Un año después, España continúa Indignada

Un año después, España continúa Indignada El movimiento de los “indignados” españoles, que en la primavera de 2011 despertó a una sociedad que parecía anestesiada ante la sacudida de una profunda crisis económica, volverá a las calles este fin de semana para conmemorar su primer aniversario, cuyo balance arroja luces e incógnitas sobre su futuro.

Bajo el lema “Mayo 2012, seguimos en las calles”, el denominado 15-M o la “Spanish revolution” ha organizado una batería de manifestaciones, actos, asambleas, talleres y encuentros para recordar que los motivos que les llevaron a protestar hace un año siguen vigentes.

“La gente está muy harta de tener que pagar muchas veces por todo, por la educación, la sanidad o el rescate de los bancos. Tienes que pagar la hipoteca al banco y luego vuelves a pagarle cuando el Estado con tus impuestos mete dinero en el mismo banco”, dijo a Reuters Fernando Sánchez, informático de 28 años, que piensa acudir a las manifestaciones.

En el año de vida del 15-M, que bebió de la primavera árabe e inspiró a otros movimientos de protesta como Occupy Wall Street, la situación económica del país ha empeorado, entrando en su segunda recesión en tres años y dejando a uno de cada cuatro trabajadores en paro.

El Gobierno de Mariano Rajoy, que desbanco a los socialistas en noviembre con mayoría absoluta, ha comenzado a acometer recortes en los pilares del Estado de bienestar para contener un déficit desbocado que mantiene a España al borde del rescate, y ya ha empezado a notar el desgaste en el apoyo ciudadano, según el Centro de Investigaciones Sociológicas.

Uno de los momentos álgidos del aniversario indignado en Madrid serán marchas desde los barrios el sábado 12 de mayo que pretenden confluir en la Puerta del Sol, epicentro del movimiento, donde se guardará un minuto de silencio y se levantará una bandera blanca, según un calendario de acciones colgado en Internet.

ACAMPADA

Y por supuesto, han convocado una acampada de 24 horas, una de sus señas de identidad, al finalizar la marcha del 12-M y otra el 16 de mayo en los barrios y pueblos de Madrid, citas que tienen su equivalente en otros puntos de la geografía española y mundial, con convocatorias en cientos de ciudades.

Las autoridades de la capital ya han advertido de que no van a tolerar una nueva acampada y la Delegación del Gobierno, que ha autorizado tres concentraciones – la Puerta del Sol, bulevar del Paseo del Prado y plaza de Tirso de Molina – pero con un horario limitado, va a desplegar más de un millar de agentes durante esas jornadas.

“Una parte del éxito de las acampadas fueron los desalojos, se hizo un efecto llamada, pero no podemos prever qué va a pasar esta vez”, dijo a Reuters Jesús Sanz, sociólogo de la Universidad Autónoma de Barcelona, autor del análisis “15-M. Apuntes para el análisis de un movimiento en construcción”.

La “Spanish revolution”, apartidista y sin jerarquía, prendió como la pólvora entre la ciudadanía tras una primera manifestación convocada a través de las redes sociales en ciudades de toda España el 15 de mayo de 2011.

Tras casi un mes con acampadas en las principales plazas públicas, los “indignados” trasladaron su actividad a los barrios donde, de forma más discreta, han impulsado iniciativas como cooperativas de intercambio, huertos, asambleas sobre diversos asuntos o se han movilizado para parar decenas de desahucios, quizá el punto donde han tenido más éxito.

“Si el movimiento es capaz de mantener su imagen de no violencia conseguirá recuperar la simpatía de medios de comunicación y muchos ciudadanos”, auguró Sanz sobre los “indignados”.

Durante estos días, el 15-M va a presentar su “tribunal ciudadano de justicia”(cuyo objetivo es investigar delitos que han cometido los banqueros de los que, a su juicio, tenía que haberse hecho cargo la fiscalía), ha convocado una “huelga social” y está recogiendo firmas en siete países europeos para cambiar el objetivo del Banco Central Europeo.

Esta vez concretan en cinco sus reivindicaciones, entre ellas Educación y Sanidad públicas de Calidad; No a la precariedad laboral y No a la reforma; Por una vivienda digna garantizada y una renta básica universal.

La quinta de sus razones, que lleva el lema “ni un euro más para rescatar a los bancos”, es un tema especialmente candente después de que el Estado español anunciara el miércoles la toma de una participación mayoritaria en el capital del grupo BFA-Bankia con el fin de sanear la entidad y recuperar la confianza de los mercados.

DIVISIONES

Un reciente barómetro del CIS desveló que el 15-M sigue despertando amplias simpatías en la sociedad -alrededor de un 70 por ciento de los encuestados-, aunque recogió una leve caída del apoyo a este movimiento, que afronta divisiones internas.

El 15-M apenas ha tenido un impacto en los resultados electorales, según los datos del CIS y el Injuve, pero sí que ha cambiado formas de hacer y entender la política -aunque sus reivindicaciones no hayan impregnado los programas de los partidos-, porque ha demostrado que se pueden convocar grandes actos sin una estructura vertical, según Sanz.

Precisamente esta virtud de los “indignados”, su falta de jerarquía, ha desencadenado una serie de rencillas y enfrentamientos en su seno a raíz de que varios activistas registraran una asociación para vertebrar acciones futuras.

“El movimiento ha quedado demasiado escorado hacia posturas demasiado intransigentes de la horizontalidad más estricta. Creo que lo que la ciudadanía demanda es más efectividad, un movimiento ciudadanos que dé voz a todas las personas”, dijo a Reuters, a título individual, Fabio Gándara, durante meses una de las caras más visibles del 15-M y centro de la polémica por la creación de la asociación.

A juicio de Gándara, el gran logro del 15-M fue despertar la conciencia crítica de la ciudadanía pero no ha avanzado tanto como se hubiera deseado en cuanto a organización y coordinación.

“Creo que llegado este momento es necesario dar un paso más allá en la organización de este movimiento ciudadano y realizar propuestas y acciones alternativas a las manifestaciones”, explicó, defendiendo el registro de la asociación sin menospreciar la convocatoria en las calles.

A juzgar por la respuesta en Internet, la mayor parte de los indignados discrepa.

(Con información de CubaSi)

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