Elecciones en Cuba reflejan multiplicidad de sectores poblacionales
Hay mucho de Cuba en cada uno de los candidatos nominados este domingo; pero hay mucho, muchísimo más, en lo que todos juntos simbolizan. Cuba tiene, claro está, un poco de sus individualidades, pero tiene también, sobre todo, aquello que la trasciende, y que va conformando, quizá, el rostro más noble de un país. Y ese rostro, que no es de mujer, tampoco de hombre, si bien son mujeres y hombres quienes lo componen, es, simplemente, el rostro del pueblo.
Desde antes, con la nominación y posterior elección de los delegados a las asambleas municipales del Poder Popular, se logró que esos representantes de base se parecieran a la gente que le confió su voto, en ejercicio genuino de su derecho.
También los candidatos a delegados a las asambleas provinciales y a diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular, que deberán ser elegidos el próximo 11 de marzo, reflejan la multiplicidad de sectores que comandan nuestra vida económica y social, así como las diferencias de razas, edades y sexos que hacen a Cuba diversa.
Y ostentan, de igual modo, aquellos principios, digamos esenciales, que sobresalen entre lo distinto, y que son también los principios sobre los cuales se ha construido nuestro proyecto de país, desde un ideal de lo justo y lo democrático que pone al pueblo en su mismísimo centro.
Las propuestas que dieron lugar a los 605 candidatos a diputados y los 1 265 candidatos a delegados a las asambleas provinciales emergieron de los 970 plenos de las organizaciones de masas celebrados en todo el país. Allí participaron los estudiantes de la enseñanza media y los universitarios, los cederistas, los trabajadores, las mujeres y los agricultores pequeños. ¿Podría imaginarse acaso una cantera más fértil y representativa?
A partir de ahora comienza, al decir de las autoridades electorales, una etapa de mucha importancia dentro del cronograma de los comicios y que se extenderá hasta el 10 de marzo: las visitas de los candidatos a los centros estudiantiles y laborales, así como los encuentros de barrio, en pleno vínculo con la comunidad.
Se trata de estrechar ese nexo imprescindible de los electores con sus representantes, y de reiterar que la gestión de estos últimos debe responder, invariablemente, a los intereses de los primeros. Se trata, en términos simples, de ser, y sobre todo hacer por el país que encarnan.
(Con información de Granma)
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