La Pachamama se muere de dolor, hay que acudir corriendo
Por: Fidel Rendón Matienzo, Sitio de la Radio Cubana
En ocasión de celebrarse el 22 de abril el Día Internacional de la Madre Tierra, el grupo ecologista Cubanos en la Red, la Asociación Cubana de la Organización de Naciones Unidas y la dirección del parque Lenin, en La Habana, prevén celebrar el Festival de la Pachamama.
Según los organizadores, desde las 10:00 am hasta las 6:00 pm, en el área de estacionamiento del Rodeo del referido parque serán diversas las actividades recreativas, educativas, culturales, gastronómicas y deportivas, dirigidas a alcanzar un justo equilibrio entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de las generaciones presentes y futuras, en función de lograr la armonía con la naturaleza y la Tierra.
Subraya la convocatoria que este encuentro se suma a la jornada por el aniversario 40 de la fundación del parque Lenin, por la inolvidable combatiente revolucionaria Celia Sánchez Manduley, como el gran pulmón verde de La Habana y lugar de esparcimiento e intercambio familiar con el ecosistema natural.
En realidad en toda Cuba, serán múltiples las acciones previstas por los gobiernos locales, la Organización de Pioneros José Martí, los Ministerios de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, de la Agricultura, de Educación y Cultura, y de organizaciones no gubernamentales y otras tantas entidades.
La lentitud del mundo en su respuesta a la Tierra
Aunque no pocas publicaciones y organismos especializados destacan la figura del senador estadounidense Gaylord Nelson como el promotor, en 1970, del Día de la Tierra, no podemos dejar de reconocer los esfuerzos que desde hace varias décadas realiza la Revolución Cubana, y cómo su máximo líder en múltiples ocasiones llamó a crear una conciencia común a los problemas de la contaminación, la conservación de la biodiversidad y otras preocupaciones ambientales para proteger la Tierra.
Incluso a propuesta del presidente boliviano Evo Morales, el 22 de abril de 2009 la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución que declara esta fecha como Día Internacional de la Madre Tierra.
Al incorporarla al calendario global, Naciones Unidas declaró que “el mundo ha respondido con lentitud a las emergencias generadas por el calentamiento de la Tierra y los daños que nuestra imprudencia está causando a nuestro planeta”.
Como bien afirmara el pasado año el embajador boliviano Pablo Solón en un foro interactivo en Nueva York, en el que participaron unos 100 Estados miembros de la ONU, “actualmente la humanidad se encuentra en una encrucijada entre mercantilizar aun más a la naturaleza o reconocer sus derechos”.
Y agregó que “hablar de equilibrio es hablar de derechos para todas las partes del todo. Puede ser que los derechos no sean idénticos para todos, ya que no todos son iguales. Pero creer que sólo la parte humana goza de privilegios mientras los otros son objetos, es la peor estupidez de la naturaleza humana”.
En no pocos discursos y más recientemente en Reflexiones suyas, Fidel Castro ha tratado el tema y ha denunciado que el uso irracional, desmesurado e irresponsable de los recursos naturales, en particular por las potencias desarrolladas, con sus guerras de rapiña, carrera armamentista y ambiciones imperiales, cada vez hace mayor que esa especie humana, como es el hombre, esté amenazada de extinguirse.
Y son los pueblos, en especial los del Tercer Mundo, y también, por qué negarlo, los pobres y los desposeídos dentro del Primer Mundo, las principales víctimas de estas políticas carentes de una falta de voluntad por algunos gobiernos.
¿Cuántos Fukushima silenciosos a diario no dañan la Pachamama?
La proclamación del 22 de abril como Día Internacional de la Madre Tierra supone el reconocimiento de que la Tierra y sus ecosistemas nos proporcionan la vida y el sustento a lo largo de nuestra existencia, y en especial la responsabilidad que nos corresponde a todos sus habitantes, tengamos la creencia o afiliación política, ideológica o filosófica que sea, de protegerla y cuidarla.
Datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) indican que cada año más de 130 mil kilómetros cuadrados de montes o bosques se pierden por efectos de la deforestación, la conversión a tierras agrícolas, la recolección insostenible de madera, las prácticas de la gestión inadecuada de la tierra, y la creación de los asentamientos humanos.
Y qué decir del despilfarro de agua, cuando sabemos que solo el dos por ciento de la que existe en el planeta para la supervivencia de todas las especies, incluida la humana, es potable.
Por ahí andan como amenazas frecuentes los desastres ecológicos provocados por el propio hombre, cuando no actúa con responsabilidad, amén de los desequilibrios provocados por el calentamiento global. El devastador terremoto y posterior tsunami de marzo del 2011 afectó también la planta nuclear de Fukushima, en Japón, que con la fuga de radiactiva, se convirtió en el peor desastre en la historia de esa nación asiática.
Pero, en honor a la verdad, ¿cuántos Fukushima silenciosos a diario no dañan la Pachamama?
Ojalá que el 22 de abril en tantas ciudades, poblados o lugares del mundo, como transcurrirá seguramente ese día en el habanero Parque Lenin, se reitere que la Madre Tierra, como la Era y parafraseando al poeta, “está pariendo un corazón, no puede más, se muere de dolor, y hay que acudir corriendo pues se cae el porvenir…”
Haga un comentario.