Pérez Esquivel marchó junto a los cubanos en homenaje a José Martí
El Premio Nobel de la Paz argentino, Adolfo Pérez Esquivel, se unió a la Marcha de las Antorchas para traer solidaridad y acompañar a los cubanos, y para rendir tributo al Héroe nacional, José Martí.
En declaraciones exclusivas a Prensa Latina, Pérez Esquivel consideró que la confluencia en el desfile de cubanos y de delegaciones extranjeras participantes en la III Conferencia Internacional por el Equilibrio del Mundo es expresión de unidad de los pueblos: “en términos más simples, es un aire refrescante”.
El activista defensor de los derechos humanos apuntó que acontecimientos como la Marcha y la propia Conferencia son manifestaciones que van marcando pautas y objetivos claros no solo para Cuba sino para todo el continente.
“Esto es maravilloso porque es una proyección del pensamiento, de la filosofía y también de sociedad que queremos”, afirmó.
Pérez Esquivel señaló que por primera vez en América Latina confluyen muchas ideas, “es como ríos subterráneos que comienzan a emerger y a manifestarse en la superficie”.
En este sentido, mencionó que Cuba asumirá la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en la última jornada de la I Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del bloque regional, hecho que calificó de importantísimo para todo el continente.
Acerca de la vigencia del pensamiento de José Martí, quien es homenajeado de manera especial en el aniversario 160 de su natalicio, declaró que el prócer independentista era, además de un poeta, un visionario.
Él supo entender desde su época, a finales del siglo XIX -remarcó-, que la única forma de salir adelante para los latinoamericanos es la unidad del continente, y reconocernos quiénes somos, con nuestra propia identidad, cultura y pensamiento.
Pérez Esquivel alabó la capacidad de Martí de romper la colonización mental que implicaba tener como referentes a Europa y Estados Unidos, que eran el espejo en el cual querían verse nuestras naciones, para volverse hacia las raíces de los pueblos originarios.
También destacó otros valores del legado martiano referidos al sentido de la libertad y la autodeterminación en su pensamiento, algo muy oportuno para enfrentar el pensamiento único que se trata de imponer.
Adolfo Pérez Esquivel recibió el Premio Nobel de la Paz en 1980 por su compromiso en la lucha por la democracia y los derechos humanos, y al recibirlo dijo hacerlo en nombre de los pueblos de América Latina, y de manera particular en nombre de los más pobres y pequeños.
“Y en nombre de ellos, mis hermanos indígenas, los campesinos, los obreros, los jóvenes, los miles de religiosos y hombres de buena voluntad que renunciando a sus privilegios comparten la vida y camino de los pobres y luchan por construir una nueva sociedad”, afirmó.
Además del activismo social, durante su vida ha sido maestro en niveles primarios, secundarios y universitarios, además de incursionar en las artes plásticas.
Entre las distinciones que ha recibido se destacan los Doctorados Honoris Causa de numerosas universidades como la Nacional de Buenos Aires; la del Estado Paulista, de Brasil; y la Universidad Georgetown, en Washington, Estados Unidos.
(Cubasí)
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