Detrás del juicio a Jorge Glas sobre el caso Odebrecht en Ecuador
Glas aseguró ser víctima de una “venganza” de la constructora brasileña y acusó a la justicia de Ecuador de estar cediendo “a la presión política y mediática”, por parte de grupos de oposición.
El Tribunal de la Corte Nacional de Justicia (CNJ) dictaminó el pasado miércoles seis años de prisión al vicepresidente Jorge Glas, quien llevaba dos meses detenido sin perder el cargo, por supuestamente haber recibido sobornos de la brasileña Odebrecht.
La Fiscalía había pedido la pena máxima de seis años de prisión para Glas, acusado de asociación ilícita, un delito menor que derivaría en otras demandas como de peculado, cohecho y enriquecimiento ilícito, que son imprescriptibles y con sanciones de hasta 13 años de cárcel.
La audiencia preparatoria de juicio contra el vicepresidente de Ecuador, Jorge Glas, pautada para el pasado 16 de octubre, quedó suspendida hasta no resolverse los recursos legales presentados por su abogado defensor, Franco Loor, pese a que la Corte Nacional de Justicia (CNJ) rechazara el domingo la acción de protección habeas corpus solicitada por la defensa.
Loor, quien presentó una recusación en contra del juez Miguel Jurado, a cargo del juicio de Glas, este lunes también lo demandó por prevaricato, tras señalar días antes que había presunción de fuga de su defendido.
Pese a la falta de pruebas que tiene la justicia ecuatoriana para determinar la culpabilidad de Glas, quien insiste en su inocencia, el vicepresidente permanece desde el pasado 2 de octubre en prisión preventiva en la cárcel cuatro de Quito, por supuestamente estar implicado en la trama de corrupción de la constructora brasileña Odebrecht.
Desde ese recinto, Glas aseguró ser víctima de una “venganza” de la constructora brasileña y acusó a la justicia de Ecuador de estar cediendo “a la presión política y mediática”, por parte de grupos de oposición.
El expresidente de Ecuador y líder de la Revolución Ciudadana, Rafael Correa, coincide en que la acción “inentendible” contra Glas “un hombre inocente” se trata de una “persecución política”, puesto que es un “estorbo para los planes” del Gobierno del presidente Lenín Moreno, que busca “apoderarse de la Vicepresidencia”.
Glas se distanció de Lenín Moreno luego de rechazar la entrega que hizo el mandatario de la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL) al expresidente de Ecuador, enemigo de la Revolución Ciudadana, Abdalá Bucaram Ortiz, quien fue destituido luego de solo seis meses de gestión por “incapacidad mental para gobernar” y por escándalos de corrupción y desviación de fondos en el marco del proyecto “Mochila Escolar”.
La crítica de Glas llevó al presidente ecuatoriano a retirarle el pasado 3 de agosto sus funciones oficiales asignadas, asegurando que Glas no había entendido que el compromiso y la lealtad de la Revolución Ciudadana “implican servir a la patria en unidad de esfuerzos”.
Pese a la decisión, Glas aseguró que continuaría trabajando por el país y estaría como ciudadano recorriendo con los ecuatorianos y exponiendo la calidad de los servicios públicos.
Para el vicepresidente electo, la acción de Moreno en su contra “es una clara retaliación política por actuar conforme a lo que me dicta mi consciencia”, en referencia a sus críticas por los pactos del mandatario ecuatoriano con los políticos de derecha.
Bucaram Ortiz consideró que la justicia ecuatoriana debía realizar un juicio político en contra de Glas, para que respondiera “cómo es que su tío se tomaba su nombre, conseguía los contratos y se le depositaban las coimas”.
Meses después de las declaraciones de Bucaram, un juez dictó la medida cautelar contra el vicepresidente ecuatoriano, basándose en el testimonio de José Conceicao dos Santos Filho, un delator y exdirectivo de Odebrecht, que acusó a Glas de haber recibido sobornos por 16 millones de dólares a través de su tío Ricardo Rivera.
Jorge Glas denunció que Moreno le retiró las funciones asignadas por pedido de Bucaram, el banquero Guillermo Lasso, de los grandes empresarios y de los opositores, “traicionando de esta manera la voluntad popular que dio el triunfo al binomio Moreno–Glas con un plan de Gobierno, con una ideología”.
La polémica decisión causó múltiples reacciones de rechazo y de apoyo a Glas, como la de Correa, que pidió a sus seguidores velar para que la Revolución Ciudadana no dé marcha atrás ya advirtió el riesgo de perder todo, “nuestra esencia, nuestra razón de ser”, si se permite “el regreso de la corrupción institucionalizada y del viejo país”.
(Tomado de Telesur)
Haga un comentario.