Miedo al caos por la torre más alta de América Latina
Con 64 pisos y 300 metros de altura, la Gran Torre Costanera de Santiago de Chile será la más alta de América Latina.
Pero a su sombra, advierten algunos expertos, hay riesgo de que se produzca un caos sin precedentes.
El que es considerado un ícono del desarrollo chileno actual, al punto que la propia expresidenta Michelle Bachelet lo calificó como “símbolo de la reactivación”, densificará la zona hasta niveles que podrían llegar a ser críticos.
La inauguración estaba anunciada para el 27 mayo, pero, después de varias postergaciones, la apertura se espera que sea escalonada hasta completarse en julio.
Estudios del Ministerio de Transporte arrojaron que la demora del tránsito vehicular en la zona podría aumentar entre un 30 y un 50% cuando abra el centro comercial de seis niveles aledaño a la torre, que será el más grande del país y dará trabajo a más de 5.200 personas.
Otras tantas poblarán los más de 190.000 metros cuadrados de oficinas comprendidos en las cuatro torres del complejo.
La Torre Costanera es parte de un megaproyecto del magnate de origen alemán Horst Paulmann, cuya construcción se retomó en diciembre de 2009, tras 11 meses de pausa a causa de la crisis económica.
Su funcionamiento dará aún más importancia al corazón financiero de la capital chilena, conocido como Sanhattan.
No obstante, hay quienes temen que este proyecto sea la gota que colme la copa, entre ellos, el ingeniero en Transportes Louis de Grange.
“Hoy día el sector de Sanhattan está bastante saturado y en ese determinado lugar esto se va a intensificar, se va a masificar, y probablemente la propagación del taco (embotellamiento) en términos espaciales y temporales va a ser importante”, le explicó a BBC Mundo.
Progreso versus congestión
La preocupación, además, es que podría llevar la situación del tráfico humano a extremos en que sólo salir del edificio pueda demorar unas dos horas.
“Se van a ver las mismas incomodidades por mayor tiempo y eso puede generar un cambio de comportamiento: que la gente ya no pase por ahí a esas horas y elija otras rutas u horarios. Entonces los flujos se reasignan y provocan congestión en otros puntos de la ciudad, o se agranda el área congestionada”, le dijo a BBC Mundo el ingeniero Diego Edwards.
Edwards, académico de la escuela de Ingeniería en Logística y Transporte de la universidad Andrés Bello, estima que se va a dar una congestión para los peatones, empeorando una situación que ya es complicada en las horas punta desde que entró en funcionamiento el edificio Titanium (hasta entonces el más alto de Chile) en mayo de 2010.
Pero ante esta situación, hay quienes creen que la respuesta está simplemente en la actitud de la gente, como le planteó a la BBC el presidente de la fundación Defendamos la Ciudad, Patricio Herman.
“Dado que el ser humano no es estúpido, va a haber un reordenamiento y el mercado va a funcionar, porque creo que los potenciales clientes del mall en la medida que tengan que usar el automóvil para llegar no van a ir. Los que van a sufrir son los que están cautivos de ese sector”, señaló.
Louis de Grange opina que aunque se hagan las obras de mitigación vial, que son responsabilidad de la empresa de Horst Paulmann y de los municipios, el punto está en sacar los autos del sector.
“Como lo que importa es mover personas y no mover vehículos, lo que tienen que hacer es cambiar el paradigma y ofrecerle vías de acceso a las personas que sean distintas a las de los automóviles”, sugirió.
Una mesa técnica entre las autoridades estableció 28 medidas para mejorar el traslado en Sanhattan, que en su mayoría se refieren a cambios en el sentido del tránsito, sincronización de los semáforos y ampliación de vías, además de mejorar accesos y modificar los paraderos y recorridos del Transantiago.
El holding dueño de la torre ya compró los terrenos para ensanchar una avenida que era exigida para recibir los permisos de apertura, mientras esperan una inauguración que ven como un hito a nivel internacional.
“Creo que el Costanera Center va a producir un impacto amable. Tenemos que aprender a movernos en ciudades apretadas, tumultuosas, densas. Lo veo en Nueva York, donde nadie molesta al resto a la hora de almuerzo cuando todos salen. No veo que vaya a haber problemas”, vaticinó el arquitecto Yves Besançon, líder del proyecto.
(Con información de Patria Grande)
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