La primavera árabe se está convirtiendo en invierno
En cualquier rincón de nuestras ciudades podemos encontrar pequeñas ventanas que nos comunican con realidades lejanas, aunque irremediablemente próximas. Hemos traspasado uno de estos puentes culturales gracias a Jumana Trad, una libanesa perteneciente al Centro de Estudios de Oriente Medio de la Fundación Promoción Social de la Cultura (CEMOFPSC), que nos ha acercado a la realidad de su país y del resto de la zona de Oriente Medio.
Jumana, que estuvo en Ciudad Real para impartir una ponencia dentro del Ciclo de Conferencias Alfonso X de la UCLM, nos hizo un dibujo de la compleja realidad social y política del Líbano, compuesta por 18 confesiones de las tres grandes religiones. Esta amalgama de tradiciones convierten al país en una excepción dentro del mundo árabe, “desde Mauritania hasta Indonesia es el único país con libertad religiosa”.
Este mosaico religioso se produce en un territorio como Líbano, que apenas cuenta con 10.000 metros cuadrados y algo más de 4 millones de habitantes, todos ellos con los mismos deberes y derechos. Aunque Líbano presenta una peculiaridad política que condiciona la confección de sus gobiernos, existe una cuota establecida para cada confesión, de manera que cada uno gobierna a su propia comunidad y se establecen coaliciones entre ellas para presentarse a la actualidad. Jumana nos explicó, en este sentido, como al contrario de lo que la gente pueda pensar, los islamitas más radicales de Hezbolá concurren junto a formaciones cristianas.
Queda lejos ya aquellos años de conflictos bélicos y continuas tensiones sociales en las que los ciudadanos estaban tan íntimamente vinculados a las comunidades religiosas que, hasta hace tan solo unos años, su confesión estaba grabada en el documento de identidad. Una ONG promovió la eliminación de este sello religioso para que los ciudadanos aconfesionales tuvieran el mismo reconocimiento.A pesar de esta concesión, el pastel de poder confesional, seguía dejando fuera de la representación a los ciudadanos que no pertenecieran a alguna confesión concreta.
Una reivindicación que se ha materializado recientemente con la legalización del matrimonio civil, algo inconcebible para la cultura islámica, y que es uno de los reflejos de los aires de cambio que la Primavera Árabe ha traído a la zona. “En Líbano nadie se levantó contra nadie porque aquí ya había democracia, lo que sí se ha producido es un movimiento reclamando más laicización de la vida política y social“, nos comentó Jubana en relación al empuje de este movimiento cívico en la zona, que a su juicio se está desviando de sus intenciones iniciales: “la primavera árabe se está convirtiendo en invierno”.
Un modelo de convivencia imperfecto, pero el único posible
Con un padre ortodoxo y una madre maronita, Jumana Trad lleva en su propia sangre la mezcolanza religiosa presente en el Líbano, un puzzle cultural atípico que supone un oasis social para los cristianos en una zona donde no resulta fácil serlo, “es el único país donde viven a gusto, porque tienen los mismos derechos, la convivencia del día a día con el vecino musulmán es como en Madrid o aquí en Ciudad Real, no hay ningún problema“.
Sobre la posibilidad de extrapolar este modelo a otros países con conflictos religiosos en la zona, Jumana aboga por ello, “es un modelo muy imperfecto, porque requiere mucha responsabilidad, pero es el único que existe”.
Lo que si trasladaría Jumana al Líbano y a la mayoría de los países árabes, es el sistema de derecho con el que cuentan países como España, “allí hay mucha convivencia religiosa, pero aquí la democracia es más perfecta y uno sabe que puede conseguir sus derechos recurriendo a unas leyes”.
(Tomado de www.elcrisoldeciudadreal.es)
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