa el sayo, que se lo ponga, pero que no generalicen.
Ganó la derecha-derech
Ese comentario no invalida ni secundariza la principal característica de la votación española: ganó la derecha-derech, la formación de Rajoy. Esta ya contaba con una fuerza importante en el Parlamento, que ahora será hegemónica con 186 diputados. Y ya tenía la mayoría de los gobiernos de ciudades, comenzando por Madrid.
¿Ese triunfo fue fruto de la recolección de millones de votos nuevos en comparación con la elección de 2008? No. El PP tuvo en esta oportunidad sólo 550.000 votos más respecto a esa oportunidad, por lo que queda claro que su victoria no fue tanto por mérito propio como por desplome en toda la línea del rival. Ya se señaló que el PSOE perdió 4 millones de sufragios.
El partido derechista tiene un piso propio, más o menos inamovible (ahora puede subir por un cierto tiempo por aquello de que la victoria tiene muchos padres) de alrededor de 10 millones. La España reaccionaria, oligárquica, clerical, ligada al Opus Dei, los Estados Unidos, la OTAN, la Bolsa de Madrid y a la historia franquista y de la Santa Inquisición, tiene sus defensores. No debe ser subestimada. Una de las postales a tener presente es la reunión en las Azores, en marzo de 2003, antes de la invasión norteamericana contra Irak, donde sonreían George Bush, Tony Blair y Aznar.
Rajoy está preparando su equipo para el nuevo gobierno, que comenzará a debatirse en las cámaras el 17 de diciembre. La idea es que antes de Navidad pueda poner ese “regalito” en el árbol de la fiesta.
El ganador anda medio acojonado, pues no será sencillo aplicar las recetas de ajuste que prescribe su partido en línea con la cámara empresarial CEOE y sobre todo el FMI, el Banco Central Europeo y el gobierno de Angela Merkel. Alemania, considerándose el primus inter pares ya anda exigiendo al jefe del PP que empiece de una buena vez a tomar medidas para que la economía española deje de ser el eslabón débil que puede romper toda la cadena de la Unión Europea.
En marzo de 2010 Rodríguez Zapatero anunció el primer paquete de medidas supuestamente contra la crisis. Incluía el recorte de sueldo a los empleados estatales, la congelación de las pensiones, la eliminación del cheque-bebé, etc. Todo eso será un bebé de pecho comparado con las medidas draconianas que piensa adoptar el nuevo Ejecutivo. El objetivo que urge Merkel es que España baje el déficit fiscal del 8 al 4,4 por ciento del PBI para 2012.
Con la línea fijada por Berlín, que deberá obedecer Rajoy, es previsible que haya sacrificios extraordinarios para el pueblo español, bastante más que los ya padecidos. Los indignados deberán buscar formas más concretas de participación política, a la vez que encontrarse más amigablemente en las calles con las protestas de gremios. Estos preparan una huelga general como hace mucho tiempo no sucede, siguiendo la experiencia griega. “Va estar lindo Madrid” podría haber propagandeado Rajoy, como su amigo Mauricio Macri respecto a Buenos Aires. Lo que va a estar lindo es la protesta social y política contra los ajustes de la Internacional de la derecha.
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