Huelga de maestros en Chicago y las elecciones en EE.UU.
La huelga de maestros en la ciudad de Chicago, Illinois, constituye un desafío para el presidente Barack Obama con vistas a las elecciones de noviembre: está en juego el apoyo que brindan organizaciones sindicales del país a la campaña demócrata.
A pesar de varios días de intensas negociaciones, el sindicato de los educadores confirmó que el paro continuará y los casi 30 mil docentes no regresarán a las aulas hasta lograr un acuerdo satisfactorio con las autoridades de esa urbe.
Según la presidenta del gremio, Karen Lewis, los principales puntos conflictivos son los excesos en las facultades de las autoridades educacionales para despedir maestros, las condiciones laborales y el salario, entre otros aspectos que afectan su vida diaria.
Desde que las conversaciones comenzaron hace 10 meses, los profesores se han quejado de que el plan de reforma educacional previsto por las autoridades de Chicago es irrespetuoso y agresivo hacia el sector.
Pero el asunto va más allá de las penurias de los profesores.
La huelga de Chicago colocó al presidente Barack Obama frente a los sindicatos, base de apoyo esencial con vistas a las elecciones del 6 de noviembre, porque el mandatario recibe un apoyo estable de esas organizaciones.
La disputa enfrenta al mandatario con ese segmento clave de sus seguidores y en el centro del diferendo está su famoso excolaborador en la Casa Blanca, el alcalde demócrata de esa urbe, Rahm Emanuel.
El edil calificó el paro de ilegal y acusó a sus organizadores ante los tribunales, pero estos declararon la demanda sin lugar.
Según Emanuel, los puntos más difíciles en las negociaciones, que son las evaluaciones de los educadores y las facultades de los funcionarios citadinos para despedirlos, no son argumentos legales suficientes como para continuar la huelga de forma indefinida.
Su administración informó que trata de encontrar la forma de pagar los nuevos aumentos, en momentos en que enfrenta un déficit de mil millones de dólares para el año escolar 2014.
Un artículo reciente del diario The Washington Post señala que Obama tiene mucho que perder en este conflicto.
Si Emanuel cede a las presiones de los sindicatos de educadores, los críticos acusarán al mandatario de ayudar a unos empleados públicos que permitieron que casi 500 mil niños quedaran sin clases durante varios días, señala la publicación.
Por el contrario, si el público percibe al alcalde como vencedor en la contienda, Obama entonces perderá terreno ante el sindicalismo organizado.
La Federación de Maestros de Estados Unidos, la entidad nacional que coauspicia la huelga en Chicago, y la Asociación Nacional de Educación, tienen una membresía en conjunto de más de cuatro millones 500 mil afiliados.
El paro ha sido una advertencia para el gobierno acerca de la extensión de protestas similares a otros territorios.
Activistas sindicales del estado de Wisconsin realizaron una manifestación en apoyo a los maestros en huelga en Chicago, porque argumentan que este no es un conflicto local ni está limitado a un sindicato en particular, sino a todos los trabajadores del país.
Representantes de los maestros de ese estado perdieron una disputa el año pasado con el gobernador republicano, Scott Walker, sobre una legislación que limita de forma severa los derechos de los educadores en la negociación de los convenios colectivos de trabajo.
Los participantes en el paro realizaron una manifestación en el centro de la ciudad junto con organizaciones similares, como una muestra de fuerza y solidaridad.
Estuvieron presentes representantes de los sindicatos de maestros de Wisconsin y Minnesota, así como el reverendo Jesse Jackson y Loretta Johnson, secretaria de la Federación Americana de Maestros.
Una encuesta reciente realizada por el diario Chicago Sun Times mostró que el 47 por ciento de los electores registrados en Chicago apoyaba a los sindicalistas en huelga, el 39 por ciento estaba en contra y el 14 por ciento desconocía el asunto.
Esas cifras indican que no es el momento para que el jefe de la Casa Blanca y los directivos de la campaña demócrata se den el lujo de perder el respaldo de los sindicatos en el nivel nacional.
Por eso, aunque la administración trató de distanciarse públicamente de la disputa, en privado sus funcionarios estuvieron todo el tiempo en estrecho contacto con líderes sindicales del sector nacionalmente para convencerlos de que todo se resolvería y también con el fin de evitar conflictos similares en el resto de la nación.
Pero ya el perjuicio está hecho, ahora los demócratas tendrán que evaluar los daños para determinar hasta qué punto se deterioró esta base de apoyo, que resulta fundamental para la movilización de decenas de miles de estudiantes y profesores en los últimos días de la campaña electoral.
Según recientes encuestas, el presidente Obama supera a su rival republicano Mitt Romney en apenas tres puntos porcentuales (48 a 45).
En el estado de Illinois la ventaja del mandatario es superior: 50 a 35, cifras que pudieran sufrir cambios a partir de los recientes acontecimientos.
Hasta el momento, los maestros se sienten frustrados al ver que una parte esencial de sus aspiraciones quedarán pendientes. Por lo tanto, todavía queda por determinar hasta dónde será el daño para el partido azul.
(Con información de Prensa Latina)
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