El Día de las Madres poco valor tendrá hoy para muchas mujeres en Honduras, donde la criminalidad, la migración forzada, la desnutrición y otras problemáticas sociales suelen obligarlas al luto de por vida.

Este país registra 86,5 homicidios por cada 100 mil habitantes y sólo en los últimos cuatro meses reportó casi tres mil personas asesinadas, según el Observatorio de la Violencia.

Honduras cerró 2011 con siete mil 104 muertos, por lo que acaparó el récord de la nación más violenta en el mundo, incluso por encima de países donde hay guerras o mayor presencia del narcotráfico, de acuerdo con la Organización de Naciones Unidas.

El seguimiento a esta situación con respecto a los jóvenes, por parte del organismo humanitario Casa Alianza, permite suponer que entre esas muertes violentas, ocurridas a un promedio de 18,11 por día, se cuentan las de miles de menores de 23 años.

Las cifras anuales de crímenes contra el sector juvenil se duplicaron en menos de dos años de mandato del presidente Porfirio Lobo, si se comparan con los registrados en gobiernos anteriores.

Desde noviembre de 2009 hasta marzo de 2012 perecieron por la violencia dos mil 92 menores de 23 años, lo que supera las mil 019 víctimas contabilizadas durante el período de Carlos Flores (1998-2002) o las mil 976 bajo la administración de Ricardo Maduro (2002-2006).

En forma paralela y alarmante, 14 infantes de cinco años perecen por cada mil partos ocurridos en Honduras, por condiciones asociadas al bajo peso, la desnutrición, nacimientos prematuros, y la desatención a las embarazadas, admiten autoridades de la Secretaría de Salud.

Estas problemáticas guardan relación con la pobreza que mantiene a prácticamente 62 por ciento de los hogares hondureños por debajo del costo de la canasta básica de alimentos, otros bienes y servicios, como reflejó la Encuesta de Hogares de 2011.

De esas familias proviene la mayoría de los 75 mil hondureños y hondureñas que emigran cada año a Estados Unidos, a razón de 12 por hora, y de los cuales cientos desaparecen en el intento, según datos del Foro Nacional para las Migraciones en Honduras.

La estela de dolor dejada por esas pérdidas humanas conmociona este día a la sociedad hondureña, pero en particular afecta a las madres que claman por el fin de la impunidad ante tales hechos, con el respaldo de activistas sociales y del Comisionado Nacional de Derechos Humanos.

(Con información de Prensa Latina)