El triste drama de las desapariciones en Libia
En Libia siguen desapareciendo personas a plena luz del día, al mismo tiempo que los nuevos gobernantes ajustan cuentas con los sospechosos de ser leales al antiguo régimen.
Aunque el conflicto en Libia se dio por terminado con la muerte del hombre que estorbaba a la democracia occidental, las atrocidades continúan contra los sospechosos de haber sido leales a Muammar Gaddafi. Las imágenes que se difunden sobre el país árabe son inquietantes.
En este contexto, Rusia exigió una investigación sobre las víctimas civiles que dejaron los bombardeos de la OTAN en Libia. Así reaccionó Moscú al informe elaborado por grupos de derechos humanos que consigna la muerte de decenas de personas en los ataques aéreos, a pesar de que la Alianza asegura que su operación fue ‘limpia’.
Los ‘perros de Gaddafi’
Después de que los insurgentes respaldados por la OTAN entraron en Sirte, la ciudad natal de Gaddafi, mirar a la muerte a la cara se convirtió en una experiencia cotidiana para sus residentes.
Hombres, jóvenes y ancianos, fueron capturados por los rebeldes y señalados como ‘perros de Gaddafi’, tan solo por vivir en la localidad o en las inmediaciones de su vecindario. Y las consecuencias de esto son generalmente mortales.
Durante meses las calles de la ciudad fueron el escenario de ejecuciones de partidarios leales a Gaddafi, mientras los rebeldes ‘liberaban’ al país ayudados por las potencias occidentales.
Las leyendas negras sobre las presuntas tendencias sádicas del coronel se hacían cada día más extravagantes, justificando cualquier tipo de maltrato para los sospechosos de simpatizar con su régimen.
“En algunos lugares la violencia es muy seria”, afirmó Fred Abrahams de Human Rights Watch.
“Prestamos atención a la ciudad de Towerga. Las milicias de la vecina ciudad de Misurata están aterrorizando a la gente de ahí. Los acusan de haber luchado a favor de Gaddafi y de haber cometido atrocidades en su nombre”, dijo.
Una cárcel en Trípoli, donde supuestamente el régimen de Gaddafi encerraba a sus oponentes políticos sin juicio previo y sin permitirles defenderse legalmente, se ha convertido en el emblema de la capital liberada.
Pero mientras sus celadores abundan en detalles sobre las torturas y castigos que Gaddafi ordenaba contra los presos políticos, el miedo y el odio aún se sienten en los alrededores.
Abu Salim es un barrio pobre del sur de Trípoli, en el que el coronel tuvo una fuerte base de apoyo antes de huir de la capital. El distrito también da nombre a una prisión que tiene una fama negra abultada con las acusaciones de maltratos y ejecuciones arbitrarias a los reclusos.
Sus antiguos prisioneros fueron liberados y Gaddafi está muerto, sin embargo las violaciones a los derechos humanos en Abu Salim continúan. Los residentes del barrio van desapareciendo sin dejar rastro y sus familias temen incluso hablar de ello.
Un viso de esperanza
Uno de los pocos lugares en Libia donde los familiares de los presuntos partidarios de Gaddafi pueden pedir ayuda es una organización no gubernamental fundada por Mohammad Miloud Benhammed. Esta ONG investiga el destino de los desaparecidos del nuevo liderazgo libio.
“Por lo general son las madres las que vienen aquí y al principio tienen miedo de decirme que su hijo o marido estuvo alistado en las fuerzas de Gaddafi. Dicen que era un civil que quedó atrapado en el fuego cruzado”, dijo Mohammad a RT.
Mohammad y sus colaboradores toman fotos de los cuerpos no identificados que se descubren regularmente a lo largo del país. Estas instantáneas se han convertido en la única prueba para terminar la búsqueda de un desaparecido o seguir dando esperanza a su familia.
“Espero que esté en Túnez. Tal vez en un hospital. Tal vez haya perdido la memoria o no pueda contactarnos”, dijo Evyed Farhatn, cuyo hermano ‘desapareció’ en el frente de Bani Walid.
Los que se mantienen estoicos en la búsqueda creen que la esperanza es lo último que se pierde y, en efecto, en este país destrozado, es un milagro que la esperanza permanezca viva.
(Con información de RT)
Haga un comentario.