El Huracán Irma no pudo con el símbolo de los pobladores de Caibarién
El huracán Irma se ensañó con esta ciudad, levantó techos, postes, paredes, derrumbó inmuebles pero no pudo con un símbolo de los pobladores costaneros, la escultura de un gran cangrejo ubicado a la entrada de la urbe.
Un inmenso crustáceo da la bienvenido desde 1983, a todo el que llega a la localidad del centro norte de Cuba, procedente de Remedios, la octava villa fundada por los colonizadores en Cuba.
Hasta la impresionante pieza de hormigón armado, llegaron los vientos del destructivo fenómeno meteorológico, de los que se defendió desde su solitario pedestal, donde estoicamente resistió al huracán para mantenerse en pie como la voluntad de los caibarienenses.
Un crustáceo es la impresionante obra, realizada sobre un montículo de rocas y constituye una de las famosas esculturas de Florencio Gelabert, virtuoso de la plástica cubana, nacido en la localidad marítima.
El artista trasmitió el orgullo del los hijos de la comunidad costera al llamarse a sí mismos cangrejeros, en alegoría a la abundante presencia de estos animales de caparazón rojizo en las aguas del litoral de la costa norte de la Isla, en la bahía de Buena Vista, frente al archipiélago Sabana-Camagüey.
Este cangrejo moro, como se le llama, fue en otros tiempos, fuente de ingresos por su comercialización, dentro y fuera del país, ahora reducido en número, por técnicas de captura inadecuadas y efectos del cambio climático.
A pesar de Irma, la escultura continúa en su posición para recibir a los viajeros y demostrarles la voluntad de los hombres y mujeres de la Isla, más fuerte que los vientos huracanados, en Caibarién y en el resto de Cuba.
(Tomado de Agencia Cubana de Noticias)
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