Chile: las cosas por su nombre…
Por: Andrea Dufournel , ARGENPRESS
Las sorpresas del gobierno de Piñera no se hacen esperar y continúa hoy de mano del nuevo Ministro de Educación, Harald Beyer, el cual, luego de profundas meditaciones que, de seguro, a corto plazo le provocarán estrés ha llegado a la conclusión de que ya no es dictadura la de Pinochet: los alumnos de hasta 6° básico aprenderán que entre 1973 y 1990 en Chile hubo un “régimen militar”. Esto no es sorprendente, el ahora ministro se manifestó hace algunos meses a favor de reducir las horas de historia que se imparten en los colegios chilenos.
Para algunos, podría no tener importancia de no ser por la permanente actitud del gobierno de derecha de Piñera y sus ministros por desmarcarse de la figura de Pinochet y bajarle, por otro lado, el perfil a las atrocidades cometidas a través del terrorismo de estado por la dictadura de la cual fueron cómplices ya sea por acción u omisión.
Como si no fueran conocidas en el mundo las miles de víctimas, detenidos desaparecidos, asesinados, exiliados, torturados, exonerados, sumado todo esto a la ignominia de haber atentado contra el gobierno legítimamente constituido del presidente Salvador Allende, cuya figura es admirada y reconocida en todo el mundo.
Las pretensiones de Beyer, y a través suyo del gobierno, no es otra cosa que intentar producir una suerte de amnesia colectiva por decreto. Las atrocidades ocurridas en Chile no se podrán olvidar ni cambiar por un mero cambio de nombre, lo acontecido dejó hasta hoy perplejo al mundo entero. Se le llama dictadura y seguirá siendo así ya que nadie con conciencia, podría dejar de llamar dictadura a esta ignominia, a este verdadero holocausto que nos tocó vivir y que esperamos nunca más tengamos repetir esta tortura colectiva en la que su “régimen” nos hizo padecer.
Los eufemismos típicos de la derecha, con su lenguaje santurrón no borrarán la historia a pesar de los intentos por ocultar los hechos, el estilo de esconder sus excretas bajo la alfombra reflejan su calidad humana, su cinismo soterrado y deja aún más claro sus estrechos vínculos con los esbirros que ejercieron el poder absoluto con la venia de la derecha fascista. Podrán cambiarle el nombre, pero no dejará de ser una de las dictaduras más cruentas que ha vivido la humanidad, los crímenes cometidos traspasaron nuestras fronteras.
Ya lo han intentado antes: a las atrocidades cometidas les llamaron excesos. Las cosas deben llamarse por su nombre y muy a pesar del gobierno tendrán que aceptar que los diecisiete años de oscuridad y terror vividos en Chile, fueron y seguirán siendo una DICTADURA.
Haga un comentario.