Dentro de un viejo almacén en el sur de Texas, Estados Unidos, cientos de niños inmigrantes separados de sus padres aguardan en jaulas creadas por verjas de metal. Una de ellas tenía 20 menores. En el suelo hay botellas de agua, bolsitas de papitas fritas y grandes láminas de papel aluminio para que se cubran al dormir.
Una adolescente le dijo a un activista que la visitó que ella estaba ayudando a cuidar a una niña pequeña que no conocía porque la tía de la menor se encontraba en algún lugar de la instalación. La muchacha agregó que ella tuvo que enseñarles a los otros niños en su celda cómo cambiarle el pañal a la niña.
La Patrulla Fronteriza permitió el domingo que la prensa ingresara brevemente a la instalación donde detiene a las familias arrestadas en la frontera con México, en respuesta a las nuevas críticas y protestas sobre la política de “tolerancia cero” del gobierno del presidente Donald Trump en cuestiones de inmigración y la resultante separación de familias.
Había más de 1.100 personas dentro de la amplia y oscura instalación dividida en secciones distintas para menores no acompañados, adultos que viajan solos, y madres y padres con niños. Las jaulas en cada sección desembocan en zonas comunes donde hay baños portátiles. Las luces en los techos están encendidas las 24 horas.
Los agentes no permitieron que los reporteros tomaran fotos ni hablaran con los detenidos.
Casi 2.000 niños han sido separados de sus padres desde que el secretario de Justicia Jeff Sessions anunció la política, la cual ordena que los funcionarios de Seguridad Nacional refieran todos los casos de ingreso ilegal al país a fiscales para que les presenten cargos. Instituciones religiosas y activistas por los derechos humanos han criticado fuertemente la política, calificándola de inhumana.
Se han propagado historias de niños arrancados de los brazos de sus padres, y de padres que no saben a dónde han llevado a sus hijos. Un grupo de congresistas visitaron la misma instalación el domingo y tenían previsto inspeccionar un albergue donde hay unos 1.500 niños, muchos de los cuales fueron separados de sus padres. Esta instalación es para detenciones de largo plazo.
“Esos niños allí que han sido separados de sus padres ya están siendo traumatizados”, dijo el senador demócrata Jeff Merkley, a quien este mes se le negó el ingreso a un albergue infantil. “El hecho de que se barra el piso y se tiendan las camas no representa ninguna diferencia”.
En el Valle del Rio Grande, en Texas, el corredor de mayor tránsito de gente que intenta ingresar ilegalmente a Estados Unidos, funcionarios de la Patrulla Fronteriza argumentan que ellos tienen que tomar medidas severas contra los migrantes y separar a los adultos de los niños para desalentar a otras personas.
“Cuando exentas a un grupo de personas del cumplimiento de la ley… eso genera un atractivo”, dijo Manuel Padilla, agente a cargo de la Patrulla Fronteriza en esa región. “Eso crea las tendencias justo aquí”.
(Con información de El Comercio)
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