¿Por qué siempre NO?
Por: Roxana Martínez Abreu
Se hace común entrar a una tienda y ser víctima del NO; dependientes robotizados cuyas frases claves se resumen en “había, pero ya NO”, “una lástima, pero NO”. Tal pareciera que estudian las mil y una maneras de decirlo para causar el mismo efecto devastador. Tensión ante la existencia o no de las tan buscadas jabas, ansiedad que sofoca al consumidor en una cola sin luz al final del túnel, donde los productos guardados ya tienen nombre. Aun así, cada mañana los cubanos salimos a “comprar” o al menos “pretender comprar” mercancías que desaparecen y cuando existen en lo material, pasan primero por cuatro manos antes de llegar a las nuestras.
Entonces pensamos en las tantas veces que escuchamos el NO, llega a nuestra mente la imagen perfecta de lo que es hoy en Cuba la relación dependiente-consumidor y preferimos pagar hasta el doble del precio original del producto, con tal de jamás escuchar ese adverbio otra vez.
Corremos para que no nos alcance, apretamos el paso y comenzamos una batalla. El caballeroso NO nunca cede. Como táctica infalible cambiamos del escenario estatal al cuentapropista, novedad que permite escabullirnos un poco. Sin embargo, nos persigue, y sin querer, acabamos dándole una segunda, tercera y hasta cuarta oportunidad. Pensamos que quizás puede convertirse en un SÍ.
Allá va el esperanzado, sueña encontrar y encuentra; encuentra caras agridulces (más agrias que dulces), estantes llenos de productos y carentes de variedad. Encuentra muchas cosas, pero NO lo que buscaba.
Esta vez el encargado ni se inmuta en pronunciar palabra alguna. Ignorar al cliente es síntoma de atención y eficiencia, debe pensar. Aunque lo peor no es el ambiente situacional o la gigantesca negación que choca diariamente con cada cubano en su camino, sino la aceptación general que este fenómeno arrastra consigo. Se hizo normal ser atendido sin respeto, llevar las compras en la mano, luchar codo a codo con los famosos “revendedores”, hacer de la cola un esfuerzo sobrehumano. Es entonces cuando se torna imposible no formular la pregunta: ¿la calidad se define así?
No obstante, la esperanza se renueva con el diario, y con ella en el bolso, Cuba se levanta cada mañana. Espera encontrar tiendas con dependientes humanos. Esos que conozcan en carne propia las consecuencias reales del tan maldito NO.
(Con información de 5deSeptiembre)
Haga un comentario.