Excursión de Marco Rubio a Guantánamo: Girita electoral
Cercado por sus peliagudos escándalos, el senador estadounidense Marco Rubio se trasladó este martes a la base naval que Washington impone en una zona de la provincia cubana de Guantánamo.
Uno de sus mal disimulados propósitos fue levantar su maltrecha figura política en aras de lograr la candidatura vicepresidencial del Partido Republicano de Estados Unidos.
Pero en el Capitolio dijeron que su misión consistía en examinar el proceso de los tribunales militares encargados de enjuiciar a sospechosos de terrorismo, algunos con 10 años de estancia sin cargos concretos.
También informaron que escucharía una versión de la Marina de Guerra sobre el “valor estratégico” de esa muy cuestionada base, rechazada en numerosos escenarios internacionales.
Marco Rubio regresó el miércoles por la terminal aérea Landmark Aviation, en Miami, luego de finalizado su breve periplo como integrante del llamado Comité Selecto de Inteligencia del Senado.
Apenas aterrizó allí, la misma prensa de esa urbe que reportó el hecho comenzó a sintetizar el largo rosario de trastadas que circundan al congresista.
Su credibilidad cayó fragmentada cuando días atrás el periódico The Washington Post demostró que Rubio mintió al presentarse como hijo de “exiliados cubanos” que huyeron de la isla.
La verdad, puntualizó el influyente rotativo en medio de una gran difusión del caso, es que sus padres llegaron a Estados Unidos en 1956, o sea, unos dos años antes del triunfo de la Revolución.
Hace algunas semanas y sin el menor pudor instó al parlamento de la Florida a borrar una denuncia presentada contra él porque en 2010 utilizó fondos del Partido Republicano en beneficio personal.
En otra ocasión el senador reclamó protección policíaca, en Washington y Miami, con el pretexto de haber sido amenazado “de forma suficientemente creíble”. Pero nadie lo confirmó.
También lo ha traicionado su ardiente ambición de llegar a convertirse en el candidato vicepresidencial de los republicanos, como se le escapó en el programa State of the Union, de la CNN.
Allí manifestó: “si lo hago bien los próximos años como vicepresidente… perdón, como senador”, y entonces guardó silencio al percatarse de su grotesco desliz.
Rubio estableció cálidas relaciones con el terrorista continental Luis Posada Carriles desde su apoyo a la creación del llamado Fondo Legal que le ha facilitado dinero.
Debido a que el corrompido busca al corrompido, él se ha fundido como un solo hombre a David Rivera, quien llegó en 2010 a la Cámara de Representantes de Washington.
Luego de una investigación de 18 meses sobre él, ahora le exigen que explique el origen y empleo de 50 000 dólares, valorados por periodistas del Nuevo Herald como cubiertos por el “misterio”.
Se trata de los reporteros Scott Hiaasen y Patricia Mazzei, los cuáles preguntan en su artículo: ¿Por qué una oscura organización republicana pagó 25 000 dólares en 2 006 a una empresa desaparecida fundada por la madre de Rivera?
Los autores también afirman: el mayor misterio está en un desembolso por 50 000 dólares hecho por el Partido Republicano de la Florida a una organización del estado sin fines de lucro que nunca los recibió, “el mismo día que los pagos llegaron a la madre de Rivera”.
Este último argumentó en el pasado que utilizó ese dinero en un programa para llegar a los votantes, coordinado por la sección de una casi desconocida entidad, la Asamblea Nacional Republicana Hispana en Miami.
Sin embargo, apuntan los reporteros Hiaasen y Mazzei, “ni los funcionarios del Partido Republicano, ni miembros de la Asamblea Hispana recuerdan esa campaña”.
Trascendidos de prensa y comentarios filtrados en Miami estiman que el dúo que integran Rubio y Rivera no está al margen del nuevo impulso al terrorismo en aquellos lares.
En su girita con fuerte olor electoral por la base impuesta en Guantánamo, Marco Rubio silenció los horrores allí vividos, antes y ahora puñaladas a la condición humana, de la que este senador no forma parte.
(Con información de CubaSi)
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