Transcurridos apenas dos meses de haber sido marcada por el huracán Sandy, lo único comparable en Santiago de Cuba a la magnitud destructiva del fenómeno natural es la capacidad de respuesta desplegada por su pueblo solidario, alegre y batallador.

No en vano el vicepresidente del Consejo de Ministros, Adel Yzquierdo, expresaba recientemente que la ciudad está más limpia que muchas por donde no pasó ciclón alguno, mientras que en su visita el canciller de Ecuador, Ricardo Patiño, comentaba admirado que era difícil creer que por aquí había pasado semejante huracán.

Recuperadas con el apoyo del país las primeras urgencias, como fueron la recogida de escombros y desechos forestales, el restablecimiento de la electricidad y las comunicaciones, el abasto de agua y otros servicios, los santiagueros acometen hoy el rescate de lo que el Primer Secretario del Partido en la provincia, Lázaro Expósito, ha denominado la cotidianeidad. Se trata de reordenarlo todo, de trabajar todos los días y a cada hora con creatividad en aspectos relacionados con la vida de la población, sus necesidades e inquietudes, con el propósito de que la Ciudad Heroica recobre sus colores.

Tarea peculiar en el empeño tienen los hombres y mujeres de servicios comunales, quienes junto a la consolidación de la limpieza de calles y avenidas ejecutan la poda sanitaria de los árboles que quedaron en pie y la siembra de los que devolverán una de las arboladas más bellas del país.

De manera especial, con el concurso de cooperativas agropecuarias de Granma, Camagüey y otras provincias, rescatan en las avenidas de Manduley, Las Américas, Los Desfiles y en las entradas de la urbe, una jardinería de mayor variedad, colorido y diseño.

(EDUARDO PALOMARES CALDERÓN)