La Fuerza Aérea de Estados Unidos desechó restos incinerados de cadáveres de soldados en un vertedero de Virginia, sin comunicar el procedimiento a familiares de los difuntos, reseñó hoy el diario The Washington Post.

De acuerdo con el influyente periódico, al menos 274 cuerpos de militares acabaron en el terraplén, muchos más de los que el Comando Central del Ejército había reconocido antes de poner fin a este método secreto hace tres años.

La controvertida práctica ya había sido denunciada en noviembre por este mismo diario. Los nuevos datos detallan el alcance de lo que se ha convertido en el episodio más embarazoso para la Base Aérea Dover, en el estado de Delaware.

Oficiales del Pentágono señalaron el mes pasado que identificar a todos los soldados supondría un muy duro esfuerzo ya que deberían comparar datos de ADN relacionados con seis mil restos que han pasado por el depósito desde 2001.

Un recuento basado en registros de la Fuerza Aérea demostró que de 976 fragmentos de cadáveres, 274 correspondían a militares estadounidenses que fueron incinerados y trasladados al vertedero entre 2004 y 2008.

Un grupo adicional de mil 762 restos no identificados fueron recogidos aleatoriamente de campos de batalla y se dispusieron de la misma manera, explicó la institución castrense.

Existen fragmentos humanos que nunca podrán someterse a pruebas de ADN, ya que han sufrido quemaduras graves o daños severos luego de explosiones, agregó una comunicación del mando militar.

Según el Post, el polémico procedimiento de quemar y lanzar los restos a un vertedero de Virginia ya fue abandonado por los funcionarios a favor de tirar los cuerpos en el mar.

El depósito de Dover, principal punto de entrada de los caídos en las guerras del Pentágono, es objetivo de una investigación federal debido a la mala administración en este proceso.

(Con información de Prensa Latina)