¿Qué en Cuba no hay velocistas? Pregúntenle a Figuerola, Yunidis y Omara
La pregunta no ha dejado de estar en la palestra desde hace ya un buen tiempo: ¿Qué ha pasado con los velocistas en Cuba? Si nos remontamos a los resultados en esa área después del bronce del 4×100 (Andrés Simón, Joel Lamela, Joel Isasi y Jorge Aguilera) y la plata de la posta larga (Lázaro Martínez, Héctor Herrera, Norberto Téllez y Roberto Hernández), ambos en Barcelona 1992, no han acaecido otros resultados de relieve en la elite para bólidos. Es cierto, en las modalidades de vallas hemos mantenido una fuerte tradición, pero…
Incluso la concentración de buena parte de los mejores exponentes de la velocidad se circunscribe, desde hace varios ciclos, y a excepción de Estados Unidos, a nuestra región: Jamaica, Bahamas, Trinidad y Tobago, Barbados y Granada, por solo citar algunas naciones que cuentan con casta. Salta entonces a la vista otra interrogante. ¿Acaso no tenemos el mismo clima, temperamento y explosividad similares, y otros elementos de semejanza? Incluso me atrevería a decir más. Nuestra pirámide deportiva tiene una estructuración bien pensada, con resultados que la avalan, — no quito que desde hace algún tiempo deba revisarse en función de desarrollarnos —, entonces ¿Dónde están las fisuras? ¿Por qué no materializamos atletas entre los más rápidos?
Por increíble que parezca las deportistas paralímpicas Yunidis Castillo (categoría T-46, amputada de un miembro superior) y Omara Durand (T-13, débil visual) se han encargado de animar un poco a los escépticos. Ambas son plusmarquistas universales del hectómetro y los 200 metros. En la primera distancia ambas ostentan la condición de ser las únicas mujeres discapacitadas capaces de rebajar los 12 segundos: 11.99 conseguidos por Durand en los IV Juegos Parapanamericanos de Guadalajara, el mejor festejo para su 20 cumpleaños; y ayer en las eliminatorias de los Paralímpicos de Londres Castillo detuvo los relojes en impresionante 11.95. Sobre ambas indómitas diría su mentora Miriam Ferrer, quien desde el año 1997 entrena a los velocistas de la preselección nacional discapacitada, antes de su partida para la cita.
“Yunidis es una atleta en extremo competitiva, a pesar de estar distanciada de sus rivales, siempre batalla contra el cronómetro. Su discapacidad no le impide tener una técnica depurada. Está en una forma excepcional, lista para cualquier marca de relieve. Omara, si bien es cierto que necesita aprovechar más el trabajo en los entrenamientos, es “petrolera”, o sea a medida que avanza la competencia mejora.
Fuerte en el remate como casi ninguna también descuella por poseer una técnica pareja.
Justamente hoy Durand irá al ruedo en sus eliminatorias del hectómetro, mientras Yunidis casi seguro se coronará en la final de su categoría.
Volviendo al tema de la escasez de bólidos en la Mayor de las Antillas, interpelamos al subcampeón olímpico de Tokio 1964 con registro de 10.2 segundos, Enrique Figuerola.
“Ha declinado el trabajo, las captaciones no son igual de abarcadoras, los festivales de velocidad se han empobrecido en muchos territorios y en su eslabón fundamental, las escuelas, no tienen el mismo grado de relevancia.
“Hay que captar a los que más talento demuestren en cualquier rincón del país, sin relegar a los otros que les guste el deporte porque lo importante es prepararse físicamente para consolidar la amistad, el compañerismo y garantizar una formación con hábitos correctos. Los que no reúnen condiciones para sprinters le buscamos fórmulas para inclinarlos a otras pruebas del atletismo, como el medio fondo.
“Con la suerte de contar con la mayoría de los recursos hay que ser más incisivos en esa cumplimentación desde la base, para luego lanzarse a la búsqueda del máximo nivel, sin descuidar el desarrollo científico y del personal técnico. La palabra clave es trabajar, Cuba posee todo para dar buenos velocistas. Si antes los hubo, no se concibe que ahora no”, sentenció el fígaro.
Lo cierto es que por el momento en las pistas Yunidis Castillos y Omara Durand emulan a Usain Bolt, pues no hay competición de prestigio en la que se presenten en la que no tiemble alguna primacía absoluta. Sus piernas destilan velocidad. Como dije ya en una ocasión son indómitas de estirpe.
(Con información de CubaSi)
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