Los submarinos nucleares rusos de cuarta generación, la “mayor amenaza para EE.UU.”
La Armada rusa se ha convertido en la “mayor amenaza” para EE.UU. al recobrar sus fuerzas con la entrada en servicio de los submarinos nucleares del proyecto 955 Boréi, cuyas cualidades técnicas están muy por delante de sus análogos norteamericanos.
Después de la caída de la Unión Soviética el balance de la fuerza nuclear se inclinó hacia EE.UU. Sin embargo, tras la entrada al servicio activo de los primeros submarinos rusos del proyecto 955 Boréi equipados con 16 misiles balísticos intercontinentales Bulavá y la próxima entrada de los submarinos mejorados del proyecto 955A con 20 misiles, Rusia no solo ha recobrado el equilibrio de la fuerza, sino también ha adquirido unas ventajas estratégicas adicionales que garantizan el alcance de las unidades nucleares a cualquier parte del mundo, asevera el portal militar www.warfiles.ru.
Así, tras la entrada en servicio en diciembre del 2013 del submarino nuclear de última generación Yuri Dolgoruki el subcomandante del Comando Estratégico de EE.UU. (USSTRATCOM), general Robert Forst, reconoció que los submarinos rusos del proyecto 955 representan la mayor amenaza para la seguridad estadounidense, señala el sitio web.
El submarino estratégico en general tiene dos objetivos: entrar en el área de impacto sin ser detectado y efectuar un lanzamiento de misiles, lo que explica sus principales características: el silencio y la distancia de ecolocalización para alcanzar el objetivo. Justamente por estas cualidades técnicas EE.UU. teme tanto a los submarinos del proyecto Boréi: en ambas las naves rusas están muy por delante de los buques estadounidenses. En términos de capacidad de silencio, los Boréi tienen un nivel que está solo en la etapa de desarrollo en ‘papel’ en EE.UU., y lo que se refiere al alcance de detección, el de los submarinos rusos es de 320 kilómetros (mientras que la misma característica de los mejores barcos norteamericanos, el Ohio y el Virginia, es de 230 kilómetros).
Además, casi no hay posibilidades de que un submarino nuclear o diesel eléctrico se acerque a las costas norteamericanas sin ser detectado: es que EE.UU. tiene un amplio sistema de monitoreo marino global que incluye radares y localizadores colocados a una distancia de 500 kilómetros entre sí, además de numerosos barcos de la flota norteamericana dispersados en las aguas de todos los océanos. Mientras que los submarinos rusos de clase Boréi pueden alcanzar las costas estadounidenses con una probabilidad cercana al 100%. Para realizarlo bastaría con no acercarse a los objetivos enemigos a una distancia de menos de 500 kilómetros: así, nadie podría detectar a los submarinos rusos, que al mismo tiempo estarían “escuchando” a todos los objetos cercanos, evitando que los descubran.
Según el portal, EE.UU. se preocupa no solo por la aparición en Rusia de un proyecto nuevo altamente eficaz, sino también por la rapidez de su desarrollo y producción: los norteamericanos simplemente no tienen tiempo para crear los medios de destrucción de respuesta. Así, el submarino nuclear que encabeza la clase, el Yuri Dolgoruki, ya se ha unido a la Flota del Norte rusa; el segundo portador de misiles, el Alexánder Nevski, ha sido incluido en la Flota rusa del Pacífico; la tercera nave del proyecto, el Vladímir Monomaj, está pasando las pruebas estatales de navegación y el cuarto submarino del grupo, el Kniaz Vladímir, actualmente se está construyendo en los astilleros de la empresa rusa Sevmash.
La construcción de otros diez submarinos del proyecto Boréi está programada para antes del 2020. En cuanto se implemente este programa por completo, Rusia obtendrá una obvia ventaja estratégica en la disuasión nuclear, que superará significativamente el nivel de los tiempos de la URSS, afirma el sitio web.
Haga un comentario.