Hacen falta más frutas en el mercado cubano
En un contexto mundial de crisis financiera, energética y alimentaria, el Gobierno cubano tiene entre sus prioridades el desarrollo sostenible de la agroindustria frutícola y el rescate de algunas especies que tienen poca presencia en el mercado.
En ese empeño Cuba tiene a su favor contar con condiciones edafoclimáticas adecuadas para la producción de frutales, por lo que cinco décadas atrás se impulsó el fomento de estos cultivos.
Actualmente el área total de frutales en el país es de 88 mil 367 hectáreas y de ella la mayor extensión, cerca del 30 por ciento, está ocupada por plantaciones de mangos, según datos ofrecidos por la directora general del Instituto de Investigaciones en Fruticultura Tropical, Raixa Llauger.
La especialista precisó que, al incluir el cultivo de los cítricos, tales extensiones se incrementan hasta 109 mil 367 hectáreas.
En tanto, la producción anual de posturas es de entre 15 y 20 millones unidades de diferentes variedades de frutas.
De acuerdo con cifras oficiales, en el territorio nacional existen 350 viveros, de los cuales 251 cuentan con tecnologías adecuadas.
Con tales fines en el año 2009 se puso en funcionamiento el Movimiento Productivo de las Cooperativas de Frutales, dirigidas a aumentar la producción frutícola en el sector cooperativo y campesino, y lograr plantar una hectárea de frutales por cada mil habitantes con la tecnología de policultivo.
A este programa tributan 100 cooperativas de frutales extendidas a lo largo de la nación antillana, las cuales aplican diferentes alternativas tecnológicas y criterios, entre ellos, el intercalamiento de cultivos, la diversificación, el uso de materia orgánica y los biofertilizantes.
No se trata de un propósito aislado, pues la reanimación de la actividad citrícola, el incremento y diversificación de la producción de frutas, y el aseguramiento de su eficiente comercialización en los mercados nacional e internacional, están contenidos en uno de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución.
Hacia ese objetivo caminan, de manera mancomunada, campesinos independientes, cooperativistas, granjas estatales y entidades estatales como el Instituto de Investigaciones en Fruticultura Tropical y el Grupo Empresarial Frutícola del Ministerio de la Agricultura.
A juicio de Llauger, se avanza en la organización de la fruticultura, sector proveedor de alimentos ricos en vitaminas y minerales, esenciales en la dieta humana.
Los retos son grandes. Aún queda camino por andar en pos de lograr incrementar la producción de frutas para que permanezcan de manera estable en los mercados del país y se fortalezcan como un rublo exportable, además de elevar la cultura del consumo en la población.
De ahí que también prevalezca el empeño de lograr la presencia en el mercado doméstico de especies que hoy resultan una rareza verlas, como sucede, por ejemplo, con el níspero, la chirimoya y la guanábana, a pesar de ser frutas deliciosas.
Por otro lado, las autoridades del sector hacen hincapié en la lucha contra enfermedades que, como el Huang Long Bing o HLB, hacen estragos en la producción citrícola mundial.
Esta plaga presenta un riesgo particularmente grave para los pequeños y medianos productores, quienes podrían quedar completamente fuera de la industria debido al impacto de la enfermedad que causa la muerte de las plantas infectadas.
Entrevistada por Prensa Latina, la Coordinadora General de la Red Interamericana de Cítricos, María del Carmen Pérez, aseguró que el enfrentamiento de esa emergencia internacional es tarea de primer orden para esta entidad auspiciada por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y conformada por 28 países, la cual Cuba preside desde 1994.
Conocida también como dragón amarillo, esta es una enfermedad bacteriana que ha deprimido la producción citrícola en muchos países, a lo cual no escapa el continente americano y por consiguiente Cuba, que atraviesa una situación difícil con esta plaga, aseveró la también directora general del Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas de Cuba.
COOPERACION FRUTÍCOLA
A fines de junio pasado, en la provincia de Mayabeque, en el occidente de la Isla, se realizó el IV Simposio Internacional de Fruticultura Tropical, donde destacaron los ánimos de colaboración en el terreno frutrícola, esencialmente entre los latinoamericanos.
Así sucedió con Jesús Espinoza, profesor de la Universidad Tecnológica del Suroeste de Guanajuato, en México, quien aseguró a Prensa Latina que llegó a la isla caribeña para conocer de cerca la experiencia cubana, “cuyo panorama es bastante prometedor”, apuntó.
“Buscamos alianza con Cuba, tenemos muchos productores, pero nos hace falta aplicar las tecnologías y hacerlo con eficiencia”, aseveró.
Es por ello que, con este primer acercamiento al sector frutícola cubano, Espinoza pretendiera impulsar un intercambio de profesionales y estudiantes, esencialmente en el área de procesamiento de frutas.
El especialista alertó que en su país básicamente las frutas que se producen van directo a la exportación, esencialmente a Estados Unidos, Canadá, Japón y China, y luego retornan procesadas, a mayor costo.
Los productos más exportados, dijo, son el aguacate, guayaba, mangos, plátanos y fruta bomba (papaya).
Precisamente su coterráneo Cuauhtemoc Escudero, quien labora como técnico en producción de frutas en el estado mexicano de Chiapas, señaló que son el territorio que más exporta mango ataulfo hacia Estados Unidos.
Sin embargo, reconoció que la fruticultura en su país ha experimentado un detrimento en los rendimientos productivos en los últimos 15-20 años, básicamente por el deterioro del suelo debido al abuso de químicos y agroquímicos.
“Sabemos que Cuba es vanguardia en protección ambiental, en el uso de los recursos disponibles en la zona, y queremos aprender de todo eso para llevar la experiencia y adaptarla a nuestras condiciones”, afirmó.
En este encuentro internacional también se firmó una carta de intención entre el Consorcio Intermunicipal de Producción y Abastecimiento (Cinpra), de la región de Maranhao, Brasil, y por la parte cubana el Instituto de Investigaciones en Fruticultura Tropical y el Grupo Empresarial Frutícola.
El objetivo, en esencia, es desarrollar vías de colaboración y cooperación técnica entre las partes a fin de facilitar el intercambio de conocimientos y prácticas en la producción de pequeños productores agropecuarios.
Para el secretario general de Cinpra, Junior Lobo, Cuba posee una experiencia consolidada en la producción de cítricos, de la cual pretenden aprender y extender a su país, cuyo clima es similar al de la isla caribeña.
Con estos vínculos, también Cuba enriquece sus saberes y fortalece el desarrollo de la fruticultura, uno de los renglones que prioriza el Gobierno en su firme propósito de lograr la necesaria e impostergable independencia alimentaria.
(Prensa Latina)
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